“I’ve got you under my skin

I've got you, deep in the heart of me

So deep in my heart that you're really a part of me

I've got you under my skin…

I'd sacrifice anything come what might

For the sake of having you near

In spite of a warning voice that comes in the night

And repeats, repeats in my ear…

(Te tengo bajo mi piel

Te tengo en lo profundo de mi corazón

Tan profundo en mi corazón que realmente eres parte de mí

Te tengo bajo mi piel…

Sacrificaría cualquier cosa, pase lo que pase

Por tenerte cerca

A pesar de una voz de advertencia que llega en la noche

Y repite, repite en mi oído ...)”

Frank Sinatra

Probemos en este análisis un ángulo distinto: no me equivoco al decir que todos nos hemos identificado plenamente, al menos alguna vez en la vida, con una persona. Tan así que sentimos a dicho individuo como si este fuera uno mismo, como si habitara bajo nuestra piel.

Pues bien, esa plena identificación trasladada a la política existe entre Evo Morales y Andrés Manuel López Obrador (AMLO). La canción interpretada magistralmente por el legendario Frank Sinatra se la podría dedicar el uno al otro.

Y sí, resulta entonces que el exmandatario boliviano apenas hace unos cuantos días estuvo de vuelta en México. A un año de haberse refugiado en nuestro país, y luego de que se fue sin siquiera dar las gracias, regresó ahora para participar en un congreso convocado por el PT. Eso y para obsequiarle a López Obrador un retrato hecho de hojas de coca.

Vino a hacer ruido, esa es la verdad. A decir que es la culpa de los Estados Unidos lo que él llama el golpe de Estado que sufrió en su país en el 2019. ¿Aceptar que la población de Bolivia no lo quería oooootra vez como presidente?, eso jamás.

En su periplo se reunió en Palacio Nacional con AMLO. Este se refirió al segundo como “Evo Morales, leal dirigente del pueblo de Bolivia y el más auténtico representante de los pueblos originarios de América Latina y el Caribe”. ¡Vaya manera de mostrar su falta de cultura!

Curioso fue que, después de dos horas de parloteo, Evo Morales no tuvo nada que declarar, ni siquiera que ocupó camionetas fifi y a unos escoltas nada austeras durante toda su estadía en nuestro país…

En la reunión también estuvieron Marcelo Ebrard y Adán Augusto López Hernández. Aunque según los trascendidos, el canciller se enteró de que a la reunión asistiría Evo hasta que estuvo en Palacio, esto es, que no fue él quien la convocó.

Una pista más que siembra nuestro presidente (¡como si faltaran!) en la carrera hacia el 2024. Máxime cuando al otro día, Morales se reunió con Claudia Sheinbaum en el Palacio de la Ciudad de México. En fin, avisos de una sucesión adelantada…

Pero lo importante: ya en el seminario antes referido, el expresidente de Bolivia aseveró que: congresistas norteamericanos reconocen que el golpe de Estado fue debido a la lucha por el litio que hay en dicho país latinoamericano. “El dueño de Tesla dice textualmente que participó en el golpe de Estado por los medios de comunicación, por una investigación que Inglaterra que su agencia de inteligencia M-15 participó en el golpe de Estado”. De ser un ejercicio serio —que no lo es— su dicho se ventilaría en la sección “quién es quién en las mentiras de la semana” de la mañanera. Pero ya sabemos que a Evo, al igual que a su media naranja, le gusta echar falsedades.

En su estadía Evo dijo que se debe realizar en México la nacionalización del litio que impulsa López Obrador. No vi que nadie de la 4T se quejara de que un extranjero se metiera a opinar sobre cosas de nuestra política interna y de la realidad nacional; será que como apoya lo dicho por AMLO, entonces puede decir lo que quiera... Sobre todo en razón de que dijo admirar a AMLO. Eso es en automático un boleto VIP para hacer y decir en México lo que le venga en gana, así sean propuestas de cómo extraer el litio.

Nadie se percató de que la falta de conocimiento de Evo Morales sobre la geografía nacional, particularmente de orografía, hace que no entienda nada de las diferencias de cómo se extrae el litio en su país y en el nuestro. Procesos completamente distintos.

En el congreso organizado por el Partido del Trabajo, además de hablar de ideología, se aventó la puntada de decir que ve en México un pueblo antiimperialista. ¡Vaya chiste! Nuestra nación es tan, pero tan antimperialista que los amlovers quieren a AMLO ¡de emperador! Dense una vuelta por los datos que arroja la última medición de Latinobarómetro si no me creen.

Pero ya nada sorprende de Morena y de su apéndice de partido, pues de igual forma se alabó el gobierno de Corea del Norte, refiriéndose a este como “amistoso”. Tan amistoso, claro, que tiene a su gente muriéndose de hambre, poniéndolos en campos de concentración, enseñándoles a hacer sopa de pasto a falta de alimentos.

Al Congreso no podía faltar otro invitado -aunque finalmente sí se ausentó-. Se trata de Rodrigo Granda, negociador y exlíder de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Ya sabemos que llegó a territorio nacional, pero el gobierno de México le facilitó de inmediato la salida para eludir una ficha roja emitida contra él por parte de la Interpol.

La venida de Evo Morales a nuestro país para dar pláticas erróneas del litio y mentir sobre los Estados Unidos, Elon Musk, y regalar el retrato de coca muestra de forma clara los ideales de la autodenominada Cuarta Transformación y de quienes se consideran ejemplos a seguir.

Se tenía la opción de invitar de entre dos exgobernantes para que fueran por unos días ejemplo para todos la clase política mexicana. Uno, Morales, es muestra de lo más ruin y acaba de venir; la otra, el referente que necesitamos como nación progresista, democrática y de izquierdas, sigue sin ser invitada (me refiero, por supuesto, a Angela Merkel).

Pero se sabe a la perfección: el lopezobradorismo no busca mejorar. Prefiere dejarnos con la faramalla de entre “el más auténtico” y “el más admirado”. Pésimos ejemplos; peores políticas públicas.

Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero