Ni la propia sucesión adelantada, ni mucho menos el clima electoral previo justifica los mecanismos de comunicación que algunas corcholatas han divulgado por todo el país con espectaculares, a menos de que, desde Palacio Nacional, exista libertad de acción para los suspirantes preferidos que llevan el título de “hermanos”. Si esto es así, la carta que envió Mario Delgado, a los gobernadores, tiene un relativo o simulado piso parejo, por lo menos parcial porque utilizar anuncios de propaganda con fines electorales es una clara violación al marco constitucional.

El único que puede frenar ese tipo de acciones es el propio presidente, aunque diga que no se mete en esos asuntos internos; no cabe la menor duda de ello. Es claro que él mismo fue quien ordenó meter a Ricardo Monreal a la lista oficial de Morena ya que el asunto estaba empezando a convertirse en una bomba de tiempo que estallaría en cualquier momento en el seno morenista. De hecho, sí eso hubiese sucedido, el cataclismo sería profundo tanto como para partir al movimiento en dos partes, y convertirlo en un espectador del proceso electoral de 2024 porque la realidad política hubiese sido diferente pues detrás del zacatecano camina una maquinaria inmensa dispuesta a seguir al coordinador de los senadores de Morena en su proyecto de reconciliación nacional.

Luego de muchos meses de exclusión el presidente no tuvo otra alternativa y decidió abrirle cancha a Ricardo Monreal. El problema de ello es que, hasta ahora, podemos llegar a la conclusión que no ha sido parejo como sí lo continúa haciendo con Claudia Sheinbaum, Adán Augusto y Marcelo Ebrard. Una de las principales razones que nos hace descifrar esa etapa es, por mucho, la desbordada estrategia de publicidad que es muy amplia a lo largo y ancho del país. Tal vez el presidente ignore quien coordina este esquema de publicidad, no obstante, sí está en sus manos ordenar que se retire.

Eso deja mucho a la imaginación de que hay, hoy por hoy, un piso disparejo. De hecho, en nuestra columna pasada hicimos énfasis en la necesidad de construir un pacto de civilidad entre las cuatro corcholatas oficiales de Morena. La razón es muy sencilla: un acuerdo de esa naturaleza permite fijar reglas de participación y mecanismos más democráticos dado que es bien sabido que, quien más tiene una publicidad por las calles, es la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

Esto viene sucediendo desde que el presidente abrió el juego sucesorio; prácticamente la jefa de Gobierno lleva 17 meses haciéndose de la vista gorda porque ha dicho que desconoce el activismo a su favor. Sin embargo, jamás ha renegado de él, lo que significa que no le molesta pues representa una enorme ventaja para darse a conocer por todo el país. O sea, con o sin su consentimiento, se está cometiendo una grave violación al marco constitucional, y al mismo tiempo saca jugo de esa situación al contabilizarse miles de bardas, pintas y espectaculares con la leyenda de #EsClaudia.

Evidencias y testimonios como ese han plagado de publicidad a todo el país. Pero, aun así, lo han hecho a la vista de todos los que transitamos por una carretera, un puente o una avenida. Es muy común encontrar pintas de consignas a favor, incluso con la imagen explícita del presidente López Obrador. Eso, por supuesto, significa una barrera para quienes cuidan las formas y las normas del INE.

De hecho, hay quienes han alzado la voz para que se garantice piso parejo, sin embargo, parece inaudible porque desde la dirigencia de Morena, y de la propia sede de Palacio Nacional, no se corrige esta acción para poner fin a las flagrantes faltas en que incurren algunas corcholatas que se están promocionando por todo el territorio nacional con pintas y espectaculares costosos. Es una realidad que, esa situación, habla de un proceso de actos anticipados de campaña.

No quiero ser mal pensado, pero será que, desde Palacio Nacional, tienen la venia y la libertad para promocionarse. Si es así, es una pena porque no se está tomando en cuenta a todos por igual. Es decir, sigue habiendo disimilitud de trato entre Claudia Sheinbaum, Adán Augusto, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal. A pesar de que el coordinador de los senadores fue reconocido oficialmente como aspirante, padece de diferencias y exclusiones al ser tan evidente la complacencia con los “hermanos”, y notar un cierto grado de segregación que aún manifiesta el desequilibrio con el zacatecano.

Es más, todavía la postura es un poco rígida, al menos los gestos del mandatario no terminan por romper esa barrera que se generó luego de las intrigas sembradas desde el Antiguo Palacio de Ayuntamiento de la Ciudad de México.

La única alternativa, viable, es elaborar un acuerdo de civilidad entre las cuatro corcholatas oficiales. Asimismo, fijar reglas de participación y alcances para ver hasta donde existe libertad para promocionarse, eso sí, cuidando el marco constitucional. De entrada, poner fin al esquema de publicidad que está plagado por todo el territorio nacional.

Notas finales

San Luis Potosí y Zacatecas

La nueva cultura de participación y la coordinación con todos los órdenes de gobierno que ha puesto en marcha el gobernador de Zacatecas, David Monreal, sigue dando resultados positivos porque nos muestra la responsabilidad institucional a través de una propuesta integral. De hecho, el pasado viernes el Gobernador David Monreal firmó con el jefe del ejecutivo estatal de San Luis Potosí, José Ricardo Gallardo Cardona, un convenio de colaboración para reforzar, en las zonas limítrofes de ambos territorios, la coordinación de estrategias en materia de seguridad. Eso habla de que hay disposición pues se trata de una acción que dará resultados en el corto plazo, incluyendo el camino a la pacificación que toda la población anhela en el territorio nacional.