He comentado anteriormente que existe a nivel mundial un grave problema de falta de personal aeronáutico. Un problema de tal calado, que la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ha expresado la importancia y necesidad de implementar “reformas holísticas” que ayuden a resolver la crisis de personal en los servicios de asistencia en tierra de los aeropuertos.

Por su parte, en la última reunión la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) se aseveró que debería de ser prioridad la salud mental de los pilotos, de acuerdo con el Secretario General de la Organización de Aviación Civil Internacional, Juan Carlos Salazar Gómez.

Y es que hasta antes de la pandemia, el crecimiento de la industria aeronáutica había sido de manera relativamente ordenada. Pero con los dos años de incertidumbre por el Covid-19, las compañías aéreas optaron por grandes recortes de personal para hacerle frente a su nueva situación, y sobre todo con miras a evitar desbalances financieros que los llevaran a la quiebra.

Por eso hoy el gran tema que se tiene en la mesa es un polígono con varias aristas: cómo resolver la falta de personal en tierra, y al mismo tiempo la falta de pilotos, sin obviar el tema de la salud mental de los pilotos. Y yo agregaría, es importante velar por la salud mental, pero de todo el personal aeronáutico.

Nadie podrá negar la creciente demanda de vuelos; las aerolíneas de todo el mundo han tenido que sacar las operaciones, gestionándolas con el poco personal que tienen. Sin embargo, un fenómeno globalizado es que las plazas vacantes no se cubren por lo bajo de los salarios ofertados.

Por eso la IATA busca una mayor estandarización, para poder mejorar el desempeño del personal, así como brindarles de una mayor flexibilidad, incluso darles una opción de carrera con el fin de retener a los trabajadores en su empleo.

Las aerolíneas están buscando “maximizar” sus recursos

Un completo y perfecto paradigma, pues las aerolíneas están buscando “maximizar” sus recursos, esto es, hacer más con menos personal. Finalmente estamos hablando de seres humanos que no se dan abasto. Y si ofrecen empleos, los salarios están muy castigados.

Entonces entramos en un peligroso círculo vicioso, y quienes quedan en medio de este galimatías son los usuarios, que padecen largas filas, esperan horas en el aeropuerto para entregarles su equipaje, y luego más tiempo para abordar, lo que convierte la experiencia de viajar en un verdadero infierno.

La pregunta es ¿cómo podremos lograr el punto de equilibrio?, en el que la prioridad siempre sea la seguridad. La IATA recientemente aprovechó para anunciar los resultados en materia de seguridad durante el año 2021, y es de destacarse que ninguna de las aerolíneas, miembros de dicha organización, tuvieron accidentes fatales.

La historia es diferente en este año, el 21 de marzo se tuvo el accidente del avión B737 de China Eastern Airlines, y el resultado de la investigación a las cajas negras apunta a que el accidente fue intencional; fuentes de las autoridades estadounidenses que participan en la investigación, entre las que se encuentra la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte y el fabricante Boeing, informaron que se ha llegado a esa conclusión tras el análisis de datos que se han extraído de la grabadora de la cabina.

Y regresamos de nueva cuenta al tema de la salud mental de los pilotos. Hace un mes los pilotos de la aerolínea norteamericana Southwest advirtieron riesgos de fatiga; no sólo ellos, con anterioridad también lo han hecho los pilotos de Delta Airlines, American Airlines y United, manifestándose en el mismo sentido.

El problema de los pilotos en la aviación

El problema se agrava porque simplemente no hay suficientes pilotos; Estados Unidos perderá aproximadamente la mitad de sus pilotos por jubilación en los próximos 15 años, según la Asociación Regional de Aerolíneas. Solamente American Airlines proyecta que más de 5,000 de sus 15,000 pilotos se jubilarán en los próximos siete años.

Es evidente que la pandemia iba a traer estragos, y por más que se quiera evitarlos, lo mejor que puede hacer la industria aeronáutica, en su conjunto, es no paliar de manera momentánea la situación, sino realizar toda una reingeniería en los trabajos de la industria. Es elemental elevar los salarios, y presentar a los futuros postulantes atractivas prestaciones y planes de crecimiento dentro de las compañías aéreas, con la finalidad de no perder a la gente.

Esta política de pagar poco a los empleados genera una severa crisis que está interfiriendo con las operaciones, y dejando a los usuarios de aviación con un muy mal sabor de boca. Así como los empleados deben ser prioridad para las aerolíneas, el pasaje también merece trato digno, y no debe de ser el pagano de las decisiones que toman los empresarios para abaratar la operación.

Hoy tenemos pasajeros molestos, frustrados y decepcionados del mal trato que reciben por parte de los aeropuertos y las aerolíneas. Es urgente salir del circulo vicioso y entrar en uno virtuoso, que beneficie a pasajeros, a trabajadores y a los dueños del changarro; un tipo de pirinola en la que “todos ganan”, ¿o usted qué opina?