Es importante combatir una estupidez que se repite constantemente: que los fuegos en áreas de bosque cercanas a la Zona Metropolitana de Guadalajara son provocados por desarrolladores inmobiliarios.

No hay nada más falso ni más contrario a la lógica y al Derecho que semejante idea. En un área forestal que fue consumida por el fuego, la ley jalisciense prevé que sea imposible urbanizarla en un período de, al menos, 20 años. Antes bien, debe quedar completamente reforestada y saneada en un lapso de 1 a 2 años y esperar otros 18 a 19 para que pueda siquiera considerarse su cambio de uso de suelo. Máxime si se trata del área natural protegida del bosque La Primavera.

Si algún desarrollador optase por el absurdo camino de quemar bosque para obtener áreas desarrollables, quedaría entrampado en un laberinto jurídico (tanto técnica como litigiosamente) que no solamente le costaría varios años resolver, sino que le exigiría una enorme cantidad de recursos personales y económicos, además de la enorme atención mediática, política y de opinión pública que atraería sobre sí.

Es decir, es más fácil (y eso que es bastante difícil) tratar de desincorporar de la protección ecológica superficies forestales que optar por el camino con el que tanta saña e ignorancia agreden a una de las industrias más importantes de la región, pues genera aproximadamente el 10% del PIB estatal y una numerosa cantidad de empleos directos e indirectos.

Por otro lado, otro tipo de actividades, como la agricultura, provocan incendios sin que nadie se tome la molestia, nunca, de pasarlos por ninguna clase de escrutinio: miles de agricultores, por pereza y malas prácticas, en época de estiaje, prefieren acabar con la maleza de sus parcelas utilizando un cerillo en lugar de cortarla adecuadamente, provocando así que con una brasa que brinque hacia árboles secos, comience un incendio descontrolado. Ni hablar, por ejemplo, de los taladores ilegales, que, al actuar muchas veces por las noches, encienden fogatas que no tienen ningún grado de cuidado técnico y, cuantimenos, supervisión adecuada.

Así que, por favor, dejemos de dar voz a opiniones infundadas.