En los callejones del México contemporáneo, donde las pantallas brillan más que los postes de luz y la fama se mide en seguidores, reinaba un personaje carismático: el ‘Rey del Barrio Digital’. No tenía corona, pero sí millones de likes. No construía o mejoraba las calles ni generaba empleos formales con valor agregado, pero regalaba programas sociales y discursos motivacionales desde un micrófono de TikTok.
Como el Tin Tan de antaño en el guión de Gilberto Martínez Solares de 1949, se decía defensor de viudas, desempleados y niños. Repartía dinero sin pedir trabajo, apoyos sin exigir retorno, elogios sin resultados. Y su palomilla digital —influencers, operadores y hasta bots— lo aclamaban cada vez que anunciaba un nuevo programa social. “El pueblo es primero”, repetía mientras el barrio se volvía menos productivo y más dependiente. En los puestos del tianguis ya no se cocinaban ideas ni se tejían oficios: se esperaban transferencias.
La señora de las quesadillas dejó su comal porque ahora recibe dinero bimestralmente. El joven taxista ya no trabaja de noche porque su primo influencer le prometió fama por hacer retos. La niña dejó la escuela para ayudar en casa, y el abuelo dejó su taller porque ahora tiene pensión, aunque no le alcance.
Las cifras eran escandalosas: más de 18 millones de adultos mayores, 68% de ellos dependientes de apoyos gubernamentales, con el 70% en informalidad, 11.5 millones de mujeres jefas de familia, más del 50% sin seguridad social, 7 millones de menores trabajan; al menos 800 mil no estudian, con 97 millones de usuarios móviles, 49% solo navegan desde el celular, la mayoría para redes, no para aprender, 97% de los mexicanos siguen influencers y el 66% compra lo que recomiendan, aunque no lo necesiten.
- 4.5 millones de hogares reciben remesas, alrededor de 12 millones de personas.
- El tema se complicó con las acciones de Trump con su política migratoria y arancelaria. Afectando ingresos por el cobro de tarifas y que la población de origen mexicano de primera y segunda generación es cercana a los 40 millones y de estos 5 millones no cuentan con papeles de residencia legal.
- Todo esto impacta socialmente y económicamente en USA y México. Generando incertidumbre y complicando más ante el nulo crecimiento económico proyectado para México en 2025 y 2026.
Un día, el Rey fue al barrio y preguntó: “¿Qué necesitan?”. Pero el silencio lo golpeó. Ya nadie pedía trabajo. Solo preguntaban: “¿Y el siguiente depósito cuándo cae?” Fue entonces cuando apareció Panchito Bot, un asistente digital que no regalaba, sino enseñaba. Mostró cómo abrir un crédito desde el celular, cómo vender en línea, cómo cuidar la pensión con ahorro voluntario. Habló de paneles solares para talleres, de refrigeradores para quesadilleras, de microcréditos con inteligencia artificial. No pidió aplausos, pidió esfuerzo. Al principio lo ignoraron. Pero una niña de nombre Valentína lo escuchó, aprendió, y abrió una página para vender bordados de su abuela Mima. Luego el taxista Ramiro volvió al volante, pero ahora aceptaba pagos digitales. La señora Chole volvió al comal, y hasta pidió crédito para una moto. El abuelo Pedro se hizo asesor. El Rey del Barrio Digital entendió que el verdadero liderazgo no es dar sin rumbo, sino generar con visión. Que el crédito sin causa debilita, pero el esfuerzo con guía dignifica.
Moraleja: en tiempos de redes y transferencias, no basta con aparecer, ser muy popular, ni regalar. La justicia verdadera se siembra con trabajo, se riega con educación y se cosecha con dignidad. Panchito Bot no quita la corona, la reprograma para servir, no para mandar.