EL AJEDREZ HUMANO

El deporte ruso vive una crisis a causa de su propio gobierno, una crisis que no tiene fin y que deja en entredicho la capacidad de los triunfos históricos que ha tenido ese país, con el fantasma del dopaje que cuestiona su credibilidad y competitividad a la sombra de la trampa.

Del 2011 al 2015 fueron detectados más de mil atletas que dieron positivo por doping en cerca de 30 disciplinas deportivas diferentes, nombres que increíblemente se quedaron en el anonimato y por lo tanto en la impunidad de federaciones y entrenadores que también estuvieron coludidos. Aunado a ello, sorpresivamente fallecieron el presidente y director de la Agencia Rusa Antidopaje, Nikita Kamayev y Vyacheslav Sinev, piezas claves en el escándalo que al final, con su muerte, se llevaron mucha información a la tumba.

Rusia pagó caro, derivado de una intensa investigación realizada por la Agencia Mundial Antidopaje, que arrojó que las propias autoridades rusas del deporte manipularon datos de controles en sus laboratorios con sede en Moscú, en 2020 se determinó que fueran excluidas de toda competición, incluidos los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, además de Juegos Paralímpicos y Campeonatos Mundiales.

La pieza fundamental para entender esto es el documental de Netflix llamado “Icarus”, ganador del Oscar en 2018, el cual reveló las entrañas de un doping estructurado y sistemático.

Y cuando parecía que el deporte ruso pagaría su castigo, llegó la guerra y con ello las condenas y los castigos, merecidos, pero que sin duda golpean a muchos empresarios de aquel país que han tenido que absorber pérdidas millonarias, uno de los casos más sonados fue del petrolero dueño del Chelsea del futbol de Inglaterra, Román Abramovich, quien sagazmente decidió ceder el manejo del equipo y empresa a una fundación, y salir de suelo inglés antes de que sufriera alguna reprimenda.

Otro caso es el dueño de la empresa rusa de fertilizantes, Uralkali, es el principal patrocinador de la escudería Haas de la Fórmula 1, además, el hijo del dueño de Uralkali es uno de los pilotos, Nikita Mazepin, en el último test de Barcelona, los coches salieron sin la marca rusa y el riesgo de que corran a Mazepin es latente; a estos casos, obvio están los más sonados, la cancelación del GP de Rusia en el calendario siendo el Gran Premio que más dinero deja a la organización, sólo 50 millones de dólares en derechos, la más lucrativa en Europa, y otros miles más en turismo y patrocinios; ni que decir del cambio de sede de la final de la Champions League de este año, que se jugaría en San Petersburgo y ahora será en Francia.

Porque como escribiera Francisco Umbral, poeta, periodista, novelista, biógrafo y ensayista español: “El deporte es una estilización de la guerra”; una guerra sin sentido que también mancha al deporte.

Luis Enrique Alfonzo en Twitter: @LEAdeportes