La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), a través de su vicepresidente regional Peter Cerdá, manifestó durante la conferencia Wings of Change Americas, de IATA, la importancia de que los aeropuertos latinoamericanos continúen expandiéndose, ya que se tiene previsto que las terminales aéreas se vuelvan a congestionar en los mismos niveles que en el 2019, antes de la pandemia.

“Antes del COVID-19 muchos de los aeropuertos internacionales se encontraban por encima de la capacidad máxima. Ya estábamos en esa época en situación de saturación”, dijo Cerdá al medio BNamericas, mencionando los ejemplos de Santiago y São Paulo.

Y bueno, en México tenemos un ejemplo muy cercano: el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), con su ya famosa saturación, y que al igual que otros aeropuertos del mundo, está regresando a los números que teníamos antes de la llegada del Covid19 a nuestras vidas.

Insisto, el desahogo de la principal terminal aérea de la Ciudad de México se hará de manera paulatina y con su debida planeación. A tan solo dos semanas de su inauguración, Aeroméxico -por citar un ejemplo- ha anunciado un nuevo destino “Puerto Vallarta” saliendo desde el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Es por ello que Peter Cerdá destaca la importancia de seguir construyendo aeropuertos y ampliando terminales, con la finalidad de evitar la saturación; dentro de su discurso también hizo énfasis en el importante tema de descentralizar las operaciones.

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Básicamente eso es lo que requerimos en nuestro país, una reingeniería sobre el espacio aéreo y la distribución de las rutas y slots en los aeropuertos de México. Es momento de evaluar qué tanto nos ha beneficiado o perjudicado la concesión de los aeropuertos a grupos privados, debemos revisar qué tanto han contribuido las aerolíneas a que sólo se llegue a ciertas terminales aeroportuarias.

Pongo sobre la mesa un caso reciente: hace un par de días renunció el Director del Aeropuerto de Cuernavaca, Armando Subirats Simón, señalando que además de haber recibido las instalaciones en condiciones operativas críticas, pero sobre todo las administrativas; y remata: hay un desinterés por la terminal aérea.

El de Cuernavaca ha sido un aeropuerto subutilizado. Hace muchos años tenía una línea aérea “Aerolíneas Internacionales” -que ya no existe- que mantenía interesantes ofertas de vuelo para la gente que vivía en dicha ciudad, y podía evitar el traslado a la Ciudad de México. Posteriormente con Mexicana de Aviación -que sí existe, pero no vuela- hubo otro intento de impulsar la terminal, y abrió dos vuelos a Tijuana, pero al poco tiempo se cerraron. Es un hecho, los usuarios que viven en la ciudad de la eterna primavera están tan acostumbrados a viajar a la CDMX, por lo que la ocupación no fue la deseada.

Y mientras Cuernavaca se queda sin operaciones, igual que en el Aeropuerto de Internacional de Toluca, en el Aeropuerto Internacional Hermanos Serdán, de Puebla, el gobernador Miguel Barbosa busca reponer los vuelos perdidos durante la pandemia de Covid-19. La empresa Transportes Aeromar ha anunciado dos nuevos vuelos con destinos a Acapulco y a Ixtapa-Zihuatanejo. Veremos si los poblanos ven las ventajas que utilizar la terminal aeroportuaria de Puebla, en lugar de desplazarse de hasta el AICM.

En ese contexto, las declaraciones del vicepresidente regional de la IATA, Peter Cerdá, no me parecen nada descabelladas. Hay mucho trabajo por hacer, y el gobierno, junto con las compañías aéreas y los concesionarios de las terminales aeroportuarias tienen mucho que discutir y analizar para lograr expandir nuestros aeropuertos, mientras se rescatan a otros del olvido, y lo más importante, se logra la descentralización de los vuelos. Todo ello implica un trabajo titánico, pero no es tan grande como el esfuerzo requerido para reeducar al usuario y “venderle” las ventajas de salir desde ciertas terminales aéreas.

Hay desafíos a largo plazo, como la necesidad de infraestructuras, y la marcada desigualdad de la población, pero a pesar de esto, las perspectivas de crecimiento de la aviación comercial en América Latina y el Caribe son positivas. Como indicador indiscutible de la buena salud de la economía latinoamericana, los expertos analistas estiman que su PIB se incremente en una media del 2.9% anual hasta 2038, así como un aumento del comercio del 3.2% anual para el mismo periodo.

Con un crecimiento del tráfico aéreo en aviación comercial, la demanda de nuevos aviones para esta zona latinoamericana se calcula en 2,685 unidades. Los aviones de pasillo único constituirán la mayoría de las adquisiciones, con un 85%, lo que representan 2,400 aviones de estas características. Hoy por hoy en nuestro país la aviación comercial apenas suma 300 aeronaves.

Se vislumbra un buen futuro para el crecimiento de la aviación, de la mano del crecimiento de la infraestructura aeroportuaria. Son buenas noticias para los usuarios de la industria aérea, pero también para el resto de los ciudadanos de nuestro país. Vale la pena apostar por ello, desde el gobierno, y desde la iniciativa privada.