“El destino se puede cambiar, pero para limpiar el karma se requiere toda una vida, y tal vez eso no alcance.”

ISABEL ALLENDE

“Ya no podré ni perdonar

Ni darte lo que tú me diste,

Has de saber

Que en un cariño muerto

No existe rencor.

Y si pretendes remover la ruinas

Que tú mismo hiciste,

Sólo cenizas hallarás

De todo lo que fue mi amor.”

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MANUEL RIVAS/TOÑA LA NEGRA

Con la muerte del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, las redes sociales gritaron “karma”. Recordaron cuando él hoy difunto habló sobre el fallecimiento de la gobernadora Martha Érika Alonso y su esposo Rafael Moreno Valle: “Yo gané. Me la robaron. Los castigó Dios”. Máxime existiendo varias extrañas coincidencias entre los hoy tres difuntos gobernadores… (hay varias, no los voy a aburrir aquí con ellas).

Algunos más señalaron que López Obrador utilizó el deceso del poblano para —una vez más— vituperar a la oposición y hablar bien de Barbosa, cuando que en vida —en al menos una ocasión— lo denostó. Esa vez en particular le negó el saludo a sabiendas que al gobernador le costaba mucho trabajo estar de pie y que se había levantado de su silla solo para saludarle.

Mezquindad y también hipocresía del ser humano señalar los errores de los vivos para trocarles en héroes cuando mueren. Eso o diferenciar las muertes; López Obrador no asistió a las exequias fúnebres de Martha Érika y Rafael, pero si asistió a las de Barbosa. ¿La diferencia? Simple: que uno emanó de su partido y los otros no. La empatía no forma parte del código genético de la 4T.

¿Se le regresará la ausencia? No lo sé. Lo que sí sé es que esta le retornará a manera de karma a los legisladores que votaron a favor de la reforma electoral. Los senadores acaban de apostar por terminar con la democracia (antes los diputados morenistas habían hecho eso mismo); ya los votos ciudadanos de los procesos comiciales no contarán. Se repartirán de acuerdo con las necesidades de los partidos, no del elector y tampoco de los candidatos. Ahora todo en las elecciones lo decidirá el partido en el poder.

Hemos sido testigos de la traición a la Patria consumada en el Senado de la República. Con 69 votos a favor, 53 en contra, cero abstenciones y algunos ausentes (Arturo Bours, Susana Harp, Ifigenia Martínez y Cora Cecilia Pinedo), la reforma electoral no solo hiere de muerte al INE, cumple con las necesidades de la “Regeneración” Nacional para mantenerse en el poder. Una vergüenza que saquen una reforma de tal calado sin consensos con las otras fuerzas políticas, sin diálogo y conchabándose a los pequeños partidos, aunque para ello se incurra en la ilegalidad y la inconstitucionalidad.

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El Partido Verde y el PT lograron romper el orden constitucional, todo por mantenerse en vida como si se tratara de chacales o de algún otro animal carroñero. Han autorizado que la ley permita que Morena u otro partido grande les pase votos para vivir eternamente como lapas, porque solos simplemente no pueden existir. Fue la petición a Adán Augusto y les fue concedido. Mendigando votos y a cambio volviéndose serviles ante el partido con mayor poder. ¿Méritos propios?, ¡eso jamás!

El Senado, dominado por Morena, ha roto el orden constitucional; prefieren tornar el control de los procesos electorales al Poder Ejecutivo que a un ente autónomo, independiente y, sobre todo, CIUDADANO. Poner fin a la democracia utilizando los últimos reductos de esta. Han puesto el último clavo en el ataúd de la democracia.

La venganza de López Obrador se ha cumplido. La tristeza y asco que nos embarga es que 69 senadores no quisieron ejercer su voz, ni la defensa de los ciudadanos que dicen representar. Tan solo cumplir con la orden emanada de Palacio.

La abyección senatorial indigna y avergüenza; antepusieron la voz del tabasqueño y sus intereses personales a las necesidades de México. Karma no advertir que al destruir el árbitro de la contienda electoral, ellos también han quedado a la intemperie y desvalijados. Ya los utilizaron, ya pueden deshacerse de ellos sin ningún costo. Total, no tendrán dónde impugnar sus quejas.

Quienes se juran diferentes, con este Plan B despedirán al personal calificado del Servicio Profesional Electoral; el 84.6% de dicho personal, más de 800 personas, perderán su empleo. No es ahorro, es deshacerse de quienes saben, de quienes son honestos —100% honestos y 100% capaces— para que los “siervos de la nación” —100% deshonestos y 100% incapaces— realicen irresponsablemente acciones de las que antes eran responsables los próximos despedidos. En términos llanos: manejar de forma sesgada el conteo de los votos.

¿Cuál será el karma para Olga Sánchez Cordero, quien siendo exministra de la SCJN votó a favor del Plan B de López Obrador? Ella sabe, conoce la ley y ha jurado defender la Constitución desde el Poder Judicial y ahora legislativo. Es una erudita en derecho y aún así votó por este adefesio antidemocrático e inconstitucional.

¿Cuál será el karma para Ricardo Monreal, quien dio un magnífico discurso sobre la Constitución y los valores y con ello disque “salvar” cara, pero que en realidad fue una careta para ocultar que ni un solo senador de Morena votará en contra de las reforma como lo hizo él? Tal vez su karma sea que ahora nadie le cree: ni la oposición y tampoco en la 4T. Tuvo todo para convertirse en un adalid de la democracia. Prefirió ser un pelele.

¿Cuál será el karma para López Obrador cuando en la mañanera se burla y señala a todo aquel que no le rinde pleitesía? ¿Cuando no hay vacunas suficientes para la población ni quimioterapia para los infantes enfermos de cáncer?

¿Cuál será cuando él llegó democráticamente al poder y ahora hace todo para que nadie más pueda llegar por esa vía? (De hecho hace todo para eternizarse en el poder; las reformas buscan eso.) ¿Cuál será el karma para AMLO por destrozar el INE para eternizarse en el poder? Que cuando busque en la ley una forma de defenderse, no habrá nada a lo que asirse pues todo lo habrá destruido.

Hay karma: el presidente que quiere pasar a la historia como el mejor presidente de México, quedará, sí, pero como quien más dañó a todo un país; al 66% que no votó por él, pero también al 33% que sí lo hizo. El karma existe y es el reflejo de su “gobernar”.