Irreverente
Les platico: me cae que este gobierno parece una campaña dentro de otra.
Como vivimos en el país de las ocurrencias, se me ocurrió lo anterior al ver la mañanera de AMLO de este lunes último de febrero.
Ahí, Andrés Manuel López Obrador admitió por primera vez en público -ya lo había hecho en privado- que entre él y Olga Sánchez Cordero no había una buena relación, cuando ésta fungía como Secretaria de Gobernación.
Ahora que la señora regresó a su curul como Senadora en el corral de la ignominia, seguramente volvió la buena relación que tenía el presidente con ella.
Hay una “lógica” que no termino de entender en el discurso del inquilino de la suite presidencial del Palacio Nacional.
Dijo que como no tenía una buena relación con Olga Sánchez Cordero y no le estaba ayudando lo suficiente, decidió cambiarla por Adán Augusto López.
Alguien le preguntó en la mañanera si Julio Scherer Ibarra dejó la Consejería Jurídica por este mismo caso, y AMLO reconoció que buscando un equilibrio, decidió también separarlo de ese puesto.
Extraña forma de buscar equilibrios
Quién sabe en que facultad de la UNAM aprendió el presidente AMLO semejante teoría de la organización.
Porque a mí, en mi clase de Desarrollo Organizacional en el colegio de párvulos, la profesora Lupita Deming me enseñó que el equilibrio se busca y se consigue haciendo fuertes a quienes están en los dos platillos de la balanza, siendo el jefe el equivalente al fiel.
El 26 de agosto de 2021, Olga Sánchez Cordero fue sustituida por Adán Augusto López como Secretaria de Gobernación y regresó al Senado, con lo cual se le acabó el dulce a su suplente, la frustrada embajadora de México en Panamá, Jesusa Rodríguez.
Para nivelar los momios, Julio Scherer Ibarra dejó la Consejería Jurídica de la Presidencia cinco días después.
Ambos movimientos por obra y gracia del poder del presidente.
¿Por qué el presidente se le tiró desde la tercera cuerda a la senadora?
AMLO cree que cometió un error al invitar a Olga Sánchez Cordero a su gabinete.
Desde esta irreverente columna le digo, señor presidente, con todo respeto, no lo “crea”, es un hecho, de plano se equivocó porque la señora le dijo lo que tenía que decirle y no lo que usted quería que le dijera.
De hecho, tomando en cuenta el plumaje de Olga, seguramente tomó como un cumplido que se le llamara “florero” de la 4T.
Mejor “florero” que estercolero, como lo es el escenario en que otros se mueven -y se movieron- bajo la órbita de la 4T.
¿Uno de ellos? El inmensamente rico Julio Scherer Ibarra, merced a sus buenos oficios como empresario, lo que lo llevó a colocar a “directores jurídicos” o puestos equivalentes en todas las secretarías del gobierno y uno que otro Estado cuyo gobernador se dejó, menos en Gobernación, porque Olga no quiso, se opuso y le opuso resistencia y batalla.
Y esto fue el origen de las diferencias entre ella y Julio.
Esos puestos de “directores jurídicos” fungieron como sucursales de la Consejería y muchos de ellos todavía siguen activos, “reportándole” a Julio como si éste aún siguiera en la nomenclatura de la 4T.
¿Por qué Scherer sigue activo en estos menesteres?
Porque más apetitoso que el dinero es el poder.
Al tirarle a Olga, en cierta forma el presidente quiso congraciarse con Julio, quien -como les digo- sigue más activo que nunca -pero con bajísimo perfil- en la vida política de México.
Me imagino a este personaje como lo fue José Córdova Montoya en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Igual de siniestro uno como el otro.
A mí se me hace que la información que Julio Scherer recabó en los entretelones del gobierno dentro y fuera de la 4T, es tan preocupante y atemorizante como la colección de videos de Carlos Ahumada, el ex de Rosario Robles y protagonista de la gustada serie “Las Ligas”, que co-protagonizó René Bejarano.
Pero resulta que sobre los exitosos desempeños de negocio de Julio hay carpetas -no de investigación- como las de Gertz Manero, sino ya investigadas y quien las posee, ¡aguas! Podrá destapar no una caja de pandora, sino una cloaca de la misma pandora (conducta que de forma impensada provoca un efecto calamitoso).
Entonces, de ser “florero” a “caja” o “cloaca” de pandora, pues la primera opción es un poema, comparada con la maldición que resulta la segunda.
Conste, yo nomás digo, espero y estaré listo para compartirles el resultado de mis propias indagatorias, gracias a mi BigData, que en estos días recibirá un “cariñito” de actualización tecnológica, gracias a cierto curso que será impartido en la Universidad de Moscú, a ver si no nos cancelan los vuelos para llegar a tan inhóspita región de los Montes Urales.
CAJÓN DE SASTRE
“No se vale que un político tenga todo el poder, todo el dinero y pretenda echarle el Estado encima a los críticos de su jefe o patrón”, advierte la irreverente de mi Gaby, ya con las maletas hechas…