La tensión entre el empresario Ricardo Salinas Pliego y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha escalado a niveles de escándalo. Y no por culpa de la mandataria federal, que en ningún momento ha perdido la compostura como lo hizo el dueño de TV Azteca este fin de semana.

En un video publicado en X (antes Twitter), Salinas Pliego niega ser un evasor fiscal, afirmando que sus empresas cumplen con sus obligaciones tributarias. Tan enojado estaba que atribuyó las declaraciones de Sheinbaum a una estrategia de desinformación, comparando la repetición insistente de las acusaciones con las tácticas propagandísticas de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler. La ofensa hacia la presidenta no fue menor: la acusó de mentirosa en gran escala y manipuladora, cuando todos sabemos que la mandataria ha mantenido una postura firme, defendiendo la legalidad de la deuda del empresario y la necesidad de que todos los contribuyentes, sin importar su posición económica o influencia, cumplan con sus obligaciones fiscales.

Salinas Pliego aprovechó el video para criticar duramente el gasto público del gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador, calificando como “tonterías” proyectos como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Según el empresario, estas megaobras se caracterizan por su ineficiencia y falta de rentabilidad. Argumentó también que los impuestos que paga su empresa, y otras empresas, se están destinando a proyectos que no generan un retorno significativo para el país. Esta postura, expresada en varias ocasiones a través de sus redes sociales, refuerza su narrativa de confrontación con el gobierno y su cuestionamiento a la gestión de los recursos públicos.

Pero Ricardo Salinas miente (él sí) sin pudor. Su negativa a pagar lo que debe al Servicio de Administración Tributaria (SAT) presenta una compleja red de litigios que involucran un monto reclamado de 74 mil millones de pesos. El empresario ha interpuesto 32 juicios a lo largo de 16 años, impugnando las determinaciones fiscales del SAT. De estos, tres casos, con un monto en disputa de 26 mil millones de pesos, se encuentran en proceso de resolución ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Adicionalmente, existen cinco litigios en Tribunales Colegiados de Circuito, once en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (con un monto reclamado de al menos 8 mil millones de pesos), y otros trece casos con un monto adicional de 20 mil millones de pesos en disputa. La resolución de estos litigios tendrá un impacto significativo en el sistema fiscal mexicano y establecerá un precedente relevante sobre la capacidad del SAT para hacer cumplir las leyes tributarias, incluso frente a contribuyentes famosos o influyentes.

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Las consecuencias de este conflicto podrían ser significativas. Si Salinas Pliego logra evadir el pago de la deuda, podría sentar un precedente peligroso, deshonesto, debilitando la autoridad del SAT y creando un ambiente de incertidumbre para otros contribuyentes, quienes con la mano en la cintura podrían adoptar la misma postura y negarse a pagar.

Por otro lado, una resolución favorable al gobierno de la presidenta Sheinbaum, fortalecería la imagen del SAT y reafirmaría la importancia del cumplimiento de las obligaciones fiscales.

La aplicación de la justicia fiscal en México, sin duda, presenta desafíos, y el caso de Salinas Pliego ilustra la complejidad de esta situación.

No me queda duda que el gobierno de Sheinbaum apretará las tuercas para que empresarios como el dueño de TV Azteca, que antes gozaban de privilegios al margen de la ley, cumplan con sus obligaciones. Están haciendo su tarea, le guste o no a don Ricardo. Ni hablar.