Luego de rebasar el primer semestre de gestión de la presidenta constitucional de México, desde luego, sirve para realizar un balance más profundo de los cambios inéditos que han sentado un precedente importante en este proyecto de transformación, y todos aquellos patrones que han servido como palanca de impulso para el desarrollo que, al final de cuentas, es una de las prioridades en la agenda de Claudia Sheinbaum. Ella misma, que ha construido una estructura para favorecer la estabilidad de la nación en todos los sentidos, diseñó, a nuestro juicio, uno de los andamiajes más ambicioso en el llamado Plan México. Todo ello, que va enfocado a provocar bienestar y mejoramiento de la calidad de vida, está produciendo impactos positivos no solamente en materia económica, sino en proyección tecnológica, cultural y científica. Hay evidencia, de hecho, que estos mecanismos sofisticados, vistos en esa perspectiva con miras a fortalecer los procesos de la industria -dada la vasta naturaleza y la autosuficiencia en algunos recursos inherentes- dan pasos importantes.
Recordemos que uno de los propósitos de Claudia Sheinbaum, que ha dado un equilibrio significativo, es que la economía sea una de las potencias más productivas a nivel global. La cumbre del G7, que sirvió como telón de fondo para ratificar el liderazgo a nivel mundial de nuestra presidenta, fue también una importante vitrina para sostener encuentros que, a la postre, traigan efectos duraderos en los mercados internos. En esa misma modernidad de la que hablamos, por mucho, nuestro territorio ha mostrado su capacidad teniendo en cuenta las diferentes necesidades de la población civil. Desde luego, sabemos que el clima que se ha formado con el vecino país, al menos en algunos asuntos, han trabado algunas negociaciones en tópicos específicos. Aquí, sobra decirlo, Marcelo Ebrard ha hecho un papel relevante para reducir significativamente el asunto de los aranceles en los productos que exporta nuestra nación.
Respecto a todo esto, que también podemos asociarlo al Plan México, está el impulso no solamente a escala mundial, sino nacional; es decir, detonar la economía con los recursos naturales con los que cuenta el país que, por cierto, son numerosos. El punto crucial, para que este asunto tenga un funcionamiento efectivo, necesita ese empuje para aumentar la producción. La minería, por ejemplo, ha sido ampliamente reconocida por su capacidad en algunas entidades. Con ese componente clave, propiamente dicho, la Secretaría de Economía ha firmado un importante acuerdo de colaboración en ese flujo abundante de los minerales. Siendo así, entraremos en una nueva fase de repunte que es, ni más ni menos, parte de esa plataforma que ofrece el Plan México.
Con ese dinamismo que proyecta uno de los planes más específicos en términos de desarrollo, tenemos la obligación de presumir su importancia. Desde esa perspectiva, se notó, se puso muy en alto en nombre de México en la pasada cumbre que se llevó a cabo en Canadá. Ahí, en efecto, se atendieron asuntos relacionados con el cambio climático, la colaboración, pero sobre todo fortalecer los lazos de aportación para que nuestros productos, que son altamente competitivos bajo la insignia de Hecho en México, tengan no solo la identificación por su calidad, sino que lleguen a más rincones. Y algo que nos identifica bastante, y que además tiene su reconocimiento. Basta ver el trabajo eficiente que viene realizando el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial. Dicha institución, de hecho, ha dado cumplimiento para salvaguardar el registro y la autenticidad, pero, de igual forma, trae consigo una campaña para combatir la piratería: uno de los grandes flagelos que heredó el conservadurismo.
Aunque, más allá de eso, lo más importante son los impactos positivos del Plan México. Ese andamiaje, que nos enorgullece como mexicanos, es un verdadero agente de cambio y transformación. Esos mismos cambios que hoy ocurren, sobra decirlo, han puesto en otras latitudes a la presidenta constitucional. La mejor prueba de ello, resumida en eficiencia y responsabilidad, es el abrumador respaldo que tiene del pueblo de México. A lo largo de estos días, en efecto, supimos que la mandataria, en su mayor apogeo, llegó a su pico más alto con más del 82.5% de aprobación ciudadana. Todo ello, que es ampliamente reconocido, tiene un valor especial porque pone principal acento en el mejoramiento de la calidad de vida de la población civil, especialmente la que más necesita asistencia.
Todo esto es, en definitiva, el proyecto de la llamada Cuarta Transformación.
Notas finales
Vaya intensidad con la que aborda los temas Emiliano Rojas, joven propositivo que, a la par de sus funciones como coordinador de asesores de Morena en la Cámara de Diputados en San Lázaro, se ha echado al hombro tareas específicas, mismas que hoy son sustanciales no solamente en parlamentos juveniles, donde han abierto el abanico de participación a hombres y mujeres de todo el país, sino como una especie de vocero que ha encontrado espacios importantes para dar a conocer detalles de las reformas constitucionales que, a nuestro juicio y el de millones de mexicanos, están profundizando la vida pública de México.
Una de ellas, sin duda, la ‘Ley Silla’, que por su naturaleza constitucional y sus efectos legales, ha entrado en vigor hace unos días. Esa esa una gran noticia que nos compartió en entrevista con un medio de circulación nacional y que, por su relevancia, abordaremos en nuestra columna de mañana, máxime porque se trata, por su objetivo específico, de una justicia social para millones de trabajadores que, por las características de su desempeño, permanecen largos periodos de pie.