“Fui una letra de tango para tu indiferente melodía.”

JULIO CORTÁZAR

“Quien se manifiesta indiferente ante la vida y la muerte es que no ama.”

SAN AGUSTÍN

“No se puede ser indiferente ante la contaminación interior del hombre.”

JEAN COCTEAU

En México, el grito de las mujeres puede ser de muerte. Mas este grito, uno que ciertamente parte del dolor de tantísimas mujeres en México, como es el de María Ángela o el de Elena, pareciera no importar porque nada ha cambiado para ellas y otras. (De acuerdo a la OMS, a nivel mundial el 35% de las mujeres —niñas incluidas— sufren algún tipo de maltrato. En nuestro país ese número ronda el 44%, nos lo confirma el INEGI).

Es urgente, entonces, que la Fiscalía de la Ciudad de México escuche a María Ángela cuando informa que había más niñas y mujeres privadas de su libertad donde ella estuvo cautiva, en lugar de continuar afirmando que no tienen registro de otros casos similares al de ella.

Pero mismo si ella fuese la única víctima del planeta, dada la violencia sufrida en su persona, más allá de congratularse por haberla encontrado viva algo contundente debe de hacer la autoridad al respecto…

Y es que, después de estar unos días en calidad de desaparecida, Ángela “apareció” atada de pies y manos, desnuda, envuelta en una bolsa negra de plástico y con signos inequívocos de violencia. ¿Se les hace poca cosa?

Pareciera ser que sí. La fiscalía es sorda ante las mujeres que han compartido en redes sociales las experiencias que sufren al transitar por Indios Verdes. ¿Es necesario que suceda otra tragedia —una de mayores dimensiones— para que escuchen a las mujeres?

Ángela, Gabriela, Tonatzin desaparecieron en menos de 24 horas de la alcaldía Gustavo A. Madero en la Ciudad de México. Y aunque hay quienes prefiere vivir en el país de los otros datos y escuchar a las autoridades capitalinas, la realidad nos azota con la desaparición de tres menores de edad (14, 11 y 16 años), quienes fueron reportadas ausentes entre el 19 y 20 de enero.

Esto es en la Ciudad de México, donde la fiscal Ernestina Godoy se ha dedicado a perseguir delitos inventados en lugar de ponerse a atender situaciones —como esta— reales y de verdadera urgencia.

Pero hay más, mucho más. En Veracruz, el domingo, en la carretera que va del Puerto a Xalapa, fueron ultimados dos niños y cuatro adultos en una ráfaga de disparos. A unos cien metros de la Base Aeronaval “Las Bajadas” y en las cercanías del aeropuerto. Nunca más sabremos que nos dicen esos pequeños, ni las mujeres que viajaban con ellos.

Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz y contumaz miembro de Morena, de inmediato salió a criminalizar a las víctimas. ¿Cómo? Diciendo que Fernando Pérez era jefe de plaza en el municipio de Espinal. (Ya entrados en gastos, hubiera dicho que antes de eso, el individuo en cuestión financió campañas electorales de Morena).

Hartos están los veracruzanos de escuchar las cifras alegres presentadas por su gobernador, pero en realidad vivir una violencia que no cesa en tan bello estado. Los muertos violentamente se cuentan por centenas.

Hay más. Estrenando el año, el primero de enero, en Poza Rica asesinaron a ocho personas, mandaron a cinco al hospital como resultado de tres ataques armados (tres) el mismo día en la entidad. Cuitláhuac se limita a decir que todo va mejor en Veracruz. Si los muertos pudieran hablar…

En Zacatecas, Daniela, Viviana y Paola fueron veladas dos días antes de ir al cementerio. Daniela y Viviana hermanas; Paola, su amiga; y José, el novio de Daniela, desaparecieron el 25 de diciembre, para nunca volver a abrazar a sus padres. Fueron asesinados; la autoridad aún no da con los responsables. ¿Quién escucha a sus familiares?

En Oaxaca, el sábado, el juez Teódulo Pacheco Pacheco le permitió al exdiputado priista Juan Antonio Vera Carrizal la prisión domiciliaria. Sí, ¡al autor intelectual del intento de feminicidio en contra de la saxofonista mixteca María Elena Ríos Ortiz!

Ante eso, el gobernador de Oaxaca Salomón Jara anunció que se solicitará al poder judicial que Vera Carrizal permanezca en prisión preventiva. Pero no nos confundamos ni congratulemos de antemano, María Elena ya antes había pedido apoyo al gobierno del estado de Oaxaca y ni siquiera le dieron acuse de recibo a su solicitud. Fue ante el clamor de las redes sociales que el gobernador dio a conocer el mencionado compromiso.

¿Qué nos dicen Ángela, María Elena y tantos otros y otras que no escuchamos? ¿Los gritos de una madre buscando a su hija, la música de un saxofón que sale de unas manos marcadas de por vida o el silencio de todas las féminas que han sido asesinadas en México?

¿Qué nos dicen las autoridades con sus constantes negaciones (hablo de muchas, no solo de la fiscalía capitalina o de Cuitláhuac García o de David Monreal)? Nos hablan de una injusta condena que estamos viviendo: no les importamos.