Trump (cómo siempre los Estados Unidos) ha gustado de tener el pie en el cuello a México, en la Historia sobran pasajes y más pasajes en cuánto a abusos de todo tipo por parte del Tío Sam a México, desde la compra (voluntariamente a fuerzas) de La Mesilla, hasta invasiones cómo la de 1848, cuándo soldados simpáticos de ese país en franca decadencia izaron su bandera en el Zócalo y jugaron al tiro al blanco con la piedra del sol (‘calendario azteca’) que por eso prácticamente carece de cara. pasando por valiosas ayudas para la desestabilización del país vía sus buenos oficios.
México no entiende, a pesar de tantos y tantos golpes, que ese país no tiene un solo amigo que no sea su inmensa hambre de consumismo, su dólar fraudulento impreso indiscriminadamente, más los únicos placeres con los que goza un país sin historia y por tanto sin cultura propia: el consumo de drogas ilícitas y el mercado de las armas, desde su fabricación y venta incluso a menores de edad, obviamente sin omitir todos los conflictos bélicos a nivel mundial que esa potencia (aún) promueve de una u otra manera a lo largo y ancho del globo, las más de las veces para su posterior saqueo.
En la coyuntura actual, en política de seguridad su titular Omar García Harfuch y también la presidenta deben entender que en ese rubro se debe trabajar por todos y al último, pero muy al último, por los gringos, ya que insisto, para ellos nunca nada será suficiente, y la velada amenaza y la grosería de la llegada de un amenazante acorazado de ese país al puerto de Veracruz en la semana de pascua (cómo en 1914, por ejemplo) y con las recientes declaraciones de Trump en cuanto a que no descarta el ingreso de marines a nuestro país, violando todo atisbo de soberanía.
Ojalá de verdad la administración Sheinbaum caiga en la cuenta de todo esto, y que el mundo sabe que México ni es la diminuta isla caribeña de Granada cómo para ser víctima de otra invasión, ni otras potencias se quedarían de brazos crizados ante una osadía de ese tamaño. Señores, si al gobierno y a la sociedad gringa le importan un pepino sus adictos, ¿por que a los mexicanos nos deben importar?, máxime padeciendo tantos problemas domésticos, los más graves por cierto, con origen en la bestial demanda de drogas por ese país, que así el secretario García Harfuch se pare de manos va a bajar siquiera un puntito.
Le recordaría al mismo García Harfuch que su deber es principalmente para con el pueblo de México y el flagelo de la inseguridad y la violencia, y que son delitos padece el ciudadano de a pie y que no han hecho sino que aumentar; ya pasaron los tiempos en los que el vecino del norte tenía derecho de palomeo y/o veto para nuestros aspirantes presidenciales, y que la suma de decomisos y decomisos de cargamentos de cocaína con destino a ese país, en nada positivo abonan a México, me atrevo decir que al contrario, se le pega (así sea algo poco honroso) a una, si no es que la mayor, fuerte de divisas al país; que García Harfuch lea algo del llamado “marielazo” en Cuba, y de lo que la Revolución cubana les envío a La Florida además de gente buena y común. Si ya el actual gobierno hizo lo humanamente posible por detener el flujo de drogas a los Estados Unidos más maroma y media para tener contento a Donald Trump y estos reaccionan con ese nivel de petulancia, la presidenta Sheinbaum debe mantenerse en su negativa categórica en cuanto a negociar cualquier tema que incluya a nuestra soberanía, al tiempo de cambiar el enfoque de la seguridad pública: su gobierno está para servir a los mexicanos, no a los gringos, un pueblo al que ni siquiera su propio gobierno le interesa.