El oligarca, flamante nuevo dueño de Twitter, se dio cuenta que existen posiciones clave que no puede cubrir con los elementos de sus otras empresas.

Ni siquiera un sketch cómico del programa “Saturday Night Live”, en donde hizo una aparición, sería tan gracioso. Luego de despedir fulminantemente a la mitad de la planta laboral de Twitter, el ricachón Elon Musk ha reconsiderado y buscará recontratar al menos a algunos de los elementos de la compañía que despidió masivamente el pasado viernes.

Con todas sus deficiencias y su más que evidente tendencia ideológica derechista, un sitio de la escala de Twitter necesita de una enorme cantidad de ingenieros y moderadores de contenido para existir. No me refiero al equipo de “derechos humanos” y otros personajes superfluos que, por ejemplo, jamás defendieron los derechos humanos de los menores, cómo el hijo del presidente López Obrador, que eran impunemente agredido por la derecha.

Musk y su grupo de asesores se dieron cuenta, a la mala, que para “lanzar” sus ideas, se necesita un equipo importante de programadores y diseñadores de producto. No será suficiente con sus achichincles de Tesla, que tienen más experiencia en vehículos, obviamente, que en redes sociales.

Ahora el poder está en manos de los trabajadores: rechazar la oferta de Musk o aceptarla, con condiciones que los favorezcan enormemente. El oligarca podría, sin duda, suplir a los ingenieros con esquiroles, pero difícilmente estos podrán adaptarse al empleo con la velocidad requerida para cumplir las metas requeridas. Vaya embrollo.