Absolutamente nada justifica el que se rompa una norma como oprobiosamente ha ocurrido con al menos una decena de peloteros, cuerpo técnico y manager del seleccionado nacional mexicano de béisbol en los Juegos Olímpicos de Tokio, Japón, a los que quizá alguien queriéndose pasar de listo y ellos de ingenuos, o tal vez también con algún interés monetario de por medio, accedieron a tomarse una fotografía con los aros olímpicos de fondo y posando orgullosos con la franela de Tomateros de Culiacán, equipo de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) el máximo circuito beisbolero profesional que se juega en otoño-invierno en nuestro país, incurriendo así en una falta significativa que ya está siendo discutida al seno del Comité Olímpico Internacional (COI) para deliberar la gravedad del quebranto y la sanción que habrán de imponer en caso de que así se determine.

La fotografía en comento ha sido copiosamente replicada en redes sociales y medios de comunicación digitales e impresos de nuestro país y más allá de nuestras fronteras, aún cuando posteriormente fue borrada, seguramente después de que alguien alertara del quebranto a las normas en que se estaba incurriendo.

Si se observa con ligereza, se podría pensar que esta acción derivó de un descuido del manager Benjamin Gil y sus peloteros, que intentaron presumir su bicampeonato colocándose las casacas del equipo culichi para inmortalizar el momento, o pudo ser también alguna forma de alarde para mostrar al resto de los equipos de las ligas de los dos circuitos beisboleros profesionales que alternan en México que su equipo lidera el escuadrón tricolor por contar con mayoría de peloteros que militan en el conjunto sinaloense.

Se pudo tratar incluso de una broma o hasta de un acto de ingenuidad pensando que el certamen olímpico era algo así como una visita a Disneylandia, lo cual quizá se entendería de peloteros de béisbol, una disciplina para la que los participantes no se preparan con la misma conciencia, intensidad y disciplina con la que lo hacen otro tipo de atletas quienes dedican toda una vida a prepararse para llegar a ese momento cúspide de su entrenamiento.

Lo grave de esta situación viene cuando se comienza a ver más allá y entonces encontramos que seguramente la idea de llevarse su casaca de Tomateros a Tokio no fue algo que se les ocurriera a todos los peloteros al mismo tiempo, lo cual hace pensar que hubo una acción premeditada.

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Muy lamentable y preocupante además, sería encontrar que detrás de esta falta existiere algún interés monetario de por medio, ya sea de la directiva encabezada por Héctor Ley para publicitar a su equipo o de alguna empresa por promover la marca de las casacas, siendo que la Regla 50 de la Carta Olímpica prohíbe usar uniformes diferentes a los registrados para competir.

Algunos tuiteros y medios de comunicación dieron cuenta que Gil habría confirmado que la idea surgió de la directiva del club Tomatero.

“Sí, el club pidió tomarnos una foto y no tienen nada de malo, sé que los integrantes de otros equipos también lo están haciendo y les aplaudo a ellos y a sus aficiones. Represento a México al 100 y con todo mi corazón y mi alma”, escribió Gil aunque posteriormente borró la publicación.

Más tarde, en entrevista con el portal Strike Out de Culiacán, Gil declaró que “obvio que no sabíamos que estaba prohibido, si no, no lo hacemos. Efectivamente, Tomateros mandó esas camisas de entrenamiento para ver si nos podíamos tomar una foto, lo cual por creer que no habría problemas pues lo hicimos. No fue la intención ofender, ni molestar ni romper reglas. Ya hablaron con nosotros, nos pidieron que bajáramos todo de redes sociales y que no volviera a suceder. Es todo lo que sé”, dijo.

Pero Gil, también manager de Mariachis de Guadalajara, al igual que todos los participantes de todos los países en la Justa Olímpica, no puede acusar desconocimiento del reglamento, a menos que no haya leído la documentación que firmó, siendo que a cada competidor, manager, cuerpo técnico e integrante de las respectivas delegaciones en la olimpiada se les entrega un kit que contiene las “Normas sobre el uso de redes sociales y medios digitales”, la “Carta compromiso” -que deben entregar firmada-, y la Carta Olímpica” que contiene todos los reglamentos, siendo el artículo 50 el que establece lo relacionado al uso de la publicidad. En todo caso, existe un principio jurídico absoluto que dice: “La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento”.

La mirada está puesta en el manager del equipo tricolor, Benjamin Gil, quien sin dejarle de reconocer su capacidad probada para manejar bien a peloteros que comanda y que tiene un buen palmarés como timonel en ambos circuitos, es conocido por sus desplantes, por sus ligerezas, por la forma coloquial y a veces locuaz e incluso vulgar con la que en ocasiones se conduce. Pero por otra parte por ser alguien con fama de rebelde, de contumaz, transgresor de normas generales y morales o socio deportivas.

