Para entendernos, esto es, para evitar confusiones lamentables, partamos de siete definiciones de ladino que ofrece el Diccionario de la lengua española de la RAE, de dos definiciones de agandallar del Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española y de una definición de marketing político tomada al azar de un artículo difundido en internet.

√ Ladino 1. “Astuto, sagaz, taimado”.

√ Ladino 2. “Perteneciente o relativo al ladino (lengua retorrománica). Léxico ladino”.

Ladino 3. “El Salv., Guat., Hond., Méx. y Nic. Dicho de una persona: Que es mestiza y solo habla español”.

√ Ladino 4. “Guat., Hond., Nic. y Pan. mestizo”.

√ Ladino 5. “Dicho de una persona: Que habla con facilidad alguna o algunas lenguas además de la propia”.

√ Ladino 6. “Nombre masculino. Lengua retorrománica que se habla en el Tirol meridional”.

√ Ladino 7. “Nombre masculino. Lengua religiosa de los sefardíes, que es calco de la sintaxis y del vocabulario de los textos bíblicos hebreos y se escribe con letras latinas o con caracteres rasíes”.

√ Agandallar 1. “Mx. Avasallar una persona a alguien sin miramientos ni respeto, llevado por el interés o el provecho propios”.

√ Agandallar 2. “Mx. Robar, quitar desconsideradamente algo a alguien”.

√ Marketing político. “Una disciplina que incluye todas las técnicas de investigación, gestión y comunicación que son empleadas en el diseño y realización de acciones estratégicas de una campaña política”.

Las mantas

Este viernes 1 de julio se celebró el evento de inauguración de la primera etapa constructiva de la refinería Dos Bocas. Más allá del significado histórico de ese “sueño cumplido” (AMLO dixit), políticamente hablando lo llamativo fue el despliegue de mantas de apoyo al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.

“Adán Augusto va”, decían las lonas colgadas en los puentes peatonales de la carretera que va de Villa Hermosa a Paraíso.

Ignoró lo que pensaron cuando vieron la promoción adanista el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus acompañantes más relevantes en el acto (Beatriz Gutiérrez Müller, Octavio Romero, Rocío Nahle, Carlos Slim, Claudia Sheinbaum, Jorge Alcocer Varela, Daniel Chávez, Alejandro Murat, Layda Sandores, etcétera), pero adivino que ellos y ellas se preguntaron si las mantas eran producto de la mercadotecnia política o si solo se trataba del clásico ladino agandalle muy a la priista.

Si nos atenemos a las definiciones, marketing político no fue. Ningún estratega electoral serio aconsejaría una publicidad que, por fea y mal hecha, puede resultar contraproducente para el aspirante presidencial al que pretende favorecer. Definitivamente no creo que haya habido nada parecido a técnicas de investigación detrás de algo que se vio bastante vulgar y que, de plano, no va con la personalidad refinada del titular de Gobernación.

¿Se trató de agandalle? Sí, si nos atenemos a la primera definición de esa palabra: “Avasallar una persona a alguien sin miramientos ni respeto, llevado por el interés o el provecho propios”.

Quiero pensar que la idea de tales mantas no fue de Adán Augusto, pero sus seguidores en Tabasco —entidad federativa de la que fue gobernador— sin duda quisieron avasallar de esa manera, frente al presidente AMLO, a una competidora del titular de Gobernación, la doctora en ingeniería Claudia Sheinbaum. Los machos del sureste le dijeron a la única mujer con posibilidades de llegar a la presidencia: “Ser presidente es un trabajo de hombres”.

Y, por lo demás, sin duda se trató de un agandalle ladino en términos de la primera definición que da la Real Academia Española: “Astuto, sagaz, taimado”. Algunas personas en Tabasco, no sé qué tan cercanas a Adán Augusto, se sintieron muy valientes y listas y se aventaron la puntada de las mantas.

La tercera definición de ladino (“mestizo que solo habla español”), quizá resulta apropiada para los tabasqueños que colgaron y pagaron las mantas, pero no para Adán, quien es educado y no debe batallar para expresarse en francés, ya que estudió una maestría en París. Por su origen social —clase media alta— no dudo que domine el inglés.

Las otras definiciones de ladino no aplican ni a los seguidores de Adán Augusto ni al secretario de Gobernación. Ellos no tienen nada que ver con el léxico que se hablaba —quizá de alguna manera aún se hable— en los Alpes suizos e italianos. Tampoco se les ve pinta de religiosos sefardíes.

En resumidas cuentas, creo que los seguidores del secretario de Gobernación le hicieron un daño por tres razones: (i) las mantas no tienen lógica basada en el marketing político, (ii) se pasaron de vivillos y (iii) se vieron machistas con el agandalle del evento no solo para favorecer a Adán Augusto, sino para intimidar a una aspirante presidencial mujer.