Como ha sido informado, algunos miembros del PAN, entre ellos Jorge Triana y Roberto Gil Zuarth, viajaron en días pasados a Washington D.C. con el propósito de presentar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismo de la Organización de Estados Americanos responsable de emitir recomendaciones en la materia, el expediente relacionado con el supuesto abuso policial y la restricción a la libertad de manifestación por parte del gobierno mexicano en la marcha de la generación Z.

Ha sido un acto plenamente legítimo por parte de Acción Nacional. México, en tanto que miembro de la organización sita en la capital estadounidense, está obligado (con las acotaciones derivadas de la blandura del derecho internacional público) a acatar recomendaciones, y en su caso, trasponer en su derecho interno, las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pues así lo estipula la Constitución general desde la reforma del 2011.

Los propagandistas de la autoproclamada 4T, entre ellos Epigmenio Ibarra y la propia Luisa Alcalde, salieron horas después a acusar a la oposición de buscar “entregar” el país a potencias extranjeras. No contentos con haber proferido una ridiculez en toda forma, compararon el acto con los conservadores mexicanos del siglo XIX que se embarcaron hacia Europa para ofrecer la corona del país al príncipe Maximiliano.

Se trató, a todas luces, y basta con tener una pizca de sentido común y un mínimo de sentido histórico y de decoro discursivo, de una vulgar manipulación de la realidad. ¿Se habrán enterado los propagandistas Ibarra y Alcalde que la OEA es un organismo internacional y no una agencia del gobierno de Estados Unidos? ¿Podrán reconocer la diferencia entre el gobierno de ese país y un organismo internacional con sede en su capital? ¿O recordarán que el propio AMLO viajó a Washington para denunciar los “fraudes” cometidos contra su mesiánica persona en 2006 y 2012? ¿Podrán comprender, dentro de sus confundidas mentes, la noción del derecho internacional?

La 4T, como es costumbre, pretende pintar a la oposición como “vende patrias”. Haciendo un uso mañoso de los hechos, continúa en su intento de desviar la atención mediática de la realidad que golpea al país: el dominio del crimen organizado, la existencia de un narco Estado, la corrupción de miembros conspicuos de su movimiento, el paupérrimo crecimiento económico y la creciente indignación ante las muertes injustificadas de mexicanos de a pie y de alcaldes que han osado levantar la mano para atacar a las células del crimen. Así las cosas en el pobre México de hoy.