“Parecióme sentir que me llamaban.

No me engañaba: era una voz divina

la que mi alma escuchó; guiada por ella

llegué a un rosal: de aquel rosal venía.

Toqué una flor, mas, antes que sus pétalos

encontraron mis manos las espinas

que en mi carne clavándose quedaron

por gotas de mi sangre humedecidas.

¿Fue traición de la rosa? No. Las rosas

no saben de traición ni de perfidia,

las rosas del rosal, las rosas bellas,

que hablarme saben con su voz divina,

al alma y no a las manos de la ciega

llaman. Me hirió el rosal... La culpa es mía”

Vicenta Castro Gambón

Los tiempos los adelantó el inquilino de Palacio, a nadie más culpemos. Luego reiteró su decisión al respecto de Marcelo al recordarnos a todos que no había escuchado el canto de las sirenas hace 9 años y hace 15 también; nos dio a entender que no le daría permiso de dejar la Cancillería para iniciar su precampaña y que se preparara para sacrificarse nuevamente, ahora en favor de Claudia.

Pero hoy el secretario no está dispuesto a guardar silencio y ver cómo lo adelanta una delfina. Y pareciera que su corazón deja de latir color guinda e inicia a bombear la sangre al ritmo de un movimiento naranja.

En ese mismo sentido, los equipos de unos y otros empiezan a alinearse para esperar el 2024. Aún no se escuchan los tambores de guerra, pero las escaramuzas y estrategias empiezan a tomar forma.

Así, Santiago Nieto, ex hijo pródigo de la 4T, al ser fulminado del paraíso morenista con la excusa —que no razón— de su boda fifí, apareció el día de ayer junto a su flamante esposa, Carla Humphrey, en un evento en Monterrey que encabezó el fosfo fosfo gobernador de Nuevo León, Samuel García.

Los tórtolos enamorados iban muy coordinados, luciendo elementos naranja en su vestimenta. Algún despistado podrá decir que ello se debía a la conmemoración del día contra la violencia a la mujer (#25N). Los más avezados saben que el mensaje es otro: un acercamiento a Movimiento Ciudadano, cuyo color zanahoria iba en la corbata de Nieto.

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La reaparición de este personaje en un evento de Movimiento Ciudadano nos remonta a la campaña de Samuel, donde el hoy gobernador naranja decía que tenía comunicación directa con el entonces temido director de la UIF. A estas alturas todos sabemos que las investigaciones fiscales/judiciales que se mencionaron en contra de Samuel García durante la contienda no existían. No había nada contra él y se trató de pura faramalla para dinamitar a su contrincante Adrián De la Garza.

Tal vez una parte de la 4T (incluido López Obrador) también pensó en su momento en investigar al fosfo personaje, pero de lo que estamos ciertos es que se trató de una cortina de humo promovida por el propio Samuel. Él sabía que Santiago Nieto no haría nada en contra de su amigo, mas jugó y capitalizó el papel de víctima del sistema a la perfección. Tanto así que hoy es el ejecutivo local.

Desde entonces el director de la UIF mantuvo ‘un pie’ en Movimiento Ciudadano; cierto es, Santiago Nieto nunca fue afiliado de Morena y siempre dijo que Marcelo Ebrard era quien lo había acercado a López Obrador.

Pues bien, Santiago Nieto va de avanzada de Marcelo a Movimiento Ciudadano; el canciller lo llevó a la 4T y ahora Nieto le llevará a dicho partido político. Después de todo, Marcelo debe buscar y trabajar con urgencia un plan alternativo a Morena.

¿Será el candidato del MC a la presidencia? Pronto lo sabremos. Y de ser el caso, por supuesto no faltará el reproche de Andrés Manuel a Marcelo. Lo acusará de traidor.

Estaríamos de hecho ante una doble traición: hacia el presidente por parte de su secretario y de Samuel hacia su amigo, el hoy alcalde de Monterrey.

Mas este viraje se veía venir; fue una de las razones por las que Luis Donaldo Colosio Riojas se distanció de Movimiento Ciudadano casi tan pronto tomó posesión como alcalde.

Marcelo se va porque López Obrador no se decanta por él. Y no solo eso: los coequiperos del canciller han sido despedidos o difuminados del reino morenista. Pareciera que hay indicaciones expresas de Palacio Nacional en escoger fichas que le sirvan de apoyo a Claudia Shienbaum y que lastimen a Ebrard. (Por ejemplo, Herrera y Nieto son gente de Marcelo, mientras que Victoria Rodríguez y Pablo Gómez están en la venía de la jefa de gobierno de la CDMX).

Conocemos bien que López Obrador no es ningún estadista, pero sí un estratega electorero (por ello sus decisiones y programas clientelares), y hoy muchas de las decisiones del tabasqueño tienen bases políticas con objeto de mantener el poder para su elegida —ni siquiera su partido— en el 2024.

Marcelo y López Obrador están esperando a ver quien hace la siguiente jugada. Si Ebrard decide cortar relación con la autodenominada Cuarta Transformación o López Obrador le tiende un acuerdo lo suficientemente creíble en caso de que Claudia no termine de crecer a nivel nacional.

¿Marcelo escucha las sirenas naranjas? Pareciera que será el primer candado guinda fuera de Morena.

Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero