Frente a la creciente presión, el círculo cercano al expresidente Andrés Manuel López Obrador, encabezado por su “hermano” Adán Augusto, prepara su defensa desde la trinchera que mejor conocen: las calles.
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), la Fiscalía General de la República (FGR), el SAT y agencias internacionales como la DEA, el FBI y el Departamento del Tesoro de EE.UU., han iniciado investigaciones que complican el panorama al obradorismo y, aunque la presidenta ha mantenido una postura firme de respaldo hacia López Obrador, Adán Augusto, Mario Delgado y Andrés López Beltrán, su administración comienza a mostrar signos de tensión interna.
La narrativa oficial mantiene impulso a través de las conferencias mañaneras, sin embargo, ante las constantes revelaciones escandalosas, ha ido perdiendo fuerza, incluso entre los simpatizantes del movimiento.
En este contexto, los tabasqueños estarían planeando salir a las calles en diciembre, con el pretexto de una gira nacional para presentar un nuevo libro del expresidente.
La gira como estrategia
El rumor, que habría sido filtrado por el equipo de comunicación de Jesús Ramírez Cuevas, apunta a que el senador Adán Augusto pidió a AMLO una gira nacional, misma que coincidiría con el inicio de una campaña de reposicionamiento del obradorismo, versión que tomó fuerza cuando Alfredo Jalife-Rahme, uno de los voceros predilectos del régimen anterior, publicó en la red X que AMLO retomará actividades públicas en diciembre.
En el fondo se trata de una jugada desesperada para evitar que líderes del movimiento comparezcan ante la justicia. La estrategia sería en dos vertientes: blindarse con el respaldo de las bases clientelares y presionar políticamente a la presidenta Sheinbaum, quien puede no haber brindado las garantías necesarias para proteger a estos personajes.
Tensión en Palacio y señales de ruptura
La fractura interna se hizo evidente en el evento del pasado domingo. Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Manuel Velasco y Andrés López Beltrán fueron relegados a segundas y terceras filas, tras las vallas de seguridad.
Aunque simbólicamente desplazados, la presidenta evitó un rompimiento frontal omitiendo en su discurso logros clave en materia de seguridad como el combate al huachicol y la destrucción de más de 160 narcolaboratorios; acciones impulsadas por su administración y negadas sistemáticamente durante el pasado sexenio.
Llamó la atención la ausencia de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y de Marcelo Ebrard, secretario de Economía. Ambos han marcado distancia del obradorismo y sus acciones claramente han ido en contra del clan tabasqueño: uno desmantelando redes criminales y el otro negociando con Washington en torno al T-MEC, un acuerdo que impacta la estructura de negocios impuesta por el obradorato y que deslegitima las reformas que se hicieron en el sexenio pasado.
¿Revocación de mandato como revancha?
El regreso a las calles también puede obedecer a otra estrategia: impulsar desde ahora una campaña de revocación de mandato. Aunque la Constitución establece que esta consulta solo puede realizarse una vez por sexenio y a mitad del mandato presidencial, sectores radicales de Morena estarían buscando crear presión para un nuevo ejercicio en 2027, coincidiendo con las elecciones intermedias y la renovación de 17 gubernaturas.
La intención es clara, presentar a Sheinbaum como responsable del “desmoronamiento del movimiento” y, en consecuencia, forzar su salida anticipada o al menos debilitar la segunda mitad de su sexenio. Para reposicionarse planean apoyarse en sus bases clientelares, sindicatos cooptados y movimientos sociales afines.
Contramedidas desde el Congreso
Previendo este escenario, operadores políticos cercanos a Sheinbaum, como el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, trabajan en una estrategia legislativa. Esta semana presentó una iniciativa de reforma para que todas las elecciones, intermedias, gubernaturas, renovación del Poder Judicial y eventual revocación de mandato, se celebren el mismo día en 2027. El objetivo: blindar a la presidenta, mantener el control institucional y limitar el margen de maniobra de los leales a AMLO.
El 2026: año clave
Todo indica una movilización política intensa. De un lado, los intentos del lopezobradorismo por recuperar espacios perdidos y evitar enfrentar la justicia. Del otro, el desafío de Sheinbaum por consolidar su propia legitimidad, tomar control del partido y deslindarse, sin romper del todo, con el legado de su antecesor.
La lucha por el poder que se libra dentro de Morena, en tribunales, en las cámaras legislativas, en el espacio público y en la narrativa nacional, se trasladará a las calles.
Las amenazas veladas de regresar a la movilización masiva no son simples actos de nostalgia, los López (hermanos, primos y cómplices) preparan una estrategia de supervivencia política de quienes enfrentan su momento más crítico.
X: @diaz_manuel