La semana pasada, en una estrategia sincronizada, los medios y plumas conservadores presumían lo que se avecinaba con el relanzamiento del PAN. Se aseguraron que, a través de esa narrativa, los fragmentos de sus líneas dijeran que, con un cambio total, el panismo se reinventaba con un proyecto de nación que valía la pena seguir de cerca. Hubo, a propósito de ello, quienes aludieron que veríamos cuadros nuevos y liderazgos que, según ellos, han comenzado a brotar entre la población civil. A la par de ello, uno que otro periodista se atrevió a decir que lo que venía en puerta, de verdad, sería el contrapeso que sacará del poder a Morena. Eso es técnicamente posible, pues nuestra democracia, plural y transparente, permite que cada partido tenga los recursos y las prerrogativas para promocionarse. Sumado a eso, de igual manera, hay tiempos oficiales para que cada expresión haga campaña y, con ello, el objetivo de ganarse el cariño de la gente sea una chance en igualdad de condiciones.

Eso, por un lado, nos habla de que las mismas reglas de participación son, desde esa perspectiva, iguales para todos. El problema es que, en lo político, las condiciones son abismalmente diferentes. Lo más alarmante para el PAN, más allá de que está gastando millones en publicidad en vano, es que, por más de que hagan este tipo estrategias de marketing, su credibilidad continúa por los suelos.

Si hacemos un balance rápido, Acción Nacional le está apostando más a lo mediático que a lo territorial. Dicen que, a través de una aplicación, recolectarán información para conocer la opinión de la población y, por ende, sí tienen algunas aspiraciones en puestos de elección popular. Eso, desde luego, es posible si de verdad existiera la voluntad. Lo del PAN, por eso, es una simulación. Lo saben quienes han tenido la experiencia de conocer a detalle lo que es un proceso interno, en especial donde el conflicto de intereses es aún mayúsculo.

Por eso las palabras de Jorge Romero, sobre quien pesan varias acusaciones por actos de corrupción inmobiliaria, no tienen ningún valor. Eso de optar por abrir el compás de las participaciones a la población es, lo dije, un montaje de la derecha, sobre todo cuando ves las mismas caras de los integrantes desfilar en ese supuesto relanzamiento. Todos ellos, que venderán caro su amor, querrán cuotas de poder y acceso a puestos de elección popular.

No me imagino, por ejemplo, que Santiago Taboada o la misma Kenia López, que nunca ha estado en campaña, cedan posiciones a los nuevos cuadros. No lo veremos con nuestros propios ojos porque lo del PAN, en definitiva, es un show. Seguirá habiendo una batalla desatada por los espacios y el poder al interior de Acción Nacional.

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Quizá, algo de lo que podamos rescatar, es el rompimiento que ha tenido con el PRI. Sin mencionar su nombre, de hecho, Acción Nacional toma distancia del Revolucionario Institucional. Saben la podredumbre que significan las siglas del tricolor, sobre todo ahora que ni siquiera existe democracia interna con el poder absoluto que tiene en sus manos Alejandro Moreno. Son de esas alianzas que restan. Los mismos relatos de las dos pasadas elecciones presidenciales dan cuenta de ello. Es verdad, es válido tratar de recomponer las cosas; sin embargo, lo del panismo es, considerando lo que vimos, una burda simulación o, de plano, el mismo anacronismo que hemos visto en los últimos años. No hay ninguna contribución nueva pese al telón de fondo que construyeron el pasado fin de semana. Todo, en efecto, apunta a las aplastantes y humillantes derrotas que vivirán en las elecciones intermedias que se avecinan. Perderán Querétaro y Chihuahua, donde las encuestas, desde ahora, les dan ventaja a Morena. Eso debe preocuparles, específicamente a estas alturas donde el ejercicio se juega con gran intensidad.

Por eso la urgencia del PAN por hacer algo que los meta de lleno a la competencia. Saben que, de las manos, se les escapan dos bastiones sustanciales que, de perderlos, que es lo más lógico que suceda, se quedarían sin estructuras estatales. De hecho, las encuestas, con fecha reciente del mes de octubre, ponen muy por encima al partido guinda en el norte del país si el alcalde de Ciudad Juárez, de los más competitivos, encabeza la coalición Seguimos Haciendo Historia en Chihuahua. Y, por si eso fuese poco, el estancamiento del PAN, que ya le cobra factura en tierras queretanas, ha comenzado a prender las alarmas para el gobernador Mauricio Kuri. Por eso tanta letanía y activismo en los medios de comunicación para salir, sin el menor empacho, a decir que no voten por Morena, pues sabe que, dentro de muy poco, entregará la estafeta.

Por eso el PAN, ante lo inminente, se hubiera ahorrado la cantidad sustancial de recurso que movilizó para un relanzamiento que, a nuestro juicio y el de una cantidad importante de ciudadanos, es una simulación. No hay, como tal, una metamorfosis porque es lo mismo. Inclusive, la gran mayoría de políticos del PAN, al menos los que aparecen posando con Jorge Romero, tienen señalamientos de corrupción, como el caso de Ricardo Anaya.

Dada esa situación, el panismo, moralmente derrotado, se enfrentarán a la cruda realidad que los aqueja, pues, en unos meses más, lo dicen las encuestas, están destinados a perderlo todo. Algo que no han perdido es la arrogancia y el desprecio a muchos sectores de la población que deciden libremente sobre su cuerpo y creencias.

Notas finales

En el sur del país, específicamente en Chiapas, gobierna la izquierda desde hace más de seis años. Pese a ello, podemos decir que esta nueva administración, por los datos que conocemos, es la que ha sentado un precedente auténtico del proyecto de la Cuarta Transformación. Tiene mucho valor, por ejemplo, que los índices de inseguridad hayan bajado significativamente.

Eso habla, entre muchos aspectos más, que la estrategia que propuso el gobierno del estado, que es pacificar toda la geografía, está rindiendo frutos. Mucho de eso se debe, en definitiva, a la buena coordinación que existe con Claudia Sheinbaum, pero, de igual manera, a los grupos especiales como los de Pakal. Ellos, de verdad, le han entregado buenas cuentas a los ciudadanos en el momento en que fueron asignados para tareas específicas.

A nuestro juicio, en efecto, más entidades deberían de tomar un giro similar, dada la responsabilidad que asumen. Por eso habría que fortalecer sus estructuras de avanzada y de logística. Hasta donde sabemos, se fortalecerá la inteligencia y, de paso, se les dará un equipo tecnológico con vehículos blindados. Eso es, por supuesto, algo que le dará mucha tranquilidad a la gente.