Ya se planteó hace unos pocos años, el promotor fue el hoy activista político independiente Enrique de la Madrid, por medio de un nombre que no gustó, que era el de “adopta a un mexicano”. Esto se tomó a mal, y no sin total razón, ya que el término ‘adopción’ implica consideraciones jurídicas muy delicadas, además de poder entenderse, por algunos (no carentes de mala intención) del que se adoptara a un niño sin familia, o incluso a una mascota de la calle.
Además era genérico, es decir, “mexicanos”, en general, sin especificar que lo ideal y la esencia de aquella propuesta es que familias o individuos más favorecidos en lo material, apadrinasen a un niño y/o joven estudiante, proporcionándole ayuda y seguimiento, por medio de apoyos para su educación dentro y fuera de las aulas. Quizás con becas en institutos privados y un seguimiento hasta ya la entrada de estos al mercado laboral, impulsándolos también a no arrancar de cero y sin asideros que, en una sociedad como la mexicana, son indispensables, como lo son las relaciones entre amigos, familiares y conocidos que puedan con mayor facilidad colocarlos en un empleo digno con verdaderas posibilidades de un crecimiento integral.
Al parecer, malamente porque en esta vida no se puede guiar por las reacciones cargadas de veneno de no pocos que son exquisitos frente a la semántica al tiempo de ser egoístas y sumar muy poco a un México mejor, tildaron su propuesta como si fuera un crimen y al contrario, se pueden aclarar los puntos medulares de aquella buena y solidaria propuesta y cambiar una sola palabrita, que borre de la discusión púbica todo atisbo de mala vibra que no hace sino contribuir a estancar y restarle al país.
Ojalá esta propuesta reviva, con un ligero cambio en el nombre y todos los puntos aclarados y que por medio de la sociedad civil, la verdadera, no la que adolece de una grave desacreditación pública debido a los abusos de unos cuantos mediante membretes con dobles intenciones, se pudiera convertir en una campaña efectiva a nivel nacional, con el apoyo de medios de comunicación.
Por ejemplo, en los clubes rotarios a lo largo y ancho del país se comenzará a implementar esta como una herramienta eficaz que sumara a seguir reduciendo la desigualdad en México, a aumentar la permeabilidad social, combatiendo a un lastre como lo es el clasismo y haciendo de a poco un país cada día más justo, en donde la meritocracia no sea una entelequia y un timo. Un país en el cual haya una equidad en las oportunidades y que no sean para estratos minoritarios y en el privilegio, ya sea este su origen legítimo o ilegítimo, logrando un círculo virtuoso que a todos convenga.