La nota más importante de estos días no es la reaparición de AMLO, sino la encuesta de El Financiero: 70% de aprobación de la presidenta Claudia Sheinbaum.

La esencia de la 4T no radica en la leyenda del fundador, a quien se aprecia y respeta. La fortaleza del proyecto de izquierda no está en el recuerdo de una hazaña, la de haber derrotado al poderoso neoliberalismo después de tantos años de difícil lucha.

El verdadero triunfo del nuevo sistema político se localiza en la gobernabilidad cotidiana, que es reconocida como bastante eficaz por la mayoría de la gente.

Claudia tiene memoria y agradece lo que antes se hizo, pero no se quedó en la nostalgia, sino que fue más allá: diseñó un sistema racional para la toma de decisiones que sí funciona.

El gobierno de Sheinbaum, sin abjurar de los símbolos casi mitológicos que lo hicieron posible, opera con normalidad y método.

Desde luego, no ignora la presidenta el valor de un recurso probado: el buen gobierno, en tiempos canallas, necesita del pueblo en las calles. Es la razón del mitin en el Zócalo del próximo sábado.