Los medios de comunicación nacionales se han hecho eco de que la ex primera dama Beatriz Gutiérrez Müller habría acudido a la embajada de España en México para iniciar el trámite de la nacionalidad española. Lo repiten y repiten, desde los medios “antagónicos” al régimen como Latinus, así como Grupo Fórmula, entre otros.
El propio ABC español lo ha incluido en sus notas. El propósito es claro: demostrar ante la opinión pública la incongruencia del discurso obradorista y los actos. Vale. Muy bien. Se sabe. Los impresentables lo demuestran todos los días con los viajes de Noroña, los autobuses de Andrea Chávez y la corrupción del sistema. Nada nuevo que añadir.
Si Beatriz Gutiérrez Müller ha decidido, por razones personales, hacer valer sus derechos a la luz de la legislación española, es legítimo y punto. Es intrascendente. No resulta una sorpresa para nadie que miembros prominentes de la autoproclamada 4T digan algo y hagan otra cosa.
En el contexto actual de la degradación democrática, y en medio de una elección judicial que conllevará el desmantelamiento del sistema de justicia mexicano, los actos, dichos o planes de Gutierrez Müller importan tan poco como la pensión de Zedillo en el Banco de México o los sueldos de Loret de Mola.
México vive hoy una de sus más severas crisis en términos de delincuencia organizada, estancamiento económico, el loco de la Casa Blanca y la demolición de la democracia constitucional… ¿y los medios de comunicación y críticos optan por dedicar espacios a hablar sobre Gutierrez Müller y su supuesta solicitud ante la autoridades españolas?
La oposición está perdida. De la mano de los medios de comunicación, los opositores han caído nuevamente en la trampa de los distractores. Así como cayeron como ratones en la ratonera con el supuesto “distanciamiento” con el rey de España y la exigencia del perdón, han demostrado, una vez más, que no saben hacer política.
¿Qué puede pasar en México tan grave como que la mujer de AMLO haya iniciado el trámite de adquisición de la nacionalidad española? Patético