En México, sepa o no del tema, el presidente toma todas las decisiones; nadie en el Gabinete puede, por sí solo, tomar una decisión, se trate del secretario de Hacienda, de Economía, Relaciones Exteriores o de Energía, todo gira en torno al interés mediático y político del presidente y no de la nación, como lo que está sucediendo con el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard.

El trabajo diplomático

Resulta que el contexto internacional está muy tenso. El problema entre Estados Unidos y Rusia por Ucrania está poniendo al mundo al borde de lo que podría ser la tercera guerra mundial o un conflicto armado sin precedentes. La vicesecretaria de Estado, Wendy Sherman, aseguró que existen indicadores de que Putin “hará uso de la fuerza militar en algún momento, quizá entre ahora y mediados de febrero…no sé qué pasa por la cabeza del presidente Putin. Solo hay una persona que lo sabe, y es el propio presidente, creo que incluso las personas que lo rodean no saben lo que hará al final”.

Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, confirmó que ha respondido por escrito, de forma “coordinada con los aliados”, “expresando las preocupaciones por la actitud rusa” y rechazando junto con los aliados de Europa la exigencia rusa de descartar la ampliación al Este de la OTAN. El secretario de Estado de EEUU también ha explicado que Estados Unidos ha establecido en sus propuestas un “camino diplomático serio para que Rusia lo tome de forma pacífica y evitar un conflicto. Pero, en todo caso, estamos preparados para que pase lo contrario”.

De este modo, se requiere de un trabajo diplomático fino, no solo por parte de los países en conflicto, sino de los aliados de cada una de las grandes potencias, en donde México juega un papel importantísimo para coadyuvar a una salida diplomática.

La improvisación

Sin embargo, muy lejos y con muy poca estatura, AMLO está utilizando la cancillería como agencia de colocación para sus cuates y los de su esposa, la Primera Beatriz Gutiérrez Müller; dicha situación, envía mensajes muy equivocados a la comunidad internacional con respecto al lado por el que México está jugando, si es con su aliado natural Estados Unidos o bien, con un populista dictador como Vladimir Putin.

Un tercer punto, que deja muy mal parada a la administración de AMLO y a México, como un país bananero, es que haga a un lado al canciller Ebrard con fines propagandísticos para, de cara a la sucesión presidencial, favorecer a su delfín, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum.

Tratar de imponer a impresentables como Pedro Salmerón como Embajador de México en Panamá o al exgobernador de Sinaloa, como embajador en España o insultar, un día sí y otro también, a España y a su gobierno.

Imponer cónsules que no son de carrera diplomática en países y ciudades de importancia internacional como en Turquía, con una periodista como Isabel Arvide, que ha vivido del conflicto o la ex gobernadora de Sonora, que su mayor mérito fue apoyar a Alfonso Durazo para que ganara la elección de su estado.

Alianza del Pacífico

Lo peor, ocurrió en estos últimos días cuando, por las buenas gestiones diplomáticas de la Cancillería, México este miércoles asumió la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, Colombia y Perú y se iniciaron las negociaciones para la incorporación de Ecuador.

Pero, en una aberración institucional, AMLO mandó en su representación al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, en lugar de que, como debería ser, acudiera el canciller Marcelo Ebrard. En México a Ramírez de la O no se le ve “ni en pintura” y menos para aclarar los problemas por los que atraviesa la economía nacional, pero se dio tiempo para presumir en sus redes sociales la designación, en Twitter escribió:

“Un honor participar, en representación del Presidente @lopezobrador_, en la XVI Cumbre de Líderes de la @A_delPacifico, en Colombia, con los presidentes de Colombia @IvanDuque; Perú @PedroCastilloTe, y Chile @sebastianpinera. México asumió la presidencia rotativa de la Alianza”.

Rogelio Ramírez de la O

Es posible que al presidente le moleste que el canciller Marcelo Ebrard empiece a salir mejor calificado en las encuestas que su delfín, Claudia Sheinbaum.

Esto sí molesta mucho a AMLO, quien valora más su enojo y preocupación por la sucesión presidencial que el entorno internacional actual, donde México juega un papel preponderante. Hay que recordar que actualmente nuestro país ocupa un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, el presidente se olvida de la diplomacia, se olvida de la economía y de lo social y solo le da importancia a quién podrá continuar con su proyecto unipersonal. A diario nos repite lo de su “testamento” porque eso es de lo que quiere que se hable, lo que realmente le importa.

Esperemos que no termine por destruir lo que funciona del andamiaje institucional y no quede como un populista ridículo y fracasado más, de los que Latinoamérica ha dado muchos.