Y en este caso el hecho es que tras haberse tomado la fotografía oficial del escuadrón tricolor con uno de los uniformes autorizados en instalaciones olímpicas realizó otra polémica en la que todos aparecen con una casaca especial diseñada con motivos Olímpicos y que es manufacturada por una empresa que le impuso la marca New Play que se dice pertenece a un grupo empresarial con sede en Culiacán, y que quizá tuvo como objeto comercializar o impactar mayormente de manera comercial con el logotipo de Tomateros, prendas con esa marca.

El asunto es que esta polémica actitud de peloteros y cuerpo técnico genera preguntas que tendrán que producir respuestas y un análisis detallado para determinar por ejemplo: ¿De quién es la responsabilidad del manejo, conducción, administración y el comportamiento adecuado de la delegación mexicana completa que va a los Juegos Olímpicos? ¿Es del Comité Olímpico Mexicano (COM) que encabeza Carlos Padilla que ya ha manifestado y aceptado que recibió reprimenda por parte del Comité Olímpico Internacional (COI)? ¿Es de la Comisión Nacional del Deporte (CONADE) que encabeza Ana Gabriela Guevara? ¿Tiene que ver la Secretaría de Educación Pública (SEP) que es quien ostenta la égida sobre la CONADE a cargo de Delfina Gómez? Y en el caso específico del Béisbol, ¿Quién es el responsable finalmente de la Delegación Mexicana de Béisbol siendo que el presidente de la Federación Mexicana de Béisbol (FEMEBE) Enrique Mayorga, permanece aún en México? Habrá que conocer también ¿Cuál es la opinión de los presidentes del Consejo de ambas ligas beisboleras mexicanas profesionales, -la de invierno que encabeza el presidente del equipo de Cañeros de Los Mochis, Joaquín Vega, su presidente ejecutivo Omar Canizales, la de Verano cuya cabeza visible es Alfredo Harp y otros jerarcas importantes y cuyo presidente ejecutivo es Horacio de la Vega- y ¿cuál será la actitud en general para contener, deslindar responsabilidades, sancionar y evitar no solamente un daño ya causado sino algo mayor a la dignidad olímpica del deporte mexicano, a la dignidad olímpica del béisbol nacional y al comportamiento e imagen de México en el concierto internacional?

Habrá que revisar si es un tema que además incida en el desparpajo que se observa en el manejo del béisbol con la participación de Édgar González Sabín, titular de PROBEIS (Oficina de Presidencia para la Promoción y Desarrollo del Béisbol), cuya misión fundamental debiera ser el desarrollo de nuevos talentos, la instauración de academias y proveer de apoyo psicológico a jugadores con carreras ascendentes para generar fomento de este deporte, y no la conocida injerencia que ha ostentado para influenciar la integración de la representación mexicana de Béisbol en las olimpiadas, así como el cese del manager Juan Gabriel Castro y la designación de quien actualmente lleva las riendas de la novena mexicana.

Habrá que estar atentos de igual forma a cuál será la actitud y opinión del presidente Andrés Manuel López Obrador, dado que es sabido que el béisbol es su deporte preferido.

Siendo Mexico una nación que debe convivir necesariamente procurando la armonía, el equilibrio en el concierto de las naciones con una prosapia señera como nación que respeta las normas y los acuerdos internacionales, bilaterales y multilaterales, se ha visto comprometida por dislates o acciones de jerarcas gubernamentales y/o liderazgos en los ámbitos diversos pero que tienen que ver con la relación de México en los entornos. Tal es el caso de declaraciones emitidas por el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador (AMLO), donde denuesta actuaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o más recientemente y en forma más bárbara lo que dice en relación con la Organización de Estados Americanos (OEA) al señalar que debe desaparecer para pasar a contar con un organismo que verdaderamente sea eficaz y lo descalifica.

Lo ocurrido en el ámbito de la celebración de los Juegos Olímpicos que se efectúan desde el pasado viernes 23 de julio en Tokio, la capital del Japón, relativo a conductas desplegada por el manager, cuerpo técnico y muchos de los peloteros que conforman la selección nacional de béisbol es deleznable y debe verse con una óptica más allá de lo deportivo ligada a ese precepto inicial sobre la relación de México con el concierto internacional, la dignidad del país y del deporte, en específico el béisbol, en el marco de la más importante competencia de los deportes en el orbe que son los Juegos Olímpicos.

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@salvadorcosio1