LA POLÍTICA ES DE BRONCE

Enrique Alfaro, exgobernador de Jalisco, dejó la política y se trasladó a España para cumplir su sueño: convertirse en director técnico de un equipo de élite del futbol. Se capacitó en la madre patria.

En su más reciente fotografía, Alfaro aparece sonriente, vestido con ropa deportiva azul, ya como flamante asistente técnico en el Real Valladolid de España. Declaró que se encuentra en búsqueda de su nuevo objetivo.

Todo esto está muy bien. Cualquier persona tiene la oportunidad de reinventarse. El problema es que Alfaro dejó Jalisco convertido en un páramo de fosas clandestinas. No hablo de parajes apartados de la sierra o lugares remotos, sino de las cercanías del Estadio Akron, que será sede de la pequeña parte que nos toca del Mundial de Futbol del próximo año.

Sabemos poco de estos terribles hallazgos gracias al trabajo incansable de los grupos de madres buscadoras y familiares de personas desaparecidas que, a pico y pala, han encontrado más de 450 bolsas con restos humanos desde 2022 a la fecha en esas zonas.

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De acuerdo con medios de comunicación, los hallazgos más recientes ocurrieron en septiembre de este año, cuando familiares de personas desaparecidas, acompañados por autoridades, localizaron nuevas bolsas con restos humanos en zonas rurales y predios cercanos al estadio de las Chivas. Los puntos con más hallazgos son los predios Las Agujas, Camino a La Noria, Camino al Alemán y la colonia Arroyo Hondo, todos a pocos kilómetros del recinto mundialista.

De acuerdo con el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, además de las 450 bolsas encontradas en áreas próximas al Akron, en un panteón cercano se han recuperado alrededor de 130 cuerpos, mientras que en zonas como Nextipac y Plan de la Noria se localizaron 89 bolsas entre 2018 y 2022, y en Arroyo Hondo, otras 48 bolsas. Las fosas continúan activas, según denuncian los propios colectivos.

Si lo encontrado en el Rancho Izaguirre nos estremeció —donde las preguntas esenciales siguen pendientes—, los hallazgos en las cercanías del estadio mundialista deberían estremecernos como sociedad y convocarnos a la acción. Las preguntas incómodas son: ¿de verdad Enrique Alfaro y los presidentes municipales de Guadalajara y Zapopan no se dieron cuenta de lo que ocurría? ¿Son cómplices o simplemente pensaron que esto nunca saldría a la luz?

En su primer año de gobierno, Pablo Lemus, sucesor de Enrique Alfaro en la gubernatura de Jalisco, no canta mal las rancheras, y en estos meses ha mostrado la misma incapacidad de su antecesor. Recién llegado a la gubernatura, le estalló el escándalo del rancho Izaguirre, en lugar de ir a fondo en las investigaciones, decidió nadar de a muertito, como acostumbra la mayor parte de la clase política mexicana. En el caso de los restos en las cercanías del estadio Akron no puede hacer como si la Virgen le hablara.

Estos horribles hallazgos marcarán su gobierno, no los tres partidos mundialistas o los de repechaje que se jugarán en Jalisco. Como ocurre en estos casos, son las madres buscadoras las que, cargando su dolor a cuestas y una pala en la mano, demuestran con cada bolsa encontrada qué tan lejos estamos de la justicia y de la seguridad.

Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.