Bien dice el dicho: “No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla”, y al PRI de “Alito” Moreno y al “porro” de José Murat ya les llegó...pero el momento de pagar facturas con AMLO.

El compañero presidente requiere de sus “habilidades” políticas para evitar que Idelfonso Guajardo ocupe la presidencia de la Comisión de Economía en la Cámara de Diputados, una posición que le corresponde al PRI.

Guajardo es un hombre honesto y capaz que como secretario de Economía -en el sexenio de EPN-, dirigió las negociaciones del T-MEC, tratados que el propio AMLO reconoce como tabla de salvación para la economía mexicana. También negoció otros tratados que han permitido que la economía nacional mantenga ciertos niveles de inversión privada, nacional y extranjera.

De hecho, si alguien tiene la capacidad para enfrentar las negociaciones económicas y salvaguardar la soberanía nacional frente a la disputa comercial internacional, es precisamente el exsecretario de Economía, pero se enfrenta a los peores mercenarios de la política nacional.

El diputado incómodo

Así como el compañero presidente dice que nadie puede ganar más que él, parece que tampoco nadie puede saber más que él, porque, “en tierra de ciegos, el tuerto es rey”, por eso, personajes de la calidad profesional e intelectual de Guajardo le resultan muy incómodos y por eso ha pedido a los mercenarios del PRI, “Alito” y Murat, que le cierren el camino.

A diferencia del negociador de AMLO, que acabó escondido en Hong Kong por acusaciones de corrupción y por no estar a la altura, Guajardo tiene un gran prestigio internacional y las puertas abiertas en las negociaciones con Washington, Europa y Asia, principalmente con China y Corea del Sur.

AMLO le teme a Ildefonso Guajardo por ser contrario a las presuntas nuevas alianzas -a todas luces inconvenientes para el desarrollo político y económico de México- que ha configurado internacionalmente.

Los reacomodos

En el contexto de una guerra fría entre los bloques asiático, norteamericano y europeo, y con el comercio como primer frente de batalla, México se convierte en un país fundamental para Estados Unidos y viceversa.

Ya las dos principales potencias económicas del mundo, China y Estados Unidos implementan estrategias para la defensa de sus intereses en el continente americano, por ejemplo, EU recién aprobó una ley enfocada a fortalecer su competitividad a nivel mundial.

Entre las disposiciones aprobadas por el Congreso estadounidense para América Latina y el Caribe, está un proyecto de ley para aumentar el capital destinado al Banco Interamericano de Desarrollo para incrementar las exportaciones de bienes y servicios estadounidenses y fortalecer la competitividad. Aunque las inversiones de China en América Latina y el Caribe son todavía relativamente bajas, el Congreso estadounidense ya considera este punto como crítico.

Para contrarrestar la creciente influencia de China en el Pacífico, Estados Unidos, el Reino Unido y Australia acordaron la creación de una nueva alianza militar, bautizada como “Aukus”.

Por su parte China busca un TLC con Uruguay, coquetea con algunos otros países del cono sur para lograr acuerdos comerciales y busca el apoyo de Australia para su adhesión al Tratado Integral y Progresista de la Asociación Transpacífico (TIPAT).

De ahí la importancia de que AMLO tuviera la presidencia de la reunión de la CELAC, sin embargo, resultó un rotundo fracaso.

Tristemente López Obrador no supo conducir una alianza latinoamericana, con un discurso completamente contradictorio en el que, por un lado, propuso una alianza comercial (la fórmula más neoliberal) y la inclusión de Estados Unidos y Canadá y por otro fustigó con dureza extrema a sus nuevos invitados por “neoliberales”.

Quiso quedar bien con sus amigos, los presidentes de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia y para ello no le importó cuestionar a Estados Unidos, su principal aliado y socio comercial y todo, para favorecer los intereses chinos y norcoreanos.

AMLO dio un trato destacado al presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel y “en lo oscurito” recibió al presidente venezolano, Nicolás Maduro, además le pidió al presidente de China, Xi Jinping, que pronunciara un discurso por video en la cumbre. En conjunto, el mensaje que envió AMLO fue muy desafortunado para la relación con su principal socio comercial.

En este contexto, la posición que en adelante asuma México repercutirá en la situación comercial y económica, tanto dentro como fuera del país, de ahí la importancia de que, quien asuma la presidencia de la comisión de Economía en la Cámara de Diputados, coadyuve a dar sentido legal y constitucional a las participaciones internacionales que realice el jefe del Ejecutivo en representación del país.

Es lamentable que los mismos que traicionaron al PRI y al PRD, sean quienes se opongan a la llegada de Idelfonso Guajardo, un personaje que sin estridencias puede dar sentido y coherencia a la posición económica y comercial que asuma México en los ámbitos nacional e internacional.

No se entiende cómo personajes de tan bajo nivel, como el presidente del PRI, Alejandro Moreno y su “papá político” José Murat, Agustín Basave, líder de la bancada de MC o el dueño del PT, Alberto Anaya -aliado y financiado por el líder norcoreano Kim Jong-Un- sean quienes busquen, por órdenes de AMLO, evitar que Guajardo ocupe la presidencia de una de las más importantes comisiones en la Cámara de Diputados.

Antes intentaron impedir que Guajardo protestara como Diputado fabricándole delitos de enriquecimiento ilícito, pero la situación no prosperó.

Apenas al inicio de la Legislatura, se consolida el PRIMOR, Murat, Alito y Basave se unen para, a toda costa, quedar bien con AMLO.