Frente al paso imponente de Morena en las encuestas, así como los altos niveles de aprobación del presidente López Obrador, la oposición busca cualquier instrumento o mecanismo para atizar la guerra sucia. De hecho, esa hostilidad escaló luego del tropiezo de Xóchitl Gálvez en el debate presidencial. Eso, desde luego, aceleró el descenso de la candidata del Frente en pleno proceso de campaña. Incluso, Claudia Sheinbaum ha dado una demostración más de la capacidad política que tiene para tomar las riendas del país. Por eso la desesperación y la frustración de los grupos conservadores que, ante la decisión que ha tomado el pueblo para apoyar el proyecto de la continuidad, ha hecho que la derecha caiga en detrimento.

Podemos estar seguros de lo que pasará el próximo dos de junio. Es más, será un hecho histórico. Mientras tanto, es importante seguir defendiendo la democracia y la soberanía. De hecho, eso ha sido uno de los motivos que han impulsado a la oposición para arreciar el clima de hostilidad. Con el pretexto o la mala percepción que tiene el Frente, acudió al órgano electoral para reunirse con algunos consejeros. El fin, queda claro, es tratar de censurar el ejercicio que realiza el presidente en sus conferencias de prensa. La explicación más simple a todo esto, es la incapacidad de la derecha por construir una campaña de altura y, a su vez, golpear la imagen de López Obrador.

Si llegase a ocurrir una determinación sesgada de los consejeros electores, sería contraproducente no solamente para la democracia que estamos viviendo, sino para el propio Frente Amplio por México. De entrada, desencadenará un malestar social y, de manera paralela, nacerán más órganos de información que, en definitiva, darán su respaldo al presidente Obrador. Mientras se discuta este tema, el Frente sigue sin lograr esa empatía o conexión con la población civil. De hecho, con manipulación de contenido y estrategias perniciosas, no lograrán prácticamente nada más que agonizar su detrimento. Incluso, no hay argumento alguno o justificación para llevar una queja de esa naturaleza. Lo que sucede, queda claro, es una intentona desesperada por el fracaso que ha significado Xóchitl.

Lo que tampoco se justifica, de ninguna manera, es la empatía de algunos actores políticos de la derecha por defender las acciones que llevó a cabo el gobierno de Ecuador. Además del servilismo, habla del poco conocimiento que existe en diplomacia y soberanía. Lo que pasó en Quito no debe suceder en ningún país del mundo. El asalto a la embajada de México fue una violación flagrante a la autonomía y democracia, máxime si se hace con violencia a través de las fuerzas públicas.

A raíz de ello, coincido totalmente con la postura que ha tomado la mayoría de actores en la clase política, lo mismo que los líderes mundiales. En México, por ejemplo, tenemos que destacar la posición de Ricardo Monreal al salir en respaldo del presidente López Obrador. Un llamado como el que realiza el zacatecano, en este momento crucial, es de gran ayuda para que los millones de mexicanos que respaldamos las políticas públicas, cerremos filas con Andrés Manuel López Obrador. Como sabemos, son momentos decisivos que atraviesa nuestra nación, especialmente en la democracia participativa.

No hay, está demostrado a lo largo de la historia, nada que pueda detener el respaldo ciudadano. No podemos llamarle crisis, ni mucho menos una tensión fuerte con lo que pasa. Lo que sucede, queda claro, son estrategias políticas ante los altos índices de aprobación del presidente y, desde luego, por la auténtica democracia que vivimos en México. Por esa sencilla razón, es importante que apoyemos la posición que ha tomado el mandatario por suspender relaciones diplomáticas con Ecuador y, con ello, tomar cartas en el asunto. De hecho, los propios organismos internacionales han condenado lo que sucedió.

Entonces, hay un reclamo generalizado y una solidaridad ante el clima que buscan generar no solamente desde Quito, sino con los propios grupos conservadores que, no me extraña de ellos, han decidido avalar la postura del gobierno de Daniel Noboa. Solo con ver posturas como la de Lilly Téllez, nos podemos dar cuenta. A ella, de hecho, le llena de orgullo el asalto a la embajada de México en Ecuador. Eso, además de traición a la patria, es el nivel tan pobre que ha mostrado el Frente Amplio por México, empezando por su candidata presidencial.

La buena noticia para México es que, en definitiva, somos millones de mexicanos los que estamos con López Obrador. Eso, en su gran mayoría, es la base social que, de igual forma, apoyamos el proyecto de transformación que encabeza Claudia Sheinbaum para el próximo sexenio. Ella, de hecho, ha actuado con mucha responsabilidad con el posicionamiento de apoyo al mandatario, lo mismo su primer círculo de campaña. Entre ellos, por supuesto, la postura que ha mostrado Ricardo Monreal para hacer un llamado a cerrar filas con el presidente. Incluso, en estos momentos es crucial que voces tan experimentadas como la del zacatecano hagan un llamamiento de esa naturaleza.

Y alguien que ha sido partícipe de la democracia, como Ricardo Monreal, merece el reconocimiento público por ser, ni más ni menos, un constructor de una cultura participativa por las causas justas.

Como sabemos, México ha enfrentado un gran reto desde que Morena llegó al poder, especialmente porque hubo necesidad de construir muchas políticas públicas que, naturalmente, son fundamentales para el desarrollo, educación, salud y, por supuesto, el fortalecimiento de la democracia. Las condiciones se dieron con el trabajo relevante que ha llevado a cabo Ricardo Monreal desde el legislativo federal. Entre muchas cosas más, ha sacado adelante una agenda de leyes y reformas constitucionales al punto en que, políticamente hablando, son el pilar o la base del progreso que vive nuestro territorio nacional. Así que, con ello, como no reconocerle al zacatecano su contribución y su participación activa, sobre todo en la lucha por la democracia y la soberanía.