Nada nuevo. Pero lo que me parece más grave aún es que exhibió en dónde vive el periodista  y dio datos de uno de “las numerosas casas y departamentos que él y su familia tienen”. Que un presidente de datos personales de un ciudadano al que gobierna ¿no es grave? Porque su función según él es gobernar para todos. Y no. Solo gobierna para quienes lo idolatran y enaltecen, pero para quien lo evidencia, ya no es presidente y se vuelve un especie de villano de película.

Desde niña yo veía la figura presidencial como esa persona que cuidaría de mí y de mi familia para vivir bien y vivir mejor… qué lejos ha quedado esa imagen en mi mente y en mi corazón.

El propio presidente ha dicho en reiteradas ocasiones que no se le debe manchar la investidura presidencial y que nunca va a permitir manchársela  y que debe de cuidarla mucho y bla, bla, bla. Yo me pregunto: ¿Exponer a un ciudadano desde su posición de poder, con datos domiciliarios, no mancha su investidura presidencial? Porque él, solo él solito se coloca como un hombre vengativo (aunque hoy dijo que lo suyo no son las venganzas, lo ha dicho cientos de veces de hecho) él solito se coloca como un hombre que por tener el poder puede, si quiere, exponer tus bienes inmuebles o tus ingresos en su mañanera en cadena nacional si se le antoja, para vengarse. 

El propio presidente se coloca a sí mismo como un hombre al que no le importan las mujeres asesinadas en este país ni los niños con cáncer que no están alcanzando a obtener su tratamiento,  a él lo que le importa es él y él a su vez, al quererse “auto-defender” termina por mancharse, por ensuciar esa, su investidura presidencial que tanto dice querer cuidar y amar.

Hoy también dijo durante la mañanera que no se iba a reunir con el grupo de artistas que claman por la cancelación del Tren Maya, precisamente por eso, porque mancharían su preciada investidura presidencial, porque sería una reunión digamos con tintes “personales” y que, de plano, no confiaba…

Y justamente, el que el presidente hubiera accedido a reunirse con este grupo de artistas también  lo hubiese enaltecido en  su investidura presidencial.

Entonces sí, se hubiera colocado en un nivel presidencial, con un nivel  de debate respetuoso, de escucha y de humildad. Entonces cómo pueden ver, ya nos queda claro que el presidente es el único que mancha su investidura presidencial, el presidente es el único que se levanta por las mañanas para “joderse” a sí mismo…

Él es el único que se hunde, el único que políticamente hablando se golpea constantemente. No necesita prensa que lo haga, no necesita de Krauze o del propio Loret, o de artista alguno, él solito lo hace .  

¿Qué no se ha dado cuenta? Pero, como he comentado en otras ocasiones, el presidente no se deja asesorar, alguna vez me lo comentaron y le creo a esa persona. Se hace lo que él quiere y lo que él dice, como él quiere y en el momento que él lo decide. Y eso está acabando con su carrera política, y por eso algunos han ido brincando del barco llamas Morena, porque saben que sus arranques y sus dichos terminarán por ahorcarlo políticamente hablando…

Porque aunque algunos de sus seguidores digan que se mantendrá muy fuerte en todas las elecciones venideras su partido político Morena, la verdad de las cosas es que el presidente solito se está desinflando y el presidente es Morena, no lo podemos negar. Son una misma cosa.

Aunque Mario Delgado grite y patalee y se les salgan los ojos por llamar la atención como líder de Morena, no tiene cero arrastre como tal. El único que siguen siendo líder de Morena es el presidente, sin decirlo ni mencionarlo, él sigue moviendo piezas de su partido. No cabe duda, claro que es muy inteligente el presidente, pero la ira y la sed de venganza lo ciegan y es ahí cuando mancha su investidura y nos mancha a todos. Porque lo que a él le pase nos afecta a todos.

Cada día caigo un poco más en esta sensación de que no tenemos ya salida.

Lidiar con un hombre de la edad de el presidente para tratar de asesorarlo, guiarle y aconsejarle es ya prácticamente imposible.

Estamos perdidos. Fríamente trato de pensar en algo que ponga a salvo al presidente de esta catástrofe y no encuentro nada.

Quizá el tiempo me dé la razón o me desmienta.

Confío en que sea lo segundo.

Es cuanto