“En el mar la vida es más sabrosa… en el mar todo es felicidad”
Fragmento de canción del autor Osvaldo Farrés
Desde el Titanic, a pesar de su fracaso, pasando por la exitosa serie televisiva estadounidense “El crucero del amor”, y hasta nuestros tiempos, los viajes en cruceros han sido un factor muy importante en la pirámide económica mundial, por varias razones, incluyendo la gran capacidad de pasajeros que puede transportar un solo crucero al navegar en cualquiera de los 7 mares.
Pero como todos los sistemas económicos capitalistas, el de los cruceros no se quedó atrás en su afán por obtener cada vez mayores riquezas sacrificando los cabos más débiles de dicho sistema, y en éste caso, desafortunadamente, son los seres humanos, y lo voy a explicar más profundamente.
Uno de los grandes beneficios de la Segunda Guerra Mundial fue el avance tecnológico tan importante en cuánto a navegación, ya que en el enfrentamiento entre los aliados y Hitler, sobre todo en el Océano Atlántico, ganaba quien más dominaba dicha tecnología marítima de los barcos y de los submarinos, misma que hasta ahora los cruceros utilizan para navegar, evitando huracanes y malos tiempos climatológicos, asociada a la vigilancia satelital y a los avances arquitectónicos que han logrado la fabricación de cruceros cada vez más largos, más anchos, más altos y más estables, aprovechando obviamente la grandeza de los mares.
Pero, repito, desafortunadamente, los que tienen que equilibrar los gastos de la tecnología y la arquitectura marítimas son los seres humanos que trabajan como tripulación de los grandes cruceros, ya que como es sabido, lo que hacen las grandes compañías de navegación al respecto es contratar personas de países en desarrollo, o mal llamados: “tercermundistas”, incluyendo a países de Latinoamérica y Asia, y pagándoles sueldos iguales o similares a los que ganan en sus patrias, y así, enriquecerse y alimentar el sistema económico capitalista de cruceros, que de ser diferente, sería mucho más noble, social y políticamente, me refiero a que los integrantes de las tripulaciones de los grandes cruceros ganaran salarios equivalentes a sus horas de trabajo en tierra estadounidense principalmente, sin afectar las ganancias de los empresarios superiores al generar esto mayor progreso y plusvalía.
Espero que el presente ensayo más que considerarse un anhelo pueda ser visto como una propuesta por los empresarios navales.