Francisco Gabilondo Soler, el grillito cantor “Cri-Cri”, escribió su canción “El comal y la olla” en 1945, la cual comienza así: “El comal le dijo a la olla, oye olla, oye, oye”. Esta canción infantil retrata de manera graciosa e inteligente ese incómodo momento en que alguien critica algo y él está peor. Algo similar parece ocurrir con la reciente crítica hecha por parte de la armadora norteamericana de aviones Boeing, a su contraparte europea Airbus.

Sí estimado lector, lo hizo a pesar de que sobre los hombros de la compañía estadounidense pesa el fiasco del B737MAX, modelo de avión el cual tuvieron que bajar a tierra todas las aerolíneas que arrendaron un equipo de este tipo, y dejarlos ahí por un buen rato, hasta que se solucionó el tema del software. El documental “Downfall” (Descenso en español) disponible en Netflix detalla todos los errores que cometió Boeing con este equipo en su afán de ganarle la batalla a Airbus.

Pero no es lo único, a esto hay que sumarle que la Agencia Federal de Aviación (FAA) considera que otro modelo, el Boeing 787 Dreamliner, tiene incompleta la documentación necesaria para su certificación, y ha devuelto partes de ella al fabricante de aviones. Otro escollo es que la FAA ha advertido que ya no podrá “autocertificarse” en los aviones B787 Dreamliner.

Donde comen dos, comen tres, dice el refrán. En el caso de Boeing, donde tienen problemas dos equipos, lo tienen tres. Y es que también enfrenta la suspensión de la producción de su modelo de avión B777X, cuyas pérdidas por tal motivo ya ascienden a los $1,242,000,000 USD (Un mil doscientos cuarenta y dos millones de dólares).

¿Qué puede criticar la Boeing a la europea Airbus? Recientemente la armadora norteamericana ha externado preocupación en torno al nuevo modelo de la Airbus el A321XLR, haciendo señalamientos con respecto al área dónde han colocado el tanque de combustible, esto es en el fuselaje y no como lo tienen la gran mayoría de los aviones, en las alas.

Por tal motivo, Boeing alerta que se corre el riesgo de que los equipos se incendien. La Agencia de la Unión Europea para la Seguridad Aérea (EASA) está imponiendo condiciones especiales para asegurarse que el fuselaje central, donde se encuentra ubicado el tanque del combustible, sea protegido de manera adecuada, para el eventual caso de una exposición externa al fuego.

La propia Airbus ha confirmado que los nuevos modelos han sido reforzados y que el modelo A321XLR tiene más alcance de vuelo que su competidor directo el B737MAX; esto es, que puede volar una distancia más larga, lo que permite reducir las escalas para la recarga de combustible y atacar otros mercados.

Para que quede más claro, hagamos la siguiente comparativa de los modelos de Airbus: un avión modelo A320Neo tiene un alcance de 6,500 kilómetros, y una capacidad de 240 asientos. El siguiente modelo, el A321LR, cuenta con la capacidad de volar hasta 7,600 kilómetros, con una oferta de 220 asientos, y finalmente el más reciente y que está generando “discordia”, el A321XLR, puede volar hasta 8,700 kilómetros con 200 asientos.

Mientras que los modelos de Boeing presentan las siguientes características: el B737MAX9 tiene un alcance de 6,658 kilómetros y 192 asientos, y el más reciente de la familia, el B737MAX10 que fue hecho para competir directamente contra el A321Neo, su alcance es de tan sólo 5,960 kilómetros y 230 asientos.

En esta lucha encarnada por ver cuál es el modelo de equipo que más prefieren adquirir las aerolíneas, Boeing señala con dedo flamígero al nuevo avión de la armadora europea, pero como en la canción de Cri-Cri, resulta un sinsentido, pues fue precisamente el afán por ganarle a Airbus, que la armadora norteamericana cometió un sinfín de errores en la construcción de su modelo B737MAX.

Sabemos lo importante que es la recuperación de la industria aeronáutica, pero parece que los dueños de Boeing no aprenden; tenían un acuerdo en puerta con Embraer, armadora brasileña de aviones, pero no se pudo concretar. La armadora “verde-amarela” está teniendo acercamientos con Hindustan Aeronautics (India), para desarrollar nuevos equipos.

Las armadoras, todas, deben tomar con seriedad que antes de ponerse a competir por “ganar las preferencias de las aerolíneas y qué modelos de avión usarán”, lo verdaderamente importante es la seguridad con la que desarrollen sus nuevos aviones, que exhaustivamente pasen por todos los filtros que tengan que pasar, que cumplan irrestrictamente con todas las reglamentaciones y lo más importante, que estos aviones no sean un riesgo, sino que inspiren certeza en los usuarios de aviación, y que incluso, sientan “deseo” de volar en ellos.

Díganme ustedes estimados lectores, como usuarios de las aerolíneas ¿qué tanto les preocupa en qué modelo de avión de están viajando? ¿les da más certeza que sea en un equipo de la Boeing, Airbus, Embraer o les da igual?, me gustaría mucho poder saber su opinión. Dígamelo de mañana, tarde o noche; aquí sí hay modo de que lo escuche.