Las y los siete mexicanos secuestrados por elementos de las fuerzas armadas de Israel en aguas internacionales son: Arlin Medrano, Carlos Pérez Osorio, Dolores Pérez-Lazcarro, Laura Vélez, Karen Castillo, Sol González Eguía y Ernesto Ledesma.
Su “crimen”, junto con otros cientos de activistas de 50 países del mundo, fue llevar medicina, fórmula para bebé y comida a los cientos de miles de víctimas palestinas de un genocidio perpetrado por los sionistas de Israel, como parte de la Flotilla Global Sumud.
Debemos exigir al gobierno humanista de la 4T que haga todo lo posible por traer de vuelta a nuestros connacionales a México y, que en caso de que hayan sufrido algún tipo de maltrato físico o psicológico, se rompan relaciones con ese ente colonial que, de acuerdo con una resolución de la Asociación Internacional de Expertos en Genocidio (IAGS, por sus siglas en inglés), lleva a cabo un genocidio contra civiles palestinos.
Si bien, México carece de los medios para detener este genocidio, sí debe sumarse a una iniciativa global para suspender cualquier tipo de intercambio económico, académico o tecnológico con los perpetradores de este holocausto del siglo XXI.
Libertad inmediata para los siete mexicanos secuestrados por Israel.