La iniciativa de reforma electoral de la presidenta Sheinbaum será la tercera propuesta de reforma electoral que hace Morena desde que gobierna el país en 2018. Y no sabemos qué esperar porque las dos pasadas han ido de un extremo al otro. Veamos porqué.
Propuesta de reforma de 2022
En la primer propuesta, realizada por el presidente López Obrador en 2022 y rechazada por el Congreso General, Morena proponía pasar de 500 a 300 diputados y de 128 a 96 senadores.
La fórmula era sencilla: cada estado mantenía el número de diputados que le corresponde por población pero la gente ahora votaría por una lista de candidatos de cada partido, y así entonces a quien lograra el 50% de los votos en una entidad le correspondería la mitad de los diputados que representaban a dicho estado.
Algo similar sucedía con el Senado, cada entidad tendría tres senadores, que serían elegidos según el porcentaje de votación, con ello podía darse el caso que una entidad tuviera tres senadores que pertenecieran a partidos políticos diferentes, o bien, que un partido lograra dos posiciones y una segunda fuerza política se quedara con el restante asiento.
Con ello, el pastel del Congreso de la Unión se repartiría de forma tal que los mexicanos estarían representados correctamente en su pluralidad con la misma intensidad con la que había votado.
Recordemos que esta propuesta se daba justo después de las elecciones intermedias donde la pelea fue más o menos reñida.
Propuesta de reforma de 2024
Rechazada la propuesta de 2022, el 5 de febrero de 2024, el entonces Presidente AMLO presentó una segunda iniciativa de reforma electoral, pero ésta no tenía nada que ver ya con su visión de un par de años atrás.
Ahora la mayor parte del pastel se lo quedaría el más votado, el problema eran las proporciones distorsionadas que generaba. Pero antes de analizarlas, veamos que proponía.
La Cámara de Diputados pasaría de 500 a 300 diputados, electos cada uno de ellos en su distrito electoral, tal como lo hacemos hoy, pero ahora ya sin el agregado de los diputados plurinominales que buscaban balancear un poco el mayoriteo y dar presencia a voces votadas pero no elegidas.
Mientras que para la Cámara de Senadores se proponía pasar de 128 a 64 legisladores, electos dos por cada entidad federativa. Es decir, el partido o coalición que ganara el primer lugar se llevaba dos asientos. Se quitaba así entonces el senador de primera minoría y los treinta dos de representación proporcional.
Sin embargo, dicha reforma fue congelada por el propio Morena ya que consideraban que no era necesaria pues ya tenían la mayoría de ambas cámaras.
La Cámara de Diputados con las reformas
Pero veamos ahora con números reales cuál es el efecto de cada reforma, si en verdad afectan o no la composición del Congreso y cómo cada una de ellas corresponde a visiones distintas de representación política.
En las siguiente columnas veremos lo siguiente: primero el porcentaje de votación que logró cada partido político en la elección de diputados federales en 2024; en la segunda columna vemos cuántos diputados obtuvo cada partido y qué porcentaje de representación tiene en dicha cámara; la tercera columna es cuántos diputados hubiera obtenido dicho partido si la iniciativa de reforma de 2022 hubiera sido aprobada, y por último cuántos diputados lograba cada opción política bajo las reglas de la propuesta de 2024.
En cada recuadro el primer número representa el número de diputados, el dato entre paréntesis corresponde al porcentaje de diputados que tiene y el dato debajo de ellos es la diferencia que resulta entre su porcentaje de representación en el Congreso y su porcentaje de votos para conocer qué tan sobre o sub representado se encuentra cada quien.

Como podemos ver, el oficialismo (Morena-PT-PVEM) en la Cámara de Diputados al momento de iniciar sus sesiones (antes del cambalache y cambios de partido de legisladores) tenía 364 diputados que significaban el 72.8% de los espacios disponibles, cuando solo logró el 56.9% de los votos. Pero eso ya lo sabíamos, fue ampliamente difundido. Lo interesante resulta cuando analizamos el efecto de las propuestas de 2022 y 2024.
Con la iniciativa primera de Morena, los oficialistas hubieran obtenido 169 de 300 diputados, lo que representaba el 56.3% de los legisladores, un número casi idéntico al 56.9% de los votos que obtuvieron.
Si la que se hubiera aprobado hubiese sido la propuesta de 2024, Morena y aliados habrían logrado 256 de 300 diputados, quedándose con el 85.3% de los lugares, algo casi 30 puntos más que su votación.
Podemos ver entonces como la primera iniciativa sí repartía el pastel de forma equitativa y en la segunda el objetivo era asegurar la mayoría.
El Senado de la República con las reformas
Algo similar ocurre con el Senado.
Acá podemos ver como hoy la oposición tiene (tenía, antes de los cambios de partido de algunos senadores) 44 de 128 espacios, es decir, el 34.4% de los escaños aunque sacó ocho puntos más en votos.
El efecto de la reforma de 2022 hubiese equilibrado mejor la representación al entregarles 44 de 96 asientos con lo que tenían el 45.8% del Senado, algo ya muy cercano a su votación real.
Si la propuesta electoral de 2024 hubiera tenido éxito, entonces la oposición solo hubiera logrado tener 4 de 64 asientos, dejándolos con solo 6.3% de representación.

¿La tercera será la vencida?
Pronto, en cuestión de meses, conoceremos la iniciativa de la presidenta Claudia Sheinabum y con ello conoceremos su visión sobre la representación política a la que los mexicanos tenemos derecho.
Cuando conozcamos los detalles entonces realizaré de nueva cuenta este ejercicio comparativo y con ello tendremos elementos para juzgarla con números fríos sin apasionamientos políticos.
Una pregunta hay que hacernos ¿qué es mejor: un Congreso que se acerque y refleje la votación plural de los mexicanos, o un Legislativo dominado fuertemente por un ganador sin importar si gano con mucho o con poco? Cuando tengamos la respuesta a esa interrogante, simplemente habrá que ver el efecto de cada reforma y defender nuestra visión.
Así que sí, atentos, que el diablo está en los detalles. Cuando quisieron repartir bien el pastel, la oposición se negó. Cuando parecía un agandalle de Morena, el mismo partido beneficiado la frenó. ¿Será ya la tercera propuesta la vencida?