“Sombra final se perderá, ligera. 
No nos une el amor sino el espanto;
 será por eso que la quiero tanto.”

JORGE LUIS BORGES

“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.”

SAN MATEO 19, 3-12

El yerno y asesor de cabecera de Donald Trump, Jared Kushner, el 23 de este mes presentará al público su libro Rompiendo la historia: memorias de la Casa Blanca. En un adelanto del mismo, deja muy mal parado al gobierno de México, a López Obrador, pero sobre todo —y de manera especial— al canciller Marcelo Ebrard (le pega mucho más a la corcholata que al destapador pues, después de todo, es el secretario quien compite por el 2024).

No sé si el libro “rompa la historia”, mas sin duda rompe las aspiraciones de Marcelo a la silla presidencial. Y de cara a la contienda del 24 y en razón de una lealtad que debiera existir hacia su secretario de Relaciones Exteriores y super corcholata, habrá que estar atentos, también, a si esta publicación “rompe” o no el harto conocido amor que siente López Obrador hacia Trump.

Por lo pronto, llama la atención que en el libro —todo indica— sea tan “detallista” el otrora brazo derecho de Trump sobre la zarandeada histórica que le propinó al canciller. Dicho de otro modo, hay muchas razones —y lecturas hay inclusive más— para dar con suposiciones sobre su señalamiento a Ebrard.

En un sentido político, la pregunta que deberíamos hacernos todos es: ¿por qué? El porqué del golpeteo sin miramientos a Marcelo Ebrard. Cuestionarse si el mismo es autoría unipersonal de Jared o es un encargo de su suegro, la amenaza naranja. Más allá de que Trump ya anunció sus intenciones de volver a contender por la presidencia de EU en dos años, debatirse sobre los apoyos o no de este estadounidense hacia determinada figura de nuestro proceso sucesorio.

Hay otras preguntas relacionadas a la interrogante planteada antes. Unas que empiezan por recordar cuando Luis Videgaray, titular de la SRE de Peña Nieto, se doblegó ante Trump y su familia (siendo francos, lo de Ebrard palidece en comparación). Es por todos sabido que Videgaray sigue frecuentando a la familia Trump y, por lo mismo, ¿será que el golpe de Jared a Ebrard es por encargo de Peña Nieto? ¿La intención es pegarle a uno de los delfines de López Obrador? ¿Por qué a este y no a los otros (otras)?

Pero vayamos más allá: dada la relación de franca camaradería entre el anaranjado y el macuspano, ¿será que este último dio su autorización para lastimar a Ebrard en señal de que él no es “el bueno”?

Además hay otra cuestión no menor a notar: la descripción que se revela en el libro de Kushner no solo viene de parte del Trumpismo o un sector de Estados Unidos haciendo a un lado a un precandidato presidencial de México. Estamos atestiguando la descalificación precisa de lo que ha venido construyendo Ebrard como secretario de Relaciones Exteriores. En pocas palabras, le pegan en su métier, en su arena, en su narrativa, en su discurso y señalan —una vez más— su mediocre labor en el sector público. Variaciones sobre un mismo tema: a Marcelo le acomodaron tremendo descontón.

Rompiendo la historia no solo causa expectativas en nuestro vecino país del norte; en México también. Saber si se doblegó a nuestra nación para frenar la migración ilegal hacia los Estados Unidos.

Los efectos de todo esto en las aspiraciones de Marcelo por la presidencia de la República no es cualquier cosa. ¿Terminará beneficiando o perjudicando al canciller? Yo me inclino a pensar lo segundo.