La muerte del Papa Francisco el pasado 21 de abril abrió un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica. Hoy 7 de mayo, 133 cardenales provenientes de 71 países se reunirán en el cónclave para elegir a su sucesor, proceso que nos tiene atentos a todos, pues más allá de nuestras creencias religiosas es innegable la importancia que tiene este evento a nivel mundial.
Será alrededor de las 16:30 horas del Vaticano cuando los cardenales electores entren en total silencio a la Capilla Sixtina, y en aislamiento total del mundo exterior, la votación se llevará a cabo en varias rondas diarias. El proceso podría durar varios días hasta que se alcance una mayoría de dos tercios.
No será fácil buscar al sucesor de Jorge Mario Bergoglio, conocido por sus reformas y su enfoque en la inclusión. Fue un Papa disruptivo y dejó un legado de cambios. Ahora, los 1,400 millones de fieles observarán con atención el desarrollo del cónclave, esperando que quien ocupe el lugar de Francisco continúe el camino de la inclusión y el diálogo.
No es casualidad que el Papa haya sido latinoamericano, perteneciente a los jesuitas, una orden históricamente conocida por su espíritu rebelde dentro de la Iglesia Católica.
Reconocidos por su dedicación a la defensa de la vida humana, los jesuitas empatizan con la pobreza, rechazan el lujo y encuentran su inspiración en Jesucristo, de quien toman el ejemplo de vivir para los demás.
Los jesuitas, históricamente han sido perseguidos por sus ideales, han impulsado la educación y han ayudado a la liberación de personas indígenas. Actualmente sabemos de su ayuda a los migrantes.
Otro dato importante ha sido la inclusión de las mujeres en roles de liderazgo dentro de la Iglesia Católica, iniciada por el Papa Francisco, tal como se refleja en la designación de la primera mujer presidenta de la oficina que gobierna el Estado Vaticano.
Esta iniciativa es una de las más significativas y se espera que el nuevo Papa mantenga esta misma línea. No hacerlo sería un retroceso.
No debemos olvidar, sin embargo, los retos que enfrenta actualmente la Iglesia Católica.
En un mundo cambiante, hiperconectado y fiel denunciante de actos de injusticia, desde años atrás se han ventilado los abusos que algunos de sus miembros han cometido en contra niños y jóvenes y que han sido encubiertos por quienes ostentan cargos importantes dentro de la curia católica.
Actualmente, entre los candidatos a suceder a Francisco están Pietro Parolin, secretario de Estado y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, sobre quienes pesan fuertes acusaciones de encubrir abusos sexuales.
La organización estadounidense Bishop Accountability en días pasados acusó directamente a Pietro Parolin de ocultar información de estos delitos en El Vaticano, incluso Anne Barrett Doyle, directora de la organización, aseguró que el cardenal ocultó documentos que probaban la existencia de estas violaciones y se pronunció en contra de que fuera el elegido.
Paradójicamente Parolin es el nombre que más suena e incluso se le considera el favorito en el mercado de las apuestas y algunas superan los 19 millones de dólares.
¿Será Parolin el nuevo sucesor de San Pedro? En los próximos días se acabará el misterio.
Mientras tanto, ya fue instalada la chimenea de la Capilla Sixtina por donde saldrá la tradicional fumata blanca anunciando que hay un nuevo pontífice. Esta tradición, que se realiza desde 1914, es parte de los avisos que nos indicarán que ya se eligió un nuevo Papa.
También replicarán las campanas de la Basílica de San Pedro.
Cientos, quizá miles de creyentes están ya instalados en la Plaza de San Pedro en una espera que puede durar varios días. Todos estemos atentos.