Poco les importó haber protagonizado uno de los peores fiascos de los que tengamos memoria. Pensé que, con ello, las encuestadoras que hicieron un papelón- en la previa de las elecciones presidenciales- iban a reinventarse. Tanto México Elige, como Massive Caller, siguen funcionando con total descaro. Lo peor de todo, que al final de cuentas siguen sin prosperar, es la metodología tan cuestionable e ilógica que aplican en los resultados que divulgan a la luz pública. A decir verdad, estas dos instituciones, a la par, daban, inclusive, un porcentaje de ventaja a favor de Xóchitl Gálvez. Eso nos facilitó más la sospecha de que, tras bambalinas, había un conflicto de intereses que después se puso al descubierto. Una y otra, en efecto, tiene una fuerte relación que los liga con liderazgos de Acción Nacional.

Podemos decir, a grandes rasgos, que su método sigue reflejando la decadencia que vive la propia oposición al tratar de nublar la percepción. México Elige, por ejemplo, publicó una metodología que alude a una irrealidad. Dicen, con total descaro, que 7 de cada 10 mexicanos no volverían a votar por Claudia Sheinbaum.

De hecho, la nota la replicaron algunos medios de comunicación que se han declarado abiertamente detractores del movimiento de transformación. Todo eso, que debemos atribuirlo a una estrategia fallida de la oposición, no es más que la intentona de agitar el escenario político-electoral. La guerra propagandística, obra de la oposición, no es un instrumento que sea tomado muy en serio. Sabemos que los detalles de esas encuestas, en definitiva, son escenarios ficticios que buscan causar controversia.

Eso, ni siquiera, es un tema que puede entrar en el debate público. La realidad es que, por mucho, Claudia Sheinbaum sigue arrasando en popularidad. Su imagen, tan solo en el mes de noviembre, se ha mantenido en un pico muy elevado. De acuerdo con la encuesta de Metrics Mx- para SDPnoticias- la mandataria está al filo de los 75%. Si somos objetivos, esta evaluación que citamos, de la pasada elección presidencial, fue la más precisa y exacta. Lo atestiguamos con el margen de error mínimo que promedió. Con total credibilidad, entonces, podemos guiarnos por las calificadoras que han ganado presencia y legitimidad. Las que carecen de confiabilidad, obviamente, no podemos considerarlas como un criterio que se apega a la realidad. Sabemos que la oposición le apostará a ellas para tener un estudio menos concreto de la perspectiva.

Las consultas que hace México Elige y Massive Caller, de verdad, no tienen ni pies ni cabeza. De hecho, los números que divulgan o dan a conocer son, sin ir más lejos, un total disparate. Basta recordar el enorme fracaso que ambas protagonizaron. Eso nos dio una clara señal para concluir que, a la postre, ambas querrán ser partícipes del escenario electoral, eso sí, con poca cobertura. Lo grotesco de sus números, a los que se quieren atenerse para presumir un ascenso, solo es una situación que los hace ilusionarse ante lo efímero. No es verdad que la gente haya perdido el cariño y la simpatía por la presidenta Claudia Sheinbaum. Es, de nueva cuenta, un plan frustrado de la derecha de intentar confundir a la sociedad. En efecto, los propios portavoces de la oposición, que salieron a vitorear la nota de estas encuestadoras, no tardaron en presumir los datos que no son concluyentes en ningún aspecto. La humillante derrota de Xóchitl Gálvez, a la que daban por ganadora, perdió por un margen abismal.

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México Elige y Massive Caller, en definitiva, están severamente dañadas en su imagen. No tienen una metodología confiable. Cargan, de hecho, con fallidos presagios que se atrevieron a divulgar a pesar de que la mayoría de calificadoras, que duplicaban el porcentaje a favor de Sheinbaum, cumplieron con la responsabilidad de plasmar lo que la sociedad, a pregunta expresa, manifestó en cuestionarios y entrevistas.

Dadas las condiciones, es importante que existan mecanismos jurídicos para regular la numerosa lista de encuestadoras. Pero no generalizamos: hay ponderaciones que, por sus convicciones y compromiso social, dan cuenta de las verdaderas preferencias de la gente. Es una exageración que 7 de cada 10 mexicanos ya no confían en Sheinbaum, como asegura México Elige. La única verdad, expresada en los estudios de mayor confianza, es que la inmensa mayoría de la ciudadanía cobija a la presidenta. Goza, ni más ni menos, de tres cuartas partes del grueso de los mexicanos.

El partido que la llevó al poder, de hecho, es inmensamente favorito para ganar 16 de 17 gubernaturas, incluyendo Querétaro y Chihuahua. Por eso esta oleada propagandística, que busca solo confundir. Hay una lógica en las encuestas de la oposición, debido a la situación de desconfianza que empeora cada vez más para el PRIAN. Por eso estas encuestas de la oposición, que jamás podrán reemplazar a las de credibilidad, al menos que sean honestos, seguirán siendo solamente estadísticas que no producen nada. Son ellos quienes, de nueva cuenta, tratan de persuadir a la población con números inflados y malas prácticas.

En concreto, Claudia está en el mayor apogeo de su carrera. En el último tramo de este mes, sin duda, abarrotará el Zócalo el próximo 6 de diciembre. Será una fiesta popular que reflejará el grado de popularidad que goza la mandataria federal. Lo demás, de las encuestas de la oposición, tenemos la plena convicción que son una exageración, un disparate. El promedio de la presidenta raras veces cae, al menos pequeñas décimas. Sin ir más lejos, su ponderación ronda al filo de los 75%. Impresionante.