Muy alegre nos anuncia el secretario del trabajo que comenzarán los foros para discutir la jornada de 40 horas; pero si lo analizamos bien, este modelo de discusión ha servido en otros momentos para distraer y disfrazar cambios importantes en el ámbito laboral.
Se tiene que tener mucho cuidado con el balance del resultado, lo que piden los patrones y lo que se acuerda a cambio de poder actualizar la jornada de 40 horas. Uno de los puntos más delicados que se han planteado por las cámaras empresariales al respecto, es el establecimiento del salario mínimo por hora, pues si esto se aplica borraría lo logrado con las 40 horas y el aumento al salario mínimo que se ha experimentado en el sexenio pasado y el actual, hay que estar pendientes de los acuerdos.
Todavía tenemos fresca la imagen de María Luisa Alcalde, la secretaría del trabajo anterior, quien anunciaba que con la negociación para poder quitar la subcontratación se harían modificaciones a las utilidades, que los trabajadores no sufrirían detrimento en sus pagos; la realidad al siguiente año de su reforma fue que la mayoría de los trabajadores no recibieron utilidades, solo vean la cantidad de reclamos y protestar que hemos tenido en todo el país cada que se acerca la fecha límite en mayo para su pago. Fué una tomada de pelo a todos los trabajadores de México, avalada por las autoridades laborales. Para colmo la subcontratación sigue igual de vigente, hay 5 millones laborando bajo esta figura y más de 130,000 empresas registradas, por lo que no se eliminó en lo absoluto.
Preocupa este proceso de “análisis” en mesas discusión en el Senado que propone el secretario del trabajo, porque viene del mismo equipo que nos tomaron el pelo con las utilidades, pues además están desvirtuando la política laboral de la presidenta Sheinbaum que ha planteado en su proyecto de gobierno, en donde el Estado asume su papel como protector de los derechos laborales, frente a la desigualdad que significa la relación obrero - patronal, cuando el trabajador no tiene los medios económicos y políticos para enfrentar al patrón.
Por esto, por la necesidad de que el Estado asuma su papel de regulador y garante de derechos laborales, es que nos resulta absurdo que se jactan de llevar a cabo mesitas de discusión que solo sirven para el lucimiento personal, cuando lo que necesitamos es la decisión firme de que se están implementando políticas sociales laborales, que benefician a los trabajadores y emancipan sus derechos. Lo hemos visto con la presidenta, ha sido firme con el tema del salario mínimo y la meta de dos canastas y media básicas al final de sexenio, nunca ha titubeado a pesar de las dificultades que enfrentamos con el gobierno de Estados Unidos, pues es una visión de Estado que se planteó y se tiene que cumplir, no anda planteando hacer foros para ver si se puede.
No hay razón para no decidir y aplicar de inmediato la jornada de 40 horas, la experiencia internacional deja claro que ningún país se ha ido a la quiebra por este ajuste laboral.
Necesitamos un Estado firme, que tenga claro su papel frente a la sociedad y el ejercicio del poder, que tenga en cuenta la democracia pero que no caiga en la democratitis paralizante, porque entiende su papel histórico y los procesos de cambio que urgen en el país, en especial para la clase trabajadora.
X: @riclandero