“Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. 25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado."

LUCAS 15: 22-32

¿Cómo celebrar el triunfo? Ricardo Monreal lo hizo comiendo carnitas —no sé si de becerro— pero sí de Quiroga, Michoacán. Todo ello en pleno patio central del edificio del Senado de la República.

No sé sabe si emulaba a López Obrador o invitaba al tabasqueño a que ahora sí queden de verse a desayunar. Y es que el legislador ya logró que el tiempo del Ejército en las calles se prolongue al menos hasta el 2028 (y subrayo lo de “al menos”).

Conocida es la fría distancia que dista entre el inquilino de Palacio y el líder de Morena en la cámara alta. De compartir desayunos en Palacio Nacional, Andrés Manuel pasó a hacerle el feo al zacatecano, al grado de ni siquiera nombrarle como una de sus corcholatas para el destape dentro de la carrera presidencial del 24. Tal vez, ahora que logró los votos necesarios de la oposición, AMLO decida nombrarle “corcholata antes en rebeldía”; hijo hallado y revivido.

¿Qué hizo Ricardo Monreal? Primero que nada, demostrar que los senadores de oposición no son un bloque sólido y que pueden resquebrajarse ante presiones (y es que ¿quién no tiene larga cola que le pisen?). Esto lo inició antes con el senador —hoy expanista— Raúl Paz convertido al morenismo. Si bien eso bastó para conseguir los votos que se requerían, sí sirvió para crear ese hueco en la oposición que se convirtió en una distancia insalvable para otros.

Ricardo Monreal repuso el procedimiento parlamentario para modificar la propuesta a la Constitución y con ello ampliar la presencia de los militares en las labores de la seguridad pública hasta el 2028. Al mismo tiempo, tejió alianzas, operó de forma eficiente para lograr los votos suficientes para esta nueva propuesta. Cuidó y cumplió el deseo del primer mandatario.

Supongo que, con este resultado, pensará que AMLO puede contar con él para sacar adelante las iniciativas que le interesen. Mas no se crea que Monreal muestra su lealtad. El zacatecano rapero es igual que López Obrador; no conoce de eso, como tampoco de “deslealtad”. Tan solo abrazará a quien le sirva.

Si el piso es parejo en Morena, tratará de ser “la corcholata morenista”; si percibe que la cancha es dispareja (sic transit Ebrard) partirá a otras latitudes políticas.

Obviamente Adán Augusto dirá que el mérito es de él, pues asistió a la sede del Senado en diversas ocasiones para hablar con los legisladores (especialmente los de oposición) y convencerlos de las “bondades” de esta propuesta… Se adivina que estas se basan en posibles acusaciones por sus actividades previas en otras encomiendas como funcionarios públicos.

Únicamente así se puede comprender el abrupto cambio de Miguel Mancera, por ejemplo. O que de los 13 senadores que integran la bancada tricolor, pudo convencer a diez de ellos (únicamente tres senadores priistas pudieron/quisieron decidieron mantener su palabra y votaron en contra: Beatriz Paredes, Claudia Ruiz Massieu y Miguel Osorio Chong).

Ahora bien, al momento López Obrador ya celebró que el Senado aprobase la ampliación del tiempo de las Fuerzas Armadas en las calles, pero no congratuló a Ricardo ni a Adán Augusto. Pronto tendrá que felicitar/agradecer a uno y desestimar al otro; lo cual en estos tiempos de efervescencia corcholatera puede desquiciar a más de uno…

Senador y secretario no deberán confundir la encomienda de haber logrado los votos, con lo que López Obrador tiene planeado para ellos. También está de más si Claudia Sheinbaum polemiza o no con Monreal; llamar o no a la unidad dentro de la Cuarta Transformación es irrelevante.

Continua siendo mi opinión que todos se ilusionan sin fundamento. Ninguno de los aspirantes se da cuenta que lo máximo que pueden aspirar es a ser eso: aspirantes, corcholatas, pues. Presidente de México no lo será ninguno. López Obrador va a perpetuarse en el poder.