Probablemente, Zacatecas, a comparación de todas las entidades que tendrán elección en 2027, sea la más polarizada. No es ninguna novedad la grilla que se ha generado en torno a la sucesión del actual gobernador. Me refiero, dada la situación que se ha propiciado, al posicionamiento que tuvo un senador de la República. Quizá, por la forma en cómo se dio, a muchos les tomó por sorpresa. Otros, en cambio, dijeron que era cuestión de tiempo para que esa situación se ventilara y, de paso, se llevara a otro terreno: el de la confrontación. De hecho, el efecto que causó cimbró a las estructuras internas en aquella entidad. Lo que hoy sucede, en resumidas cuentas, es una lucha como las que protagonizaban las tribus del PRD.

Hasta donde sabemos, un grupo que se ha encumbrado en el poder del estado, a toda costa, busca tener el control absoluto en las decisiones que se tomen en Morena, específicamente en la dirigencia estatal. Me refiero a tener mano y margen de maniobra para operar puestos de elección popular. Seguramente Luisa María Alcalde, luego de su gira, conoció los pormenores de quienes son los que buscan causar la división. Se nota que, algunos de ellos, aprendieron muy bien la pedagogía del Sol Azteca, y las prácticas de la imposición. Eso, por decirlo de alguna forma, son los lastres que contaminan al movimiento. Para quienes son adictos a ello, queda claro, la misma historia los juzgará en algún determinado momento.

A estas alturas, que son momentos claves de unidad, esto no debería estar sucediendo. Zacatecas, por su historia, es pionero de la lucha democrática de México. A nuestro juicio, claro está, ese enclave fue punta de lanza para consagrar el movimiento de izquierda. Por esa simple razón, no se puede soslayar la arrogancia con la que muchos actúan, especialmente el grupo del gobierno del que hablamos. Es, de entrada, una irresponsabilidad agitar las aguas y, por ende, buscar a toda costa mover los hilos. Al ser un tema de interés nacional, obviamente, el asunto ha ido escalando a las propias mesas de análisis. Se trata, como en su momento lo dijo Andrés Manuel, de una guerra mediática la que buscan propagar.

Quién estaría detrás de todo esto, nos cuentan, es la senadora Verónica Díaz, del grupo parlamentario de Morena. Ella, junto a su equipo de prensa, se presume están operando la coordinación de algunos medios en Zacatecas para armar una estrategia de desprestigio en contra de un legislador que, sabemos, tiene aspiraciones legítimas de compartir en la carrera por la gubernatura. Se habría entregado, por instrucciones directas, una serie de preguntas para forzar a que Luisa María Alcalde abordara el tema de nepotismo a través de cuestionamientos sesgados. Tuvieron el tiempo suficiente para abrir la metralla, sobre todo ante la presencia de los principales protagonistas. El punto es que, con ello, lo único que ocasionaron es una posible división. Está el claro ejemplo de la elección que perdió Morena en la capital Zacatecas. Se les fue de las manos no solamente por la falta de organización y exceso de confianza, sino por la arrogancia con la que actúan estos grupos que, más que abonar a construir un proceso de transformación, abren la brecha para que la oposición aproveche las grietas.

En Zacatecas, lo sabemos, hay un claro favorito en las encuestas de opinión pública. Todas las direcciones apuntan a un senador de la república. Ya se ha ido hablando del tema de nepotismo. A nuestro juicio, y el de la inmensa mayoría, esto que está sucediendo no puede ser una limitante, máxime cuando alguien, en desafíos de elección popular, gana con el voto de las mayorías. Siendo así, brotan muchos intereses para intentar descarrilar lo que por derecho constitucional se puede ejercer. Por eso, que es de suma relevancia, hay motivos suficientes para abordar un asunto que, con el paso de los días, sigue escalando en los titulares de la prensa. No es momento de rasgarse las vestiduras, sobre todo en el instante en que, en efecto, falta conocer el punto de vista de los partidos aliados. Sería irresponsable ir poniendo nombre y apellido a una candidatura cuando, en los hechos, faltan que se concreten acuerdos a través del consenso.

Las columnas más leídas de hoy

Tanto el Partido Verde Ecologista de México como el PT, son partidos que tienen voz y voto en la coalición Seguimos Haciendo Historia, sobre todo cuando existe una agenda legislativa que constituye una prioridad para la presidenta constitucional. El PT, de hecho, dio un paso fundamental con la elección de Durango y Veracruz. Fue, a comparación de otras fuerzas, quien más ganó terreno.

Pese a que Morena parte como favorito en Zacatecas, si esto persiste, puede existir un punto de quiebre. Los síntomas de la división se asoman. Las señales más claras las estamos percibiendo con este cruce de declaraciones. Se vale, para quienes defienden su nombre ahora que se originó esta campaña propagandística, que no es otra cosa más que la sucesión adelantada. Tal y como pasó con las llamadas corcholatas. No es para menos: se juega la gubernatura. El problema es que, de seguir así, puede existir un éxodo y una correlación de fuerzas hacia otra causa. Hablamos de la que el pueblo empuja y pugna en todas las encuestas de opinión pública que se divulgan mes con mes.

Entonces lo más grave que puede pasar, de no respetarse la democracia participativa, será una guerra sin cuarteles y, por ende, una fragmentación que puede traer un costo político muy alto: la derrota.