Ya pasaron dos años de la crisis sanitaria, la que más ha afectado al mercado aéreo. Y a pesar de las restricciones de viaje de China principalmente, el año del 2022 fue de una franca recuperación para las líneas aéreas.

La 41ª Asamblea de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), celebrada el pasado mes de septiembre, marcó un parteaguas dentro de la industria aeronáutica. 193 países votaron a favor de la hoja de ruta para la descarbonización en el 2050, asumiendo importantes compromisos para el desarrollo sostenible de nuevos combustibles como el SAF (en inglés Sustainable Aviation Fuel).

Las contrariedades nos permiten ver las distintas aristas de un mismo panorama, es así como un avión que se creía muerto y sepultado, hoy resurge de sus cenizas. Y es que las predicciones hechas a lo largo de la pandemia iban encaminadas a que el nuevo modelo aeronáutico ocuparía aviones de un solo pasillo, por lo que los grandes equipos estaban condenados a desaparecer.

¿Cuál sería la sorpresa? que durante el 2022 fue el gran regreso del gigante de los aires, el avión de la compañía europea Airbus: el A380, y fue gracias a la recuperación del mercado internacional. En 2021 vimos la última entrega de un avión A380 a Emirates Airlines, en un contexto de total declive; pero ahora, aerolíneas como Qantas, Thai Airways, Lufthansa, ANA y Eithad, están invirtiendo fuertemente en adquirir esos aviones gigantes.

Este fenómeno se acrecentó también debido a los retrasos de su competidora, la armadora norteamericana Boeing; así que un avión cuya vida útil se creía había fenecido, regresa dispuesta a emprender el vuelo, circunstancia que es concomitante a la disminución de restricciones para volar que hacen países como China y Japón.

En el caso de China, será a partir del 8 de enero que levantará restricciones a vuelos internacionales. Como sabemos, la nación asiática puso en confinamiento a no pocas de sus ciudades incluso durante el 2022, así que la relajación de sus medidas sanitarias de seguridad, busca crecer de nuevo dentro del mercado del transporte aéreo.

La aviación es tan vertiginosa que lo que un momento se creyó iba a ser el camino a la recuperación, ha dado un vuelco por completo y la ruta es completamente distinta.

En un momento se profesó que el mercado indudablemente iba a gravitar hacia las aerolíneas de bajo costo. Sin embargo los pasajeros, más que buscar una forma de viajar, están ávidos de experiencias. Es el caso, por ejemplo, del proyecto Sunrise de la aerolínea australiana de Qantas, que en el pasado tuvo que ser suspendido por la pandemia de SarsCov2, pero que hoy está más vivo que nunca.

Dicho proyecto comienza con un pedido de 12 aviones modelo Airbus A350- 1000. La idea que tiene la aerolínea es ofrecer vuelos directos a cualquier destino del mundo, evitando las molestas escalas.

Ya que estos equipos estarán diseñados para garantizar una autonomía adecuada en vuelos de 20 horas de duración. Tienen planeado manejar 4 clases diferentes y un 40% de asientos “premium” (incluidos seis de primera clase), así como un espacio de “bienestar” (wellness) en el que los pasajeros tengan la oportunidad de caminar, estirar un poco las piernas, así como poder ingerir algunos alimentos y bebidas.

Este proyecto “Sunrise” tiene como fecha proyectada para su operación el año 2025. Aparejado de un gran pedido a la armadora Airbus para renovar su flota, que constará de 40 aviones modelos A220-300 y A321XLR.

La creación de nuevas clases que se acomoden entre la clase turista y la ejecutiva son ejemplo de lo que los pasajeros estarán buscando para viajar, empujando a que varias aerolíneas piensen en implementar este nuevo tipo de asientos, que no sean tan pequeños e incómodos como los de una clase turista, pero sí cómodos y no tan caros como los de una clase ejecutiva.

Sin duda alguna, el reto en nuestro país es convencer al poder Ejecutivo de que quien lo asesora (o él mismo), desconocen cómo funciona el negocio. Lamentablemente hace declaraciones que están fuera de la realidad, como decir que “la aerolínea manejada por la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) tendrá vuelos más baratos y alcanzaría destinos a los que las actuales aerolíneas ya no llegan.”

Lo que el país requiere es una aerolínea regional, tal y como lo es Transportes Aeromar; además Andrés Manuel tendría que hacer varios estudios de mercado para ver la viabilidad de operar en ciertos aeropuertos. Durante los sexenios pasados se creyó que construir aeropuertos era un sinónimo de “progreso”, sin importar su funcionalidad. Tenemos varios ejemplos de aeropuertos subutilizados porque no hay pasajeros suficientes que quieran viajar.

De lo “barato” de los boletos ya hemos hablado en otras columnas, pero su personal proyecto de aviación no funciona para bajar los costos, esto debe quedar muy claro.

La realidad está mostrando sus cartas, y no es el mejor momento para apostarlo todo a una sola mano. Falta ver cómo afectará la falta de aviones al crecimiento de las aerolíneas, y si empiezan a desempolvar más aviones que se creía tenían sus días contados, lo mejor es la prudencia. Veamos cómo nos pinta el 2023.