Leo en Templo Mayor, de Reforma, que el senador Ricardo Monreal “agarró al presidente AMLO con los dedos en la masa de la incongruencia”.

La razón, según los editores de Reforma, radica en que, “hábil para llevar agua a su molino, el senador dijo que así como AMLO pide que nadie sea excluido de la Cumbre de las Américas, en concordancia, nadie debería ser excluido de la carrera presidencial”.

Se supone que AMLO es quien ha excluido a Monreal entre los y las aspirantes de Morena a la presidencia de México. No es así.

Evidentemente, el presidente López Obrador no ha excluido —no podría hacerlo— al senador Monreal, pero tampoco lo ha incluido. ¿Cómo es eso?

Andrés Manuel no puede excluir a ningún militante de Morena que desee participar en la carrera sucesoria. Pero, en lo relacionado a sus preferencias personales, el presidente incluye solo a quienes se le pega la gana meter en el grupo de quienes él más aprecia.

Resulta clarísimo que AMLO no aprecia lo suficiente a Monreal, es decir, no como para apoyarlo en su deseo de llegar a la candidatura presidencial de Morena.

Andrés Manuel tendrá sus razones para no incluir a Monreal en el grupo de quienes el presidente considera poseen méritos como para dirigir al país.

Pero lo anterior no significa que el presidente López Obrador excluya al senador Monreal, quien como militante tiene derecho a buscar la candidatura del 2024.

Hoy miércoles, a pregunta de una reportera, Andrés Manuel fue claro al decir que no excluye a Monreal, como no excluye a ningún otro militantes del partido de izquierda.

Otra cosa es que AMLO, al tocar el tema de la sucesión, esté obligado a mencionar a todos y todas las persona oficialmente registradas como morenistas. No está obligado, y si lo estuviera no podría hacerlo: sería imposible que lo hiciera, ya que hay cientos de miles y hasta millones de mexicanos y mexicanas en tal instituto político.

El presidente lo que ha hecho es —al principio— mencionar a quienes personalmente le gustaría que llegaran a la candidatura en el 2024, y después solo a quienes ve con posibilidades reales de ganar una encuesta realizada por el partido Morena.

Cuando abrió el juego sucesorio —lo hizo porque quiso, algo a lo que tiene derecho como ciudadano—, Andrés Manuel expresó sus preferencias personales. Ha mencionado como aspirantes a:

  1. Esteban Moctezuma Barragán, embajador de México en Estados Unidos.
  2. Juan Ramón de la Fuente Ramírez, representante permanente ante la ONU.
  3. Tatiana Clouthier Carrillo, secretaria de Economía.
  4. Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de gobierno de la Ciudad de México.
  5. Marcelo Luis Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores.
  6. Zoé Alejandro Robledo Aburto, director del IMSS.
  7. Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Salud.
  8. Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación.
  9. Norma Rocío Nahle García, secretaria de Energía.

Cuando se pone más serio en el análisis de la sucesión, Andrés Manuel reduce el anterior grupo a solo tres aspirantes, Claudia, Marcelo y Adán Augusto, que son quienes tienen más fuerza política, están mejor posicionados en las encuestas o cuenten con características personales como para crecer en los estudios de opinión.

A Ricardo Monreal no lo menciona AMLO porque seguramente el presidente ha visto encuestas y, la verdad sea dicha, el famoso senador está muy abajo en las mismas. En las de MetricsMx que publica SDPnoticias a Monreal lo supera con facilidad Gerardo Fernández Noroña, del PT.

Dijo el filósofo de Güemez que si dos perros persiguen a una liebre y el de adelante no la alcanza, el de atrás menos.

Si Ricardo Monreal no puede con Gerardo Fernández Noroña, menos podrá con la líder Claudia Sheinbaum, con el segundo lugar Marcelo Ebrard y con quien va tercero en Morena, Adán Augusto López Hernández.

¿Ya entendió Monreal que si algo lo excluye es su propia impopularidad? Deberá trabajar para mejorarla. Ya no tiene mucho tiempo, pero nunca es tarde para empezar a hacer las cosas correctamente.