No hay justificación, ni política, ni humana, ni económica, para que los países miembros de la OTAN hagan segunda a los Estados Unidos de “América” en el sabotaje energético que están cometiendo para “castigar” a Rusia por su incursión militar en Ucrania.

La OTAN está pagando caro su amistad con Estados Unidos

Desde la realidad brutal de que la OTAN, tras la caída de la URSS y el bloque comunista no tiene ya justificación de existir en aras de la “defensa” de “occidente” y el “mundo libre” (sic, sic y mega-sic), hasta el hecho de que son varios los países de Europa, incluyendo su -hasta este año- principal motor económico, Alemania, están al borde de un levantamiento social este invierno por la falta de energía para calentar sus hogares, la realidad es que el bloque europeo está pagando muy cara su “amistad” con los Estados Unidos.

Si algo se le debe reconocer a la excanciller alemana Ángela Merkel, es que con todos sus defectos y ortodoxia neoliberal, pudo avizorar un escenario catastrófico en caso de confrontarse abiertamente con Rusia, ante la falta de confiabilidad de las energías limpias y el desmantelamiento de las plantas nucleares que durante décadas abastecieron de energía a buena parte de la nación germana.

Ahora, el “libre mercado” hará su “agosto” de aquí hasta el próximo año, vendiendo gas a precios carísimos entre un puñado de naciones que se disputarán una cantidad finita del mismo para soportar el próximo invierno.

Todo por “castigar a Rusia”

¿Valdrá la pena este suicidio energético de Alemania? ¿Vale la pena poner al mundo al borde de una Tercera Guerra Mundial para “castigar” a Rusia? ¿Queda alguna persona en Berlín, en París o en Bruselas capaz de analizar fríamente cuál era el escenario al apoyar a facciones neonazis en un país fronterizo con Rusia, país que perdió decenas de millones de habitantes masacrados ante la invasión de la Alemania fascista?

Todas estas son preguntas retóricas y su respuesta, por supuesto, es “no”. Veremos, conforme se acerca el invierno, si queda algún “líder” entre las hordas de burócratas y banqueros que “gobiernan” actualmente en Europa cómo para seguir evitando esta crisis.