LA POLÍTICA ES DE BRONCE
Si los datos del INE se confirman y prevalece la reforma al artículo 94 Constitucional, en el cual se establece que será presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por dos años la persona con más votos, el nuevo titular del Poder Judicial Federal, primero electo por voto popular y, además, de origen indígena, será Hugo Aguilar Ortiz.
El triunfo de Aguilar Ortiz, por su origen, experiencia y trayectoria, es una buena noticia. Es un abogado indígena mixteco, originario de Oaxaca, con más de 30 años de trayectoria en la defensa de los derechos de los pueblos originarios. Nació en 1973 en Villa Guadalupe Victoria, municipio de San Miguel el Grande, Oaxaca; estudió Derecho en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, donde también cursó una maestría en Derecho Constitucional. Su formación y experiencia lo han colocado como una figura clave en la promoción de una justicia más inclusiva y cercana a las comunidades indígenas.
En 1996, participó como asesor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en los diálogos de San Andrés, contribuyendo a la redacción de propuestas de reforma constitucional sobre derechos indígenas. En el ámbito internacional, ha representado a comunidades indígenas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ha sido consultor de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Además, ha participado en foros internacionales, como la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de las Minorías en Ginebra, Suiza, donde presentó una ponencia sobre los derechos territoriales como un derecho fundamental de los pueblos.
Hugo Aguilar fue la sorpresa, pero no tanto, en este proceso electoral. Superó a las candidatas con mayor presencia pública, como Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortíz; muchos aseguraban que una de ellas sería la más votada y, por ende, presidenta de la Suprema Corte. No pequemos de ingenuidad: el nombre de Hugo Aguilar aparecía en varios de los acordeones o guías de votación que circularon profusamente de mano en mano y en redes sociales. De hecho, los nombres de las cinco candidatas y los cuatro candidatos que estaban en los acordeones serán los triunfadores de la elección para la Suprema Corte.
El triunfo de Hugo Aguilar, al igual que el resto de las ministras y ministros, es legal, pero vulnerable en términos de legitimidad. Su perfil como integrante de los pueblos originarios y su trayectoria profesional cercana a las luchas sociales y a la defensa de los derechos humanos son una base sólida para su legitimación, pero esto es sólo una posibilidad que tendrá que demostrarse en los hechos.
Genio y figura. De inmediato, la oposición busca desacreditar el perfil del puntero en la elección. Nada nuevo bajo este cielo lluvioso capitalino. No hay juez perfecto, político menos. Hugo Aguilar, al igual que el resto de los ministros, pronto tendrá que demostrar y honrar la responsabilidad depositada en sus hombros. De varios de los nuevos integrantes de la Corte no espero nada; ojalá que simplemente no metan tanto la pata. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.