En el mundo se ha hecho eco del triunfo electoral de José Antonio Kast en Chile. Si bien se ha presentado como un candidato dispuesto a dirigir a su país hacia una derecha moderada lejos de los extremos, su biografía personal ha hecho sonar algunas alarmas. Ha llamado la atención ser el hijo de un exsoldado miembro del Partido Nacional Socialista alemán. En adición, se le ha señalado por buscar revivir las políticas de Augusto Pinochet, a pesar de haber ascendido, contrario al general, por la vía democrática.

En todo caso, su éxito ha acaparado la atención de toda Latinoamérica y del mundo por consolidar a las derechas en Chile. Ahora Kast y su homólogo Javier Milei dirigirán las dos principales economías de habla hispana de América del Sur, formando un bloque formidable frente al gigante brasileño.

Sin embargo, el mensaje que puede ser recibido por los gobiernos de izquierdas es la posibilidad real de perder el poder. Se recordará que el gobierno de Gabriel Boric se caracterizó por representar a una izquierda democrática y progresista, lejana de las dictaduras de otros países como Venezuela, Nicaragua o Cuba.

El talante democrático de Boric se hizo claramente visible en la llamada telefónica hecha a Kast, y en cómo se mostró el presidente saliente ante la derrota de su partido y el encumbramiento de un líder opositor cercano –se dice- a las ideas de extrema derecha abrazadas por los pinochetistas.

La derrota de la izquierda democrática chilena podría servir para que otras no tan democráticas como la mexicana tomen conciencia en torno a las posibilidades de perder los comicios venideros. Como se ha informado, la presidenta Sheinbaum y el oficialismo presentarán el año que viene una propuesta de reforma electoral cuyo único objetivo será dificultar, o incluso, imposibilitar, que la oposición cuente con probabilidades reales de arrebatar a Morena las mayorías legislativas y los gobiernos estatales en disputa.

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Se ha anticipado que prevén la desaparición de los diputados plurinominales y la reducción de los presupuestos a los partidos, lo que reduciría en los hechos las capacidades políticas y operativas de la oposición, mientras Morena contaría con fuentes de recursos “no convencionales” para sortear el estrangulamiento financiero provocado por la misma reforma.

En suma, la victoria de Kast en Chile y el impacto mediático que ha tenido en los líderes de las izquierdas antidemocráticas podría conducir a un endurecimiento del autoritarismo y en una mayor reducción de las libertades.