Dos décadas tardó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para determinar que las pruebas en contra de Juana Hilda eran insuficientes, nulas… veinte años tardaron en aceptar que sus declaraciones habían sido hechas bajo tortura. El pasado 11 de junio, la Corte determinó la liberación absoluta de Juana Hilda González Lomelí. Ella fue acusada de ser el gancho para secuestrar a Hugo Alberto Wallace.

Tardaron 7,300 días para determinar lo que desde un principio se sabía: Juana Hilda y demás acusados -por la “ciudadana” Isabel Miranda- se habían declarado culpables mientras eran torturados, todos. Conforme pasaba el tiempo, salieron a flote en ese mar negro en el que navegaba Isabel Miranda, sus mentiras y contradicciones.

Un caso lleno de irregularidades, cuyo sello fue una gota de sangre encontrada siete meses después en el departamento en el que supuestamente había sido descuartizado su hijo; una sola gota, “sembrada” como estrategia, para comprobar que ahí se había cometido el crimen.

El caso se mantuvo, y los presuntos culpables presos, gracias al poder que le fue otorgado a Isabel. Los acusados eran sometidos de manera constante a toda clase de horrores, de vejaciones. Se presume que a Isabel Miranda de Wallace o de Torres le era permitido entrar y salir de los penales, de los ministerios públicos como si fuesen su casa; se dice que la señora Isabel, la elegante, la iracunda, pero llena de venganza oculta era la que ordenaba las torturas y que presenciaba algunas…

Juana Hilda, después de ser señalada como el señuelo para el secuestro de Hugo, fue trasladada a la SIEDO, y bajo tortura y el efecto de las drogas que le fueron suministradas, confesó lo que le instruyeron e incriminó a los demás.

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Brenda Quevedo, otra de las señaladas por Isabel Miranda de Wallace, está en prisión domiciliara. Ella estuvo 15 años en prisión preventiva, la mantuvieron aislada… la sometieron a un suplicio para que confesara. Estuvo en Santiaguito y en las Islas Marías en donde fue golpeada y abusada sexualmente. Brenda tuvo que despojarse de todos sus sentidos para poder sobrevivir aquel infierno, a aquellos años de martirio; la despojaron de todo, solo le dejaron el terror para que éste la envolviera todo el tiempo.

Felipe Calderón otorgó el “Premio Nacional de Derechos Humanos” a Isabel Miranda… Calderón también le dio a Luis Cárdenas Palomino la “Medalla al Mérito Policial”, el mismo que torturó a Israel Vallarta quien lleva preso casi veinte años.

Isabel Miranda, la que serpenteó por los rincones del gobierno, la que se codeó con los poderosos, la que fundó la asociación “Alto al Secuestro”, la mujer henchida de poder, hasta se postuló para ser jefa de gobierno de la Ciudad de México.

Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, el expresidente de México, ahora refugiado en España, el que condecoraba a torturadores, el que llegó al poder “haiga sido como haiga sido”, el que incendió al país llenándolo de sangre y de violencia, es el que vive hoy tranquilo y millonario en Europa sin remordimiento alguno.

Brenda y Juana Hilda lo perdieron todo. Tienen que reconstruir su vidas, se las hicieron añicos; deben unir pieza por pieza, buscar con tiempo y calma las pequeñísimas partes que están perdidas; tendrán que recobrar su autoestima destrozada; volver a tomar entre sus manos esos sueños que de la noche a la mañana les fueron arrebatados. Difícil o casi imposible les será dejar en el olvido el horror de la prisión, en donde apenas se duerme, donde apenas se come; en el que si cometes una falta te encierran en una celda de dos por dos, con la luz encendida las 24 horas, en donde los ruidos son los mismos, los ecos, los llantos intensos, histéricos, para luego escuchar y ser tragadas por el siniestro silencio…

Brenda y Juana Hilda fueron víctimas del sistema, y ahora tienen la oportunidad de retomar su vida, dando vueltas bruscas para esquivar los recuerdos amargos, los traumas, seguir adelante y poco a poco brincarlos hasta que se vuelvan invisibles…

¿En dónde está Isabel Miranda de Wallace? ¿Has visto a Isabel Miranda de Torres?” “¿La conoces?” Hemos de poner su rostro en espectaculares, hemos de asegurarnos de que su muerte no es también un montaje.

Juana Hilda inicia una nueva vida y Brenda Quevedo deberá hacerlo también, aunque sea veinte años después…