Enlace: ‘Persona que hace de intermediario entre dos personas o partes que no pueden comunicarse o encontrarse, especialmente en organizaciones secretas’.

Definición

Los Illuminati de izquierda

Para la clase empresarial, Morena es una organización secreta. Hay arcanos en este partido político que solo conocen Andrés Manuel y sus íntimos. De ahí que parezca tan paradójica o contradictoria la percepción de la 4T —al menos la que presenta en público— sobre el sector privado, al que a veces se le reconoce su importancia y a veces se le desprecia.

La secta empresarial

Para la izquierda, son sectas los grandes grupos empresariales de nuestro país.

No es un diagnóstico equivocado, no en lo que se refiere a América Móvil, Bimbo, Femsa, Alfa, Grupo BAL, Grupo Salinas, Grupo Coppel, etcétera. Cada una de estas corporaciones tiene sus secretos y, si acaso, solo los comparten entre ellos mismos los propietarios de los distintos negocios.

¿Secretos? Por ejemplo, normalmente ocultan al común de la gente su lógica de toma de decisiones. Solo los dueños de cada compañía saben en realidad por qué contratan a determinados ejecutivos y no a otros con la misma capacidad, y hasta los sujetan a ritos de iniciación que pueden ser dolorosos. Para su relación con el gobierno, tienen reglas, pero son tan misteriosas… en siniestros conciliábulos deciden apoyar o atacar en conjunto a determinados políticos.

La secta de sectas

Las sectas políticas tradicionales, hoy fuera del poder —pero trabajando para recuperarlo—, esto es, el PRI y el PAN, durante años se entendieron con las sectas económicas de nuestra nación.

No necesitaban enlaces porque fue el PRI —y fueron priistas—quienes promovieron la creación de algunas de las mayores empresas mexicanas, mientras las que ya existían desde antes de la revolución, como las de Monterrey, tenían en sus nóminas a figuras fundamentales en la historia del panismo, como el fundador del partido de derecha, Manuel Gómez Morín. No es casualidad que el lema del rectorado de Gómez Morín en la Universidad Nacional (“Austeridad y trabajo”) sea prácticamente el mismo de la revista interna más importante del empresariado regiomontano (“Trabajo y ahorro”).

El necesario enlace

La secta de la mafia del poder —la unión del PRI y el PAN y los grupos empresariales— tuvo éxito, hasta que dejó de tenerlo, en su cruzada para impedir que alguien con un pensamiento distinto llegara a la presidencia de México.

A Andrés Manuel López Obrador la mafia del poder lo paró en 2006 con el fraude electoral, pero los operadores de la secta del poder político y económico se excedieron, es decir, calcularon mal y, contra sus deseos, hicieron crecer al tabasqueño.

En 2018 la mafia del poder lo intentó, pero no pudo con AMLO. Entonces, los empresarios y las empresarias decidieron acercarse al presidente de izquierda, tarea en la que han tenido logros apreciables, cuando han recurrido a los enlaces correctos, y fracasos lamentables, cuando se han equivocado al elegir intercesor.

El hombre de las dos sectas

Admirable el instinto político de Alfonso Romo, empresario regiomontano de derecha, neoliberal, conservador y, por sus relaciones familiares, pero sobre todo por su propio trabajo, integrante de la secta económica durante muchos años.

Con visión —característica fundamental de los hombres y las mujeres de negocios— anticipó lo inevitable: el triunfo de AMLO, el ogro de izquierda que todavía tanto atemoriza a los colegas empresariales de Romo.

Afanoso, Alfonso Romo no se conformó con la satisfacción de haber hecho un diagnóstico correcto —que otros empresarios y empresarias también hicieron—, sino que decidió actuar en sentido contrario a la lógica de la secta de los negocios.

Es decir, hubo colegas de Romo en los grandes grupos del sector privado que también vieron venir la victoria electoral de Andrés Manuel, pero equivocadamente pensaron que tenían suficiente poder como para parase en la vía del ferrocarril y detener con sus manos a la locomotora de la 4T.

Poncho Romo fue más listo y diseñó una salida para evitar el conflicto: buscó a Andrés Manuel, se le unió, pagó el costo de que lo despreciara la secta de la derecha y, después de años de acompañar al tabasqueño, llegaron juntos a la presidencia.

¿Por qué Romo fue un mal enlace?

Es muy difícil de realizar el paso de la muerte de una secta a otra secta rival.

La clase empresarial se sintió traicionada, y no aceptó a Romo como enlace con el gobierno de izquierda.

Algunos hombres de negocios con cercanía personal con AMLO cometieron el error de pensar que todo iba a ser igual que antes, esto es, que estando cerca del presidente —para apoyarlo, a veces; para presionarlo, también— iban a lograr sus objetivos.

Andrés Manuel, sí, integró un consejo asesor empresarial, pero no le ha hecho mucho caso porque en el mismo la interlocución real, desinteresada, pensando en México, no ha sido abundante.

Uno de los consejeros empresariales de AMLO, Miguel Alemán Magnani —nieto del político fundador de la actual secta económica y financiera— es buscado ahora por la policía internacional porque se le hizo fácil proceder como siempre, como le enseñaron su papi y su tito o abu: dejar de pagar impuestos, al fin que podía en el despacho presidencial, entre carcajadas, arreglar la bronca.

Cuando, resignados, los empresarios aceptaron a Romo como enlace con la 4T —lo hicieron obligados porque el presidente López Obrador fue muy firme en ese sentido—, el problema para Alfonso se presentó en su nueva secta, la de izquierda, cuyos secretos nunca realmente conoció por la desconfianza con que lo veían los verdaderos constructores de Morena.

Sin duda, a Romo no se le dejó entrar a las, verdaderamente trascendentes y secretas, reuniones de Morena por su pasado como gran empresario, pero sobre todo porque no solo fue un hombre de negocios triunfador, sino todo un ideólogo de la derecha.

Alfonso Romo, a pesar de su inteligencia extraordinaria, fracasó en la tarea que él se asignó a sí mismo: conseguir un entendimiento sano entre la clase empresarial y la 4T.

El enlace eficaz

Pero, pese a todo, entendimiento ha habido, no solo entre Andrés Manuel y los magnates que ha tratado durante años y a los que ha tomado la medida y, evidentemente, domado, es decir, subordinado a la institución presidencial, como ningún otro gobernante lo había hecho.

Los huecos se llenan. Si Romo dejó vacía la interlocución entre la 4T y el empresariado, los hombres y mujeres de negocios, que son particularmente hábiles para lograr sus fines, buscaron otro enlace y lo encontraron en Julio Scherer, el ya renunciado consejero jurídico de Andrés Manuel.

Julio fue el mejor enlace de la secta financiera con la secta de izquierda. Dado lo que representa la clase empresarial en inversiones y empleos, ello ha sido una excelente noticia para toda la nación, algo que deberemos agradecer al ya exconsejero del presidente.

Tenía Julio Scherer Ibarra todas las virtudes para hacer posible el diálogo entre las dos sociedades secretas con más poder en México, la empresarial y la 4T: cercano a AMLO, hombre práctico con una destacada trayectoria como abogado empresarial, formado en una familia respetadísima en la izquierda, hijo de una leyenda del periodismo, socio de Proceso, la revista más crítica del poder —incluso del poder del presidente López Obrador—, alguien sin duda de trato amable, siempre dispuesto a ayudar, un fundador de Morena que sin ser de izquierda porque realmente no lo es, se ganó la confianza de todos en el primer círculo lopezobradorista, incluso de la familia presidencial, sobre todo la de Andrés Manuel y Beatriz Gutiérrez Müller, que estoy seguro mete las manos al fuego por su exconsejero leal en las buenas, en las malas y en las muy malas.

Por supuesto que anoche, cuando se supo que Julio Scherer se retiraba del gobierno de Andrés Manuel, creció la preocupación entre los hombres y las mujeres de negocios. Y es que, ¿ahora quién podrá entenderles? Marcelo Ebrard, no: lo descalifica como interlocutor su ambición por la candidatura presidencial de Morena en 2024. Tal vez Rogelio Ramírez de la O, el secretario de Hacienda, pero su cargo —sobre todo porque es el jefe de la jefa del aparato que cobra impuestos— no le permite excesiva cercanía con la gente del mundo empresarial.

Me pregunto si era necesario sembrar tanta inquietud en el sector privado unas horas antes del tercer informe del presidente López Obrador, que veré en la TV o en internet a las 10 AM, exactamente cuando termine la transmisión por ESPN de la etapa de la Vuelta España en los lagos de Covadonga, ubicados en una región montañosa que hará sufrir a los ciclistas que, ahora sí, tendrán que atacar al líder Primož Roglič, un esloveno que, me parece, esta vez trae un equipo débil. ¿Mi pronóstico? Roglič no resistirá y ganará el español Enric Mas o el colombiano Miguel Ángel López. Espero equivocarme porque el esloveno me cae mejor que los otros,