“Sangre de Abel. Clarín de las batallas.

Luchas fraternales; estruendos, horrores;

Flotan las banderas, hieren las metrallas,

Y visten la púrpura los emperadores”

Rubén Darío

“Cometer un error y no corregirlo es otro error”

Confucio

¿No hay algo que hagan adecuadamente en la 4T? Por lo visto no.

La miscelánea fiscal para el 2022 presenta más problemas que soluciones. Si lo que busca es beneficiar al ciudadano, hará lo contrario. Ya sea para intentar obtener más ingresos o, bien, para impactar en ciertas clientelas electorales, la miscelánea contiene rubros con dedicatoria. Por último, incita a la informalidad.

La miscelánea fue avalada en lo general en el pleno de la Cámara Diputados, si bien hasta hoy miércoles sabremos cuáles de las reservas (¡de poco más de 500!) fueron tomadas en cuenta para cambiar algunos de los puntos más álgidos de la misma. Eso será en el transcurso del día —quizá más— pues ayer la jornada legislativa terminó entre gritos y empujones de unas y otras bancadas.

Las reservas de Regeneración Nacional (28) fueron eliminadas finalmente —todas salvo una— ya que se “informó” que se debía acatar la voluntad del residente de Palacio, despreciando la autonomía que debieran tener como poder legislativo. La que se mantuvo obedeció a que un diputado morenista se despistó y olvidó retirarla; así, Morena terminó votando en contra de la reserva de uno de su propia bancada…

Pero más allá del sometimiento de los diputados morenistas, este esperpento de miscelánea criminaliza a los contadores públicos, obliga a los jóvenes de 18 años a registrarse ante el SAT, limita los donativos de privados a causas altruistas, aumenta impuestos a empresas maquiladoras y dinamita la economía formal. Todo en un solo paquete.

Aunque uno de los mantras de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es decir que no se aumentarán los impuestos, la realidad es otra. Basta señalar el incremento a las entradas a los museos del país. Una increíble forma de alejar aun más la historia y la cultura de las personas; terminó por ser fácil incrementar precios que pagarán todos aquellos que desean ser un poquito más cultos…

El aumento en el precio de los pasaportes no es un impuesto, pero sí es una forma de recaudar mayor cantidad de ingresos. Y más allá de que sea lo adecuado o no, dicho incremento se traduce en una entrada mayor para el fisco de nuestro país.

Por cuanto a la obligatoriedad para que quienes cumplan 18 años tengan que inscribirse al Registro Federal de Contribuyentes, si bien no significa en automático que se les cobre impuestos, aquellos que no se registren tendrán que pagar una multa superior a los once mil pesos.

La criminalización de los contadores logra que ellos también sean corresponsables de lo que no declararon sus contratantes o en caso de que sus clientes falsearan información. La medida los fuerza a convertirse en una suerte de “agentes fiscales”.

Existe también la disposición para limitar la deducción de impuestos por concepto de donativos. La reforma al artículo 151 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta tendrá impacto tanto en el corto como en el mediano plazo.

A ninguno nos gusta la idea de tener que pagar más impuestos o devengar más por los servicios públicos, pero si además se paga por malos servicios o se nos culpa por las errores e inadecuadas decisiones de otros, no se justifican los incrementos.

Desafortunadamente, pareciera que esta miscelánea solo busca disminuir el bienestar para una parte considerable de la población en lugar de ofrecer mejoras para todos.

Los horrores no han hecho más que empezar. Si la miscelánea termina aprobada sin hacer caso a las reservas presentadas por los partidos de oposición, el próximo año será terrorífico fiscalmente hablando.

Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero