Charlotte, Carolina del Norte.-Cuatro de los bancos más poderosos de Estados Unidos tienen sus cuarteles generales en ésta, la “Ciudad Reina” de dicho País:

Wells Fargo, Truist, Wachovia y el santo grial del sistema bancario estadounidense, Bank of América, que podrían tener fácilmente su sede en Nueva York.

Pero no es así y gracias a una de mis fuentes más acreditadas en EU, logré que me colaran en una importante reunión que tendrá lugar hoy aquí en Charlotte, en la que se discutirán las medidas que el sector financiero norteamericano tomará en lo que resta del año para hacerle segunda a la endemoniada re-encendida de motores que ha emprendido el gobierno de “Amtrack” Joe Biden.

Ya les contaré los detalles de esta junta en mis siguientes entregas, pero mientras eso se da, permítanme platicarles lo siguiente que solo en apariencia se sale del tema: ¡Arre!

Quien sabe cómo se llama la supuesta enfermedad.

Es más, quien sabe si siquiera es una enfermedad; el asunto es que apenas entablo la más leve conversación con alguien, como muchos desconocidos que se nos atraviesan en la vida y no los volvemos a ver nunca, tiendo a extrañarlos diamadre.

Les platico: no podría decir que la sufro mucho, pero me imagino con pesar que la cordialidad con la que platiqué con -por ejemplo- aquel tipo de acento venezolano, no la volvería a saborear en la vida, al menos no de aquel que había huido de la dictadura de Maduro y que todos los días anhela la forma de sacar a su familia de aquel país.

O, por otro ejemplo, echaré de menos la docilidad y amabilidad con que aquel norteamericano sin nombre se dejó tomar una foto conmigo cuando me cayó en gracia lo que anunciaba en su cubre boca.

Y pensé con este caso: “para lo roñosos que son los gringos”, con eso de que alguien les tome fotos, fue extraordinaria la reacción con la que me topé cuando le pedí tomarme una con él.

Hasta creí adivinar bajo su cubre bocas, una sonrisa y más cuando le dije al toparnos dentro del avión, que yo era mexicano.

Sí, voy a “extrañar” a aquel que anunciaba en su cubre bocas: “Trump sigue siendo mi presidente”.

Igual voy a extrañar a la empleada de la tienda que me regaló una gorra con la leyenda “MAKE AMERICA GREAT AGAIN”.

Ni más ni menos que un un juego de palabras con dedicatoria al presidente Biden, pero con un fuerte olor - o tufo, dirán algunos- a Trump.

Y también voy a extrañar al ejecutivo de la empresa que renta panorámicos en la zona de San Antonio, cuando le pregunté en persona por qué en junio del 2021 todavía seguían puestos los slogan publicitarios de la campaña de Trump en el 2020.

Pero más me voy a acordar de él cuando me respondió que los que pagaron por esos panorámicos le pidieron que los mantuviera ahí hasta que ellos les dijeran cuándo retirarlos.

Recordemos que Texas es tradicionalmente más republicano que el mismo Trump y acordémonos que su gobernador Greg Abbott es del mismo partido.

Una cosa compruebo en este viaje, que a pesar de perder la reelección, Trump está más vivo que nunca, principalmente entre los segmentos de la población identificados con el supremacismo.

No exagero, por favor recuerden que la bandera de Texas tiene una estrella solitaria.

Más claro ni el agua que me dicen está escaseando ya en Monterrey y su área metropolitana.

Aunque admito que ni el nombre supe del estadounidense del tapabocas, ni el del venezolano que con todo su desparpajo me confió que era la primera vez que se embarcaba desde aquella ciudad y no se sabía del todo los protocolos de seguridad de los aeropuertos gringos al momento en que se ordenaban las filas para el abordaje

Entonces, mi primer resumen de este viaje -de placer, revuelto con chambita- es que Trump y sus ideas progresistas siguen moviendo los suelos norteamericanos.

Los detalles de esto se los iré platicando conforme vaya hilando los temas de mis columnas, que verán la luz durante este viaje a la parte más al norte de EU, lindando con Canadá, a ver si no tenemos bronca para entrar, con eso de que los súbditos de Justin Trudeau resultaron ser más papistas que el Papa. Prometido.

Entonces, ahí les encargo la casa. Si tocan y dicen que me buscan de la oficina de Adrián de la Garza o llevan un oficio -¿otro?- de la Comisión Estatal Electoral, díganles que no estoy.

Y cuando el oficial gringo me preguntó: "¿motivo del viaje?", le respondí: "placer, revuelto con chambita. ¿Pos qué no ve?"  Y se sonrió.

CAJÓN DE SASTRE

“Hoy la economía mundial ve con extrañeza, desconsuelo, desconcierto y recelo, el rezago del gobierno de AMLO al respecto y cualquier empresario o inversionista está listo para las malas noticias, pero lo que los traba es la incertidumbre, la falta de confianza que inspira el gobierno”, dice la irreverente de mi Gaby.

PD: Nos íbamos a regresar el 3 de julio para pasar mi cumpleaños del 4 en casita, pero, ¿qué creen? me habló “Amtrack Joe” para decirme: “N´ombre, quédate, te voy a hacer un desfile bruto con luces de bengala y toda la cosa”, y nomás por eso nos regresamos hasta el 5 en la noche...

Esos son amigos, no los que me traen azorrillado con tanta amenaza por haber publicado la famosa libreta con sus nombres en la nómina de los “Z” y por una quiotra demanda debido a cierto “delito electoral” que dicen que cometí, pfff...