Se dice que Santiago Nieto fue el que renunció a la titularidad de Unidad de Inteligencia Financiera y la verdad es que yo no creo que esto haya sido una renuncia. Más bien fue una extrema presión para obligarlo a declinar.

Para mí que esto no fue una supuesta renuncia. Y digo supuesta renuncia, porque de tiempo atrás se veía marcada distancia entre el presidente y el titular de la UIF. Parecía que no estaban en la misma sintonía. El presidente casi no hacía mención de él para nada. Cómo si no existiera o como si Gertz Manero lo abarcara todo.

Y digo supuesta renuncia, porque a quien le incomodó todo lo que tuvo que ver con la boda de Santiago Nieto, fue al presidente AMLO. Le incomodó tanta fastuosidad. Es algo que siempre ha incomodado a López Obrador.

Le incomodó que se haya hecho pública también dicha fastuosidad, porque no es congruente con el discurso que repite todos los días acerca de la austeridad y la sencillez.

Le incomodaron esos billetes sueltos, que no tenían razón de ser. Porque para nadie fue creíble que fueran para que el dueño de los mismos se atendiera en un hospital privado norteamericano.

Le incomodó que uno de los invitados de lujo fuera uno de sus más acérrimos enemigos, nada menos que el dueño del periódico El Universal, ese del que tanto habla el presidente y se queja, acusándolo de que lo ataca sin piedad junto con el Reforma.

Le incomodó que en ese avión estuviera una funcionaria pública de su consentida, Claudia Sheinbaum, quien debido a su asistencia con tales comodidades, deterioraba la ya de por sí deteriorada imagen de la administración de la CDMX

Le incomodó que todo el fin de semana se hubiera estado hablando de Santiago Nieto.

Por eso es que creo que esta renuncia, no fue renuncia.

¿O ustedes qué piensan?

Claudia Santillana Rivera en Twitter: @panaclo