La agenda legislativa en México está definida por los temas que desde el Ejecutivo Federal se quieran impulsar, o por todo aquel asunto que los diputados consideren relevantes a la hora de incidir favorablemente en la opinión pública. Si el debate tiene eco en los distintos espacios informativos y medios, si está de moda entre la sociedad, o si implica alguna ganancia política para los legisladores, entonces seguramente terminará estando en algún proyecto durante la Legislatura.

Es así como últimamente se han abordado temas sí pendientes, pero que hoy están en la agenda mediática nacional, como temas presupuestarios, económicos o como el aborto o la equidad de género; banderas que algunos legisladores utilizan para beneficio personal y no para lograr cambios que verdaderamente solucionen a los problemas de raíz.

Sin demeritar o quitarle atención a esos asuntos que bien tienen relevancia y son merecedores del debate, hay otros que son muy importantes y que han sido olvidados o ignorados desde hace muchos años por los diputados que han desfilado por el Congreso de la Unión; quizá porque no dejan de ser controversiales, y porque no hay una manifestación social que le permita a los legisladores saber con anticipación, qué posicionamiento es el que está esperando la mayoría o sus grupos afines.

La eutanasia es uno de esos grandes temas pendientes y muy pero muy rezagados en materia legislativa en México. Entendiéndolo de manera simplificada como el acto deliberado de poner fin a la vida, a petición propia o de algún familiar.

En nuestro país, la eutanasia está prohibida de acuerdo a lo estipulado por la misma Ley General de Salud. Solamente 12 estados contemplan la voluntad anticipada, como una forma en que el paciente puede decidir si someterse o abandonar un tratamiento que tenga como objetivo mantenerlo más tiempo con vida.

Sin embargo, ante el incremento de número de personas con padecimientos en fase terminal, el tema se vuelve relevante y necesario, aunque sigue siendo igual de controversial.

Los avances en medicina obligan a hacer un replanteamiento en la materia para poder garantizar en nuestro sistema de salud, algunos tratamientos que han sido desarrollados principalmente para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida de los pacientes que se encuentran en fase terminal de diversas enfermedades. No es poner fin a la vida de un individuo, sino darle la oportunidad de que el tiempo que le quede, pueda ser con menos dolor y menos agonía.

Una de las finalidades de la misma Ley General de Salud de nuestro país, es precisamente la del mejoramiento de la calidad de vida humana; por eso es importante retomar el debate y darle a los ciudadanos la oportunidad de elegir y acceder a tratamientos paliativos que puedan poner fin a su sufrimiento y evitar así una muerte dolorosa.

Las estadísticas muestran que las muertes por eutanasia y suicidio asistido en los países donde su práctica es legal, suponen entre el 0.3% y el 4.5% de todos los fallecimientos registrados. Aunque los requisitos en prácticamente todos ellos son muy estrictos, y requieren siempre de la validación de varias personas en todo el proceso.

Pero como en todo debate siempre hay dos caras de la moneda, en un país como el nuestro, en donde también estamos rezagados en materia de impartición de justicia, la aprobación de la eutanasia pudiera traer como consecuencia algunos vicios o malas prácticas, o que se tomen decisiones sin el consentimiento manifiesto de los pacientes.

De cualquier forma, el aumento de la esperanza de vida y los avances tecnológicos, obligan a nuestro país a reabrir el debate y trabajar en una legislación más amplia, que ofrezca más alternativas como derecho dentro de nuestro sistema de salud; que por ahora, solo ofrece (en algunos estados) la posibilidad de rechazar tratamientos, pero no acceder a otros que puedan aligerar el dolor.

Pero como el debate requiere mucha especialización en la materia, genera controversia, requiere mucho presupuesto y además, no está dentro de los temas que por el momento rinda dividendos políticos ni mediáticos, seguramente nuestras diputadas y diputados le seguirán sacando la vuelta.