Morena ha sacado una enorme ventaja en la intención del voto desde que el mandatario abrió el juego sucesorio. En ese sentido, el partido lopezobradorista cuenta con cuatro perfiles reconocidos por el propio presidente. De hecho, todos ellos tienen una estructura territorial, y fuerte presencia en todo el país. Dicho en otras palabras, la expresión que encabeza Andrés Manuel, lleva más de veinte meses consecutivos figurando en el ánimo de la sociedad, mientras la oposición ha sido espectadora.

Desde esa fecha, hasta entonces, la oposición no ha podido asomar las narices en los temas dominantes de la agenda pública porque están dedicados -únicamente- a descalificar las acciones del gobierno. Buscan, en ese sentido, el momento oportuno para contraatacar con la narrativa tradicional. Ahí están los discursos fugaces de Lilly Téllez, que no ha podido construir esa figura de peso que logre penetrar en la simpatía de la población civil; se ha vuelto, ni más ni menos, en el experimento clásico de la imagen ensalzada que solo grita, pero que no propone.

Y no solamente la senadora del PAN es irrelevante ante la opinión pública, sino muchos otros actores que fueron presentados en el proyecto de unidad por la oposición. Creemos que, la figura que tanto necesita el contrapeso, no está en la lista de aspirantes que desfilaron en la pasarela hace unos días.

De hecho, en nuestra columna del fin de semana citamos: “la oposición está necesitada de un perfil que reúna las cualidades que son indispensables, con una visión amplia y completa que domine todos los temas de la agenda pública con argumentos, no con descalificación. Ese perfil ideal solo los tiene Morena en estos momentos, incluso no hay que descartar que, un actor de esas características, se pueda incorporar sí la dirigencia del partido guinda, así como las cúpulas de poder, perpetran el dedazo a favor de una de las corcholatas preferidas de Palacio Nacional. Sería un error, ya lo hemos dicho, si desde el más alto nivel se toma una decisión unilateral de imposición”.

Ni Lilly Téllez, Beatriz Paredes, Miguel Ángel Mancera, Silvano Aureoles, ni muchos menos Santiago Creel, son las figuras idóneas para encabezar la alianza opositora. Si el objetivo es provocar un gran efecto entre los votantes, y ofrecer una elección competitiva, la alianza Va por México tiene, por necesidad, que recurrir a un perfil ajeno a los partidos del PRI, PAN y PRD. Recordemos que, el papel que juegue Movimiento Ciudadano, puede ser la clave para inclinar la balanza.

Hasta ahora, ninguno de los referentes de la oposición ha podido convencer al partido naranja de que unifique fuerzas para integrar una candidatura de coalición. Saben que, en ese sentido, el porcentaje que sume MC no solo puede marcar la diferencia, sino que lograría ganar espacios importantes en el legislativo para que exista un auténtico contrapeso.

Entonces, aunque hagan un esfuerzo y muestren unidad, los perfiles que desfilaron no son los que puedan llevar a la oposición a la competitividad. Es más, están muy lejos de ese nivel que se necesita para encarar el dominante paso de Morena.

Además de ello, muchos actores que caminaron en la pasarela, no tienen ni presencia territorial como para revolucionar el efecto de la población civil. Incluso, algunos de ellos restan interés o empatía con la gente. Dicho en otras palabras, no aportan nada en la construcción de una fuerza política que sea una opción atractiva. De hecho, hay uno que otro que están envueltos en la crítica y los escándalos.

Creemos que, varios de ellos, se han asomado para buscar una posición legislativa por la vía plurinominal. Es común que muchos levanten la mano para después negociar su declinación. Una especie de sometimiento para cuidar la “unidad”. Sin embargo, si vemos detenidamente la pasarela, Morena tendrá un día de campo en 2024 con esa baraja de nombres.

De toda esa lista de la oposición no hay, en este momento, alguien que cuente con las características que se necesitan para pelear de tú a tú con Morena. No lo hay. Es un hecho que ese perfil idóneo está en las filas del lopezobradorismo, y puede presentarse un escenario a favor de la oposición sí siguen dando muestras de favoritismo en la expresión de regeneración nacional. Hablamos de una división profunda sí no hay piso parejo en el proceso interno.

De ahí puede desprenderse un abanderado con los atributos que se necesitan para competir con nivel. Es decir, la oposición tiene que mirar a otros horizontes, ya que, uno de sus grandes desafíos, es encontrar al candidato ideal para que los represente en las boletas del 2024.

El tema es que hoy los actores que desfilaron no despiertan el más mínimo interés, aunque se asomen y juren que habrá unidad en la oposición. Es sencillo: muchos de ellos no gozan de la confianza de la gente y eso, en política, influye mucho en la percepción negativa